HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Creación del Liceo Celedón, proyectó el inicio de una Universidad en el Magdalena

El propósito de esta iniciativa era la de darle oportunidad universitaria a los estudiantes que egresaran del claustro liceísta.  El asunto fue mirado con entusiasmo por parte de un amplio sector popular y cobró certeza por cuanto la idea emanaba de la persona que tenía en sus manos la dirección administrativa y la conducción de las finanzas del departamento.

A comienzos del siglo XX, se seguía lamentando la pérdida de una institución de educación superior en la capital del Magdalena. Esa fue la Universidad del Estado del Magdalena desaparecida durante el periodo radical liberal. Las ruinas económicas de la ciudad y el departamento se notaban de forma considerablemente dramática. Las pugnas larvadas entre las plazas de Santa Marta y Ciénaga durante el periodo de la regeneración fue una constante, en especial la confrontación de 1895, como también la cruenta Guerra de los Mil Días (1899-1902) jugó de forma adversa sobre el progreso del territorio.

Así las cosas, la educación se vio afectada por estas condiciones políticas y sociales. Sumado a que en 1903 sufre la pérdida de Panamá por la obtención de su carta de naturaleza. El “Magdalena Grande” atempera estas penurias educativas y de aspectos sociales y culturales, solamente en 1905 cuando en medio de la Hegemonía Conservadora se funda el colegio insigne de la jurisdicción, lo cual se logra concretar en el marco de los esfuerzos que se venían adelantando para restaurar una universidad pública en el Magdalena.

El Liceo Celedón se constituye por iniciativa de Rafael de Armas –Gobernador– y José Antonio Iguarán Araujo –Secretario de Educación–. Pese a la frustración que había por no tener una universidad pública en el Magdalena, desde una visión liberal, se mantuvieron esfuerzos para reinstaurarla. Aunque no se logró concretar la consolidación de otra institución de educación superior, con la creación del Liceo Celedón, sus promotores pensaban que, pronto, por esa manifestación de necesidad de contar con una institución estatal de educación superior en Santa Marta este colegio sería la punta de lanza para obtenerla, pero no tuvieron el alcance y la red de apoyos necesaria para conseguir este cometido.

El colegio Liceo Celedón nace en medio de adversas circunstancias después de los tratados que pusieron fin a las confrontaciones partidistas de los tradicionales movimientos ideológicos y la pérdida de Panamá. La creación de esa nueva institución educativa en el Magdalena, a pesar de todas las calamidades sociales sufridas en el periodo finisecular y en los albores de esa centuria, fue un avance en el desarrollo instruccional, aun cuando en la primera etapa de su historia fue un remanso de conocimiento para las familias privilegiadas de Santa Marta y las provincias, en el futuro sus estudiantes asumirían un papel protagónico en los diferentes movimientos que se gestaron en el siglo XX ,en procura de la restauración de la Universidad del Magdalena.

Creación del Liceo Celedón, proyectó el inicio de una Universidad en el Magdalena

En las dos primeras décadas de este siglo no se percibe ningún intento de las comunidades del Magdalena por superar el estado de postración intelectual.  El fervoroso afán de concentración de tierras y el deseo de mantener a la población en la miseria y el analfabetismo fueron notorias expresiones y decisiones que salieron de los gobernantes de turno.

PRIMERA INICIATIVA

El “Celedón” se convirtió en el máximo espacio de formación secundaria a la que podrían aspirar las capas inferiores de la sociedad. Unas décadas más tarde, en 1921, siendo Lázaro Riascos Capella gobernador del Magdalena encabezó una iniciativa para restaurar una Universidad en la capital del Magdalena, iniciativa que no pudo concretarse, por las conocidas insuficiencias presupuestales seccionales y, ante todo, por el desinterés de las élites empresariales y políticas departamentales por apoyar este proyecto.

Creación del Liceo Celedón, proyectó el inicio de una Universidad en el Magdalena

El propósito de esta iniciativa era la de darle oportunidad universitaria a los estudiantes que egresaran del claustro liceísta.  El asunto fue mirado con entusiasmo por parte de un amplio sector popular y cobró certeza por cuanto la idea emanaba de la persona que tenía en sus manos la dirección administrativa y la conducción de las finanzas del departamento.  Sin embargo, con el correr del tiempo se fue diluyendo el proyecto por situaciones complejas que lo hicieron irrealizable.

Igual suerte corrió otra intención, que en esta ocasión alcanzó a concretarse en 1929, con el inicio de actividades en la carrera de Derecho, pero esta nueva Universidad del Magdalena tampoco obtuvo el apoyo financiero y político necesario, y adicionalmente contó con la oposición manifiesta de estudiantes samarios en Bogotá, que abiertamente se opusieron a la consolidación de tal institución.

