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Adriana Castillo Bolaño, una mujer defensora de la salud

Por

ROCÍO E.

FONTANILLA

DAZA

En este Día Internacional de la Mujer, destacamos a la doctora Adriana Castillo Bolaño, quien decidió desde su adolescencia estudiar Medicina, impulsada por el apoyo de su familia, logró su objetivo y aún sigue cultivando esa pasión de brindar bienestar a las personas que requieran una mejor calidad de vida.

Graduada de la Universidad Libre de Barranquilla desde 1998 con Especialización en Gerencia y Auditoría de la Calidad de los Servicios de Salud. Ha tenido la oportunidad de trabajar en varias empresas y entidades del sistema de salud que le han permitido conocer los procesos desde las EPS, las IPS y los entes territoriales.

Se ha desempeñado como médico asistencial en varios hospitales del departamento del Magdalena, laboró varios años en el Régimen Subsidiado en Salud como médico administrativo, también fue directora regional de EPS,  Secretaria de Salud Distrital hace once años en Santa Marta y actualmente como directora regional de una IPS, donde se siente muy afortunada de ser parte de este sector de la salud en la ciudad.

“Cuando era estudiante de Medicina quería ser cirujana, pero por diferentes situaciones fui encaminándome por el área administrativa, tuve mi primera oportunidad laboral en este campo en el Ministerio de Salud y a partir de esa experiencia tomé la decisión de estudiar y formarme en estas áreas administrativas que hoy me apasionan, ya que me permiten conocer el sistema desde una perspectiva más amplia y de igual forma, aportar soluciones colectivas, no para un solo individuo sino para un grupo amplio de personas en nuestra sociedad”, señaló.

En la actualidad, la doctora Adriana manifiesta sentirse satisfecha, porque ha podido desarrollar sus potenciales y ponerlos al servicio de la comunidad y de Santa Marta. “Ser mujer y ser médico te hace doblemente empática y esforzada por buscar soluciones transformadoras en todos los espacios en los que te mueves, personal, laboral, social, dándole siempre respuestas a los pacientes y usuarios que recurren a nuestra atención”.

¿Cómo mujer profesional sientes que puede ser ejemplo para otras mujeres?

“Claro que sí, ser mujer, profesional, madre cabeza de familia, no es fácil, pero te reta diariamente a dar lo mejor de ti, muestras a otras mujeres que podemos cumplir el rol de madres, hijas, hermanas, amigas y al tiempo crecer y desarrollarnos en nuestras profesiones o en el oficio que desempeñemos, siendo conscientes de que lo hacemos con un propósito, de aportar, de dar, de formar, servir. Estoy convencida de que como mujeres debemos ser igualmente solidarias entre nosotras, las mujeres siempre hemos formado grupos, somos como redes de apoyo para criar, trabajar y producir para transformar la sociedad, siempre tenemos referentes, mujeres que nos motivan, que nos hacen movernos hacia adelante con su historia de vida. Espero siempre poder ser un poquito de esto”.

¿A qué retos te has tenido que enfrentar en el transcurrir de tu carrera?

“Varios, los primeros años de ejercicio laboral fue en municipios del departamento del Magdalena, la movilidad no era fácil, en algún momento las situaciones de orden público fueron muy difíciles. Luego viene el posicionamiento como profesional, debes trabajar duro, dar la milla extra. Cuando nació mi hijo, por situaciones especiales, tuve que retornar al trabajo antes de terminar mi licencia de maternidad, por ejemplo, horarios de trabajo extensos y llegar a la casa a jugar, y a contar cuentos. Empezar de cero con empresas que apenas se abrían paso en el país y hoy se posicionan como las más grandes. El reto más importante de todos, dar los mejores resultados al tiempo en tu vida profesional y en tu vida personal, en esto Dios y mi familia han sido mi gran apoyo”.

¿Como madre, hija, hermana y amiga que mensaje puedes dejar para la sociedad?

“Las mujeres tenemos una sensibilidad especial dentro de nuestras familias para ser líderes, formadoras, consejeras, transformadoras, eso siempre debemos tenerlo presente en cada uno de los espacios en los que nos encontremos, lo que damos, lo que hacemos, lo que decimos, las decisiones que tomamos, la forma como encaramos la vida misma, trasciende no solo a los hijos familiares y amigos, también a nuestros entornos laborales, nuestro barrio, comunidad, y sociedad en general.

Debemos siempre estar conscientes de que somos fuerza, que mueve, que impulsa, que motiva y que cuando a veces sentimos flaquear, porque nunca podemos olvidar que no somos perfectas, que a veces fallamos, nos equivocamos, nos tropezamos, debemos escarbar en nuestro interior para reencontrarnos, recomponernos, aceptarnos con nuestros errores e imperfecciones y amarnos como somos para poder reflejar ese sentimiento a nuestro alrededor”.

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