HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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¿Reformas: semana de resurrección? 

Las semanas pasadas no fueron buenas para el abultado número de reformas que se tramitan en el Congreso. Se cayó la reforma política, sufrió un traspiés la de salud, la laboral ya tiene enemigos en partidos políticos de gobierno, la pensional sufre en la discusión sobre las estimaciones fiscales entre los datos de Anif, Fedesarrollo y Minhacienda, la ley de paz total ya tiene concepto negativo a la Corte de la Procuraduría, pero además entra en debate en medio de las actuaciones de los violentos, y finalmente la reforma al código penal abre el debate por eliminación de delitos y aparente falta de claridad.

Vale decir eso sí que quienes más fácilmente transitan son aquellos proyectos que vienen de hacienda o el DNP, entidades que se han caracterizado por su ponderación, y capacidad de construcción colectiva real, que no significa que no tengan debate, como la reforma tributaria o el Plan Nacional de Desarrollo.

En medio de lo anterior, algunas reformas incluso mueren y resucitan como le sucedió a Lázaro. Me refiero a la Reforma a la Salud que luego de tener el rechazo de los partidos mayoritarios, a hurtadillas, cuenta ya con ponencia favorable. Cuánto le dure el ventilador clínico que le metieron sería la duda, aunque para muchos lo que a patadas entra al Congreso a patadas sale de él.

Pero en una Semana Mayor, siempre hay tiempo para reflexionar, para pedir perdón, para corregir, para orar, para buscar consensos, para escuchar, para mejorar, para cambiar la forma de cambiar, para buscar lo que es justo y necesario, o para construir con todos. De pronto también sirvió para entender que se es elegido por una parte de la población, pero se gobierna para una sociedad. Para entender que se gobierna con un mensaje de ‘cambio’, pero un cambio para bien, en el que todos o por lo menos la mayoría salga ganando a corto y largo plazo. Por ejemplo, para entender que los jóvenes de hoy no pueden convertirse ahora en los ‘paganini’ futuros de una reforma pensional que como está, les costará demasiado a las futuras generaciones en beneficio de las actuales.

Como viene en estos días la semana de resurrección, bien vale recordar que si no se construye diálogo abierto, consensos reales, el riesgo es que en diez semanas el congreso se atore en las reformas con tanta crítica por tantos lados a la vez y el país pierda la oportunidad de cambiar para bien. La gente quiere reformas sí, pero las quiere con sensatez y sin fundamentalismo ideológico.

Si no es así, miren lo que está pasando en Europa en elecciones. Por ejemplo, Holanda, donde la gente está cansada con las leyes nuevas de los fundamentalistas verdes, que terminan afectando a la población, y termina dándole paso a nuevos liderazgos (movimientos ciudadanos y campesinos) que piensan más con sentido pragmático en función del bienestar de todos.

Esperemos que las reformas, luego de semana santa, vengan con más equilibrio, o de lo contrario repetiremos, sin vacaciones, la semana de pasión de nuevo y de paso destruyendo la confianza de un país que necesita ello para crecer más.

*Exministro de Estado 

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