Las principales causas para que estas iniciativas educativas no se dieran, radicaban básicamente en los frecuentes desaciertos de los mandatarios locales en la toma de decisiones, el aislamiento al que estuvo sometido políticamente hablando por el nivel central, la poca credibilidad política, la crisis fiscal que sacudió para ese entonces al Departamento y el poco apoyo de las fuerzas económicas. De esta manera, al no darse esta propuesta instruccionista la comunidad magdalenense volvió a padecer de otro desengaño.

TERCER INTENTO POR CREAR LA UNIVERSIDAD

Pocos años después, el Magdalena sufre una tercera frustración por ver nacer una universidad en su territorio. La reforma educativa de los años veinte avivó la polémica en todo el territorio nacional sobre la necesidad de brindarle mayor apoyo financiero a la educación y la modernización de todo su aparato institucional.

El debate impulsado por eminentes figuras comprometidas con la educación y la ciencia salidas de las entrañas de ambos partidos empujó al presidente Pedro Nel Ospina a emprender acciones transformadoras con tendencias laicistas.  Era simplemente llevar a la educación al nivel de las innovaciones que se estaban dando en otras naciones.

Cosa que era factible si se aprovechaban de forma conveniente los dineros que se recibieron de los Estados Unidos por la separación de Panamá. Recursos que pusieron a muchos a soñar con la transformación de la sociedad en su superestructura sin contar con la tozuda realidad que devoró como por encanto las finanzas recibidas.

El Magdalena aprovechó la coyuntura para volver a poner sobre la mesa la iniciativa de la creación de la Universidad. En ese momento se daban algunas condiciones que favorecían la propuesta; especialmente, las relacionadas con el fervor que aglutinaba a los estudiantes y el admirable compromiso de ilustres figuras de la jurisprudencia deseosos de fundar un centro universitario encabezado por los doctores Rodrigo Linero, Rodrigo Noguera, José Gnecco Mozo, Lázaro Diazgranados, Eduardo Bermúdez y Manuel F. Caamaño.

Creación del Liceo Celedón, proyectó el inicio de una Universidad en el Magdalena

Esta institución nació como una entidad privada al servicio de quienes tuvieran la posibilidad de sostener económicamente su financiamiento. A pesar de su carácter privatizador, era en ese momento la salida más adecuada para iniciar en firme un proceso educativo de nivel superior que pusiera en firme las bases para una futura universidad pública. Ese era el sentido en el tiempo, pero como en los anteriores casos se convirtió en una fugaz realidad.

Esta momentánea Universidad abrió sus puertas a la estudiosa juventud del Magdalena el 27 de abril de 1929.  La apertura de la Facultad de Derecho contó con un selecto grupo de docentes. Según el periódico El Estado, sus labores las inició en el local de la Escuela de Comercio –Calle 16 o Santodomingo– con las cátedras de Ciencia Constitucional, Derecho Civil, Derecho Romano, Economía Política y Filosofía del Derecho.  En el acto de inauguración de este templo del conocimiento hicieron presencia el gobernador José María Núñez Roca y todos los miembros de la Duma departamental.

PRECARIOS RECURSOS

Con este acercamiento entre los miembros de las distintas entidades administrativas del departamento y los dirigentes del Centro de Estudios, se vislumbraba la posibilidad de que el Gobierno del Magdalena hiciera el esfuerzo de ver posesionada financieramente la naciente Universidad, asunto que no prosperó, no solo por el desprestigio a las que habían descendido las figuras de Núñez Roca y Abadía Méndez, sino especialmente, por la precariedad en las que se encontraban los recursos departamentales y nacionales por efecto de las convulsiones sociales.

No todos los ciudadanos y estudiantes del Magdalena convergieron en la misma apreciación de ver conveniente para las comunidades del Magdalena la apertura de la Facultad de Derecho. Estudiantes de esta sección del país vinculados a universidades de Bogotá y de otras partes de Colombia hicieron pública su protesta contra la apertura del Centro Superior del Magdalena, caso inaudito y reprochado por distintos sectores de la sociedad que vieron estampado en el procedimiento los antivalores de deslealtad, egoísmo e injusticia proferidos por hijos de este departamento.

No se sabe hasta donde pudo tener incidencia la irregular actitud; pero, más temprano que tarde, cayó sobre la novísima institución universitaria la decisión de cierre, lo cual se manejó con criterios no comprobados relacionados con circunstancias presupuestales y nula ayuda del Gobierno. Sorprende que no exista en los archivos históricos ni registros en los periódicos de la época sobre movimientos o tendencias sociales que reclamaran la creación de un Centro Universitario en el Magdalena en el período correspondiente a los años de 1930 a 1956.

