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Reconocidos activistas de varios países escribieron una carta en la que manifiestan su respaldo al pueblo kankuamo y le piden al Gobierno colombiano más protección ante los ataques que ha sufrido la comunidad.
Luego de que se conociera que un centro ceremonial del pueblo kankuamo, de la Sierra Nevada de Santa Marta, fuera incinerado en el corregimiento de Atánquez, a una hora de Valledupar (Cesar), defensores de derechos humanos de varios países se unieron para manifestar solidaridad con los indígenas y para solicitarle al Gobierno colombiano protección.
En una breve carta 14 reconocidos activistas expresaron su preocupación con lo que está sucediendo en territorio kankuamo. “Consideramos que las agresiones al pueblo kankuamo representan amenaza en contra de su vida física y cultural”, señalan en un apartado, al tiempo que resaltan la importancia de su cultura: “Nosotros conocemos y hemos sido testigos del trabajo que hace el pueblo kankuamo por la protección del Corazón del Mundo. Su labor de cuidado del territorio sagrado es un ejemplo para todos los pueblos indígenas que diariamente buscan contrarrestar los efectos nocivos que han creado las decisiones inconsultas de los diferentes gobiernos, sobre nuestros territorios, y la implementación de un proyecto económico basado en la explotación de recursos naturales”.
La misiva está firmada por Grover Cleveland Gauntt III, de Estados Unidos; Anette Schorr, de Colombia; Mario Murillo, de Estados Unidos; Adriana Vásquez, de Colombia; Karimu Unusa, de Camerún; Fredrick Ssenyonga, de Uganda; Liaquiat Ali, de Reino Unido; Noemí Santana, de Estados Unidos; Ruth Anna Buffalo, de Estados Unidos; Laura Salas, de México; WITNESS, Evariste Ndikumana, de Burundi; Francisco Lugoviña, de Estados Unidos; Benson Khemis Soro Lako, de Sudán del Sur y Rami Avraham Efal, de Estados Unidos.
A los ojos de estas personalidades, el pueblo kankuamo “ha resistido y fortalecido su identidad en la relación constante que tienen con el territorio. Hemos aprendido de la experiencia de este pueblo cómo la alianza del conocimiento ancestral y del autogobierno, hacen de la Sierra Nevada un lugar de conservación y preservación de la Madre Tierra. Esta labor, sin duda, la han logrado por medio del fortalecimiento de la espiritualidad del pueblo y el cuidado de los sitios sagrados”.
Por este motivo consideran que los constantes ataques que ha recibido la comunidad son una “ofensa directa a la espiritualidad del pueblo y a la Madre Tierra. Con la quema de las casas sagradas se está poniendo en riesgo el equilibrio del mundo y la protección que hace el pueblo kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta”.
En relación con el último ataque que padeció el pueblo kankuamo, manifiestan que “es una muestra de las constantes amenazas que sigue sufriendo el Corazón del Mundo, el pueblo kankuamo y los hermanos kogi, wiwa y arhuaco (…) Este ataque hace parte de una larga cadena de violaciones de los derechos humanos de la Madre Tierra y del pueblo kankuamo”.
Por estas razones solicitan al Gobierno colombiano que se articule con el gobierno del pueblo kankuamo y tome todas las medidas necesarias para que ese tipo de hechos no vuelvan a ocurrir. “Solicitamos al gobierno colombiano y las instituciones relacionadas acompañar al pueblo kankuamo en la investigación y sanción de las personas responsables material e intelectualmente de los ataques”, apuntan.