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Igualdad y equidad son términos muy cercanos; tanto, que muchas veces se usan indistintamente. Pero este uso es incorrecto. Igualdad hace referencia al trato o condiciones iguales para todos. Igualdad es pedir o dar exactamente lo mismo a todas las personas, sean o no iguales, lo cual genera muchas veces situaciones injustas para alguna de las partes involucradas. La equidad, busca que exista justicia dentro de la igualdad. Si se implementara la igualdad entre todos los miembros de una comunidad se estaría hablando de una sociedad injusta, debido a que no se estarían tomando en cuenta las capacidades de cada uno de sus integrantes. La equidad supone un trato desigual entre desiguales que garantice condiciones más justas para todos.
Equidad es repartir a cada uno lo que necesita, no más, no menos. Involucra el trato igualitario para todos tomando en cuenta sus diferencias y respetando cada una de ellas. Igualdad, es principio o condición que reconoce una equiparación en cuanto a derechos y obligaciones de las partes que conforman un todo. Equivalencia no proporcional.
Los anteriores apuntamientos, para referir, como se ha sostenido siempre, que hablar de igualdad es utopía, por cuanto siempre habrá más iguales que otros como reza el decir popular. Lo equitativo debe ser el grande proyecto en el que debemos estar inmerso todos y desde donde plantearnos rutas de cambio ojalá con el liderazgo de todos, en el entendido que cada uno de nosotros podemos ser líderes desde el sitio, ocupación o nivel en el que estemos.
Impone lo expuesto, la necesidad de saber dar vuelta a todo atisbo de rezago y corrupción, camino a encontrar en la pluralidad democrática, la vía para alejar el conflicto político, concertar acuerdos amplios, iniciar la mejora de las condiciones de un estado sumergido en la ausencia de servicios públicos de calidad. Transformarnos desde la infraestructura, alcanzar indicadores sociales con desempeños sobresalientes en la atención a población vulnerable, hacer competitivos a nuestros estudiantes, reducir la deuda pública; y, en fin, comprobar que concebido el pluralismo político genera buenas cuentas y mejores resultados.
La ruta de cambio no debe detenerse, sino darle un profundo arraigo local y congruencia política, trabajar directamente con la gente, luchar por mejorar las condiciones de la población desde el ámbito de sus distintas responsabilidades públicas y sociales. El contacto constante con las comunidades, su conocimiento de primera mano de las principales inquietudes de las familias y las regiones deben llevar a establecer una plataforma clara de gobierno, orientada a preservar lo alcanzado y potenciar los beneficios ciudadanos, con programas puntuales para todos, especialmente de los grupos prioritarios, lo cual permitirá la equidad para todos, para que en esencia gobierno y sociedad vayan de la mano por senderos de cambio responsable.
Interesa centrarnos en propuestas de política pública, exigirlas para mejorar la seguridad de las familias, combatir la violencia de género, velar por que se superen toda clase de obstáculos, avanzar para ganar con base en el reconocimiento, el sacrificio, la determinación y el trabajo. Se trata de hacer historia sin improvisación, más si con convencimiento ciudadano para que, con responsabilidad y conciliación, haya equidad para todos, toda vez que la equidad es en definitiva lo justo. saramara7@gmail.com