ESTUDIANTES EXIGIERON LA CREACIÓN DE LA UNIVERSIDAD

A mediados del siglo, en la fase final del régimen encabezado por la Junta Militar, un grupo de estudiantes del Liceo Celedón y del Colegio San Juan del Córdoba, gozando de la legitimidad política que recibió el estamento estudiantil a nivel nacional como actor social que había forzado la caída de Gustavo Rojas Pinilla, solicita la creación de la Universidad del Magdalena ante el gobierno nacional. Esta solicitud parece haberse formulado bajo la administración del gobernador militar Luis Millán Vargas, y se recibió una visita de funcionarios encargados de tramitar este tipo de solicitudes desde el gobierno nacional, que se proyectaba configurar bajo la dirección de la Universidad de los Andes, propuesta que tampoco llegó a feliz término.

Creación del Liceo Celedón, proyectó el inicio de una Universidad en el Magdalena

Las desacertadas actuaciones políticas y administrativas ejecutadas por el gobierno militar de Rojas Pinilla fueron minando su prestigio y empañaron su imagen de estadista.  Episodios como la masacre estudiantil de 1954, la represión violenta contra el desprotegido campesino, el doloroso acontecimiento del circo de toros en 1956, la censura a la prensa nacional, los enfrentamientos con la Justicia y la Iglesia, la negación de las libertades públicas, el enfrentamiento con los más caracterizados conductores políticos de los tradicionales partidos, el manejo desordenado de la economía, la incapacidad de acabar con la violencia y la dilapidación de los recursos del Estado, constituyeron algunos de los muchos factores que precipitaron la dictadura a su destrucción.

En la creación del Frente Nacional se destaca el compromiso de invertir el 10% del presupuesto en la Educación, asunto que estimuló el aceleramiento de apertura de nuevos programas educativos.

Un mes después de haber caído la dictadura militar, se realizó en Bogotá a finales de junio un congreso estudiantil con el objeto de organizarse como fuerza deliberante y reclamar un merecido espacio en los comités de formación frente nacionalista. El estudiantado había jugado un papel preponderante y decisivo en el descendimiento de la autocracia, y era de justicia organizarse para tomar partido en las determinaciones que se avecinaban.

De este foro participaron en representación del Liceo Celedón de Santa Marta los estudiantes Jaime Ortiz Iglesias, Pedro Bonnet Locarno y Víctor Barliza Zubiría y en representación del Instituto San Juan del Córdoba de Ciénaga los alumnos Francisco Uribe y Carlos Echeverry.

Estos aventajados líderes estudiantiles del Magdalena presentaron y sustentaron ante los participantes del Encuentro de Juventudes de Educandos, una importante proposición por medio de la cual le solicitaban al Gobierno Nacional la creación de una Universidad en el departamento del Magdalena con las Facultades de Agronomía y Veterinaria. Sesuda la petición, porque respondía exactamente a las necesidades de una región con vocación agropecuaria.

Además, en el ámbito regional se materializaban hechos que creaban una situación especial para el desenvolvimiento de nuestro inmediato futuro y justificaban plenamente la concreción del viejo anhelo de que el Magdalena Grande contase con una casa de estudios superiores; tales como la modernización del puerto de Santa Marta, la culminación del Ferrocarril del Atlántico, la construcción de la carretera Ciénaga-Barranquilla, el proyecto de la troncal del Caribe, el rápido proceso de urbanización que experimentaba Santa Marta y el impulso al desarrollo agrícola que se estaba dando en la región del Magdalena Grande con nuevos cultivos tales como algodón, arroz, palma africana, entre otros, y la tecnificación y mejoramiento del cultivo de banano para incrementar su rentabilidad.

La contundente argumentación de los estudiantes magdalenenses en la Asamblea Nacional de Alumnos Líderes no cayó en terreno de olvido; sino que fue retomada a nivel local por sectores interesados en el impulso de la academia superior.  Por eso, sectores que requerían de una mejor cualificación de personas en la explotación de los recursos del agro no dudaron en exigirle al entonces Gobernador y coronel, Luis F. Millán Vargas, su valiosa intervención en la materialización de la obra instruccional. Tema que fue valorado por el mandatario y puesta como prioridad en su agenda de gobierno.

Para su ejecución llegó a la ciudad de Santa Marta un visitador de universidades con el propósito de adelantar todo lo concerniente a la fundación de la Universidad. La institución se proyectaba construirse detrás de la Villa Olímpica Simón Bolívar y toda la gestión indicaba que sería la Universidad de Los Andes quien tomaría a su cargo la organización y funcionamiento. Como se aprecia, el objetivo era distinto al de fundar una universidad pública que beneficiara los grupos más afectados económicamente, sino para quienes pudieran sostener el carácter privatizador de esta empresa cultural.  Este fue otro fracaso que obedeció más a la inestabilidad del transitorio gobierno de la Junta Militar que remplazó a la dictadura, que al desgano social de una propuesta exclusivista.

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