HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Reforma política?

Colombia no es ajena a la crisis de la democracia liberal en el mundo. Entre nosotros, he señalado, hay una crisis del sistema político y la he descrito en un ensayo que se titula ‘Desafíos políticos para el próximo gobierno de Colombia. 20 18-2022’. Las manifestaciones de esta crisis son cada día más graves. Lo que ocurrió el 20 de julio en el Congreso no tiene antecedentes. Esperamos que ni siquiera una mínima parte de este bochorno se repita el 7 de agosto. Hasta ahora hemos tenido ejemplarizante comportamiento ante el triunfo electoral de un dirigente de izquierda que parece haber obtenido al mismo tiempo el respaldo de la legalidad y la importante credencial de la legitimidad, dos características que un analista caleño, Felipe Domínguez, destaca.

Se habla de reforma política. Ojalá se tratara del fortalecimiento del sistema político en crisis. Las reformas parciales no cumplen ese objetivo. Se han hecho varias desde el 91 y la situación es cada día más deplorable. No se trata solamente del Congreso o las Asambleas y los Concejos. Es el sistema electoral, es el Consejo Nacional Electoral, son los escenarios de participación ciudadana, es el restablecimiento de la confianza en las instituciones y las autoridades, es la recuperación de la representatividad y de la legitimidad a lo largo de todo el sistema político. Es el rescate de la transparencia, mejor, de la integridad en todas las instituciones. ¿Cómo un senador puede referirse al Congreso como un “nido de ratas” sin que haya una sola reacción ante semejante diagnóstico? Una y otra cosa revelan la crisis del sistema político y no sólo del Congreso.

Las falencias están a la vista. No es tarea fácil recobrar la integridad y eficiencia del sistema político. Es posible que requiera años de esfuerzo. Las recetas parciales son equivalentes a paños de agua tibia. Ejercicios de simulación y en el mejor de los casos, de disimulación, en los cuales gastamos demasiada energía y que contribuyen a engañarnos y a hacernos creer que estamos obteniendo resultados. El ejercicio de la toma de decisiones políticas no puede agotarse en estos engaños.

El tema más que olvidado de la abstención electoral tiene que encontrar respuestas constructivas, susceptibles de mediciones eficaces, porque de alguna manera ahí está implicada la legitimidad del sistema político. El desinterés por esta cuestión es, también, buen indicador de la crisis del Sistema.

Las reformas políticas que se anuncian no apuntan a recuperar la majestad del Congreso u otras dimensiones del acontecer político. Parecen inspiradas en envidia o mezquindad. Deben ser de alcance mayor, más trascendental, más significativo, más acorde con la necesidad de superar la decadencia política en que hemos venido patinando.

Conectar auténticamente los elegidos y las autoridades con la ciudadanía es de la esencia para rescatar el camino que lleva hacia revitalizar la democracia liberal. Dejar atrás, así, la creciente frustración de los ciudadanos cuyos anhelos y demandas no encuentran eco.

Restablecer la confianza, la credibilidad y la esperanza en una sociedad de mayor bienestar. Es el tema de la representatividad que está en tela de juicio aquí y en otras partes del mundo. Lo que se echa de menos, y mayormente cada día, es la dedicación del político a sus votantes, a los miembros de su distrito electoral. Es recobrar la razón de ser de la vida política.

*Exministro de Estado 

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más