HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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No es solo la mermelada

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En el panorama en el que hoy Colombia está sumergido, los uribistas han venido tomando un camino muy simplista para justificar lo mal que le está yendo al gobierno actual. Lo grave de esta actitud es que si se quedan en ese análisis nunca van a lograr mejorar los índices de aceptación del gobierno Duque, que son excepcionalmente bajos. La postura se ha generalizado tanto que más que una explicación, parece una consigna para echarle tierra a semejante problema. Incomprensión parecería la palabra adecuada para justificar el descontento de gran parte del país con este gobierno. Según sus seguidores, su bajo nivel de apoyo obedece a que no se valora la gran transformación que este gobierno le está haciendo a la forma perversa y tradicional de hacer política en el país.  En síntesis, según sus seguidores, este gobierno está pagando el costo de no dar mermelada.

Lo primero que hay que aclarar es que sí hay mermelada, porque de otra manera no se podrían explicar muchos nombramientos de personas con graves limitaciones y problemas, en cargos diplomáticos y en instituciones poderosas del sector público. La mermelada cambió de forma, pero el resultado es el mismo, porque detrás de cada nombramiento hay poder político, contratos y nómina, eso es mermelada. ¿Será o no mermelada entregarle Protección Social al uribismo, que tiene un presupuesto inmenso para apoyo a la reducción de pobreza, víctimas y otros sectores necesitados de apoyo en el país, además con una persona sin las calificaciones para semejante cargo?

Pero aun suponiendo que no hay mermelada, la verdad es que la frustración del país frente al nuevo gobierno obedece a hechos reales que no necesariamente están asociados con la plata que el gobierno les da a los parlamentarios. En un artículo reciente, el ex ministro Rodrigo Botero anotaba que un problema serio del presidente Duque es su falta de autoridad, algo que nadie le acepta a un presidente de la República. Su argumento se basa en que el presidente no ha desautorizado a ninguno de sus altos funcionarios que hacen afirmaciones peligrosas para el gobierno. Por ejemplo, las salidas del Embajador en Estados Unidos, las del ministro de Defensa, las del embajador ante la OEA. Autoridad es la carencia que para muchos es inaceptable. 

Otros errores cometidos pueden ser aún más graves ante la opinión pública: dejar crecer el problema con los estudiantes universitarios, que ha causado tanto problema, para terminar, aceptando sus peticiones. El manejo de Odebrecht y el nombramiento del fiscal ad hoc ha demostrado un mal manejo de temas cruciales, situación que ha generado mucha incertidumbre y la sensación de que nadie manda. Estos son solo algunos ejemplos que tumban la idea de que el poco reconocimiento del gobierno obedece a esa gran transformación que el presidente quiere darle a la manera de manejar la política en Colombia.

Dejen de decirse mentiras, porque así no serán capaces de realizar ese diagnóstico serio y objetivo que les ayude a dar el timonazo en el manejo del país que está pidiendo el establecimiento colombiano, que por definición es gobiernista.  El papel de víctima que algunos quieren asumir, le queda muy mal al gobierno y le impide reconocer cuáles deben ser los cambios que de verdad debe realizar para ganar la confianza del país. Pero están obstinados en no ver la realidad. Lo peor es que no quieren identificar los problemas que realmente tienen.

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*ExMinistra de Estado.

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