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Año Nuevo, reflexiones y propósitos

Año Nuevo, reflexiones y propósitos

El verdadero significado de la Navidad es que Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único , para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Nos refieren tradición e historia, que fue San Francisco de Asís (1181/1182, Asís, Umbría – Ducado de Spoleto – Sacro Imperio Romano Germánico / 3 de octubre de 1226, Asís, Umbría – Estados Pontificios), poeta, diácono católico, escritor de literatura religiosa, escritor, predicador, misionero, clérigo regular, clérigo católico de rito romano, fundador y peregrino; quien instituyó la costumbre en 1223 en vísperas de la Navidad, cuando en el bosque de Greccio, montó el primer nacimiento de que se tenga noticia, con hombres, mujeres y animales vivos; y, que una vez montada la escena, reunió a los habitantes de la aldea, celebró la Eucaristía con algunos cánticos de la Navidad del Ser, donde hombres y mujeres llevaron antorchas y ceras a efecto de iluminar aquella noche que debería y de hecho ha sido, alumbrar a los siglos como una estrella refulgente.

El nacimiento hizo su reaparición en Acolman, en el siglo XVI, como producto de las multitudinarias representaciones del teatro de Evangelización del evento navideño que realizaban los misioneros españoles para llevar el mensaje cristiano a las comunidades. En 1528, Fray Pedro de Gante, organiza la celebración de la primera Navidad y la primera representación teatral de la misma. Poco a poco la Navidad integral: nacimiento, celebración de las posadas (tradición prehispánica) junto con las pitas de barro, la flor de Noche Buena y otras muchas costumbres que perduran en nuestro país en esta temporada que invade el alma y los corazones con gracia celestial.

La costumbre de adornar árboles y ramas en diciembre tuvo origen en el norte de Europa muchos siglos antes de Cristo, posteriormente consideraban al bol como descendiente directo del bol de mundo de los escandinavos, cuyas ramas y raes, según su mitología, unen cielo, tierra e infierno.

Los egipcios usaban las hojas de palma con 12 bordes como expresión sagrada de la terminación del año y triunfo de la vida sobre la muerte. Los judíos celebran en el invierno la fiesta de las luces y durante 8 días seguidos alumbran sus casas con velas en candelabros de 8 brazos. Igual, hay leyendas que relatan su origen como símbolo del nacimiento de Cristo.

Se dice que San Bonifacio impulsó estas costumbres en Alemania donde plantó un pino (en lugar del encino sagrado) lo adornó con luces y espejos y lo seleccionó como símbolo del nacimiento del Hijo de Dios que venía al mundo a traer la vida y la luz de la Verdad. A partir de entonces, en la oca de Navidad, el árbol verde iluminado y adornado con objetos brillantes alumbró todas las casas, el verde de las ramas simboliza la vida eterna que trajo Cristo al mundo, la perpetua primavera de la Esperanza.

EL VILLANCICO

El Villancico, de origen humilde, proviene de «Villanus» villano en el sentido del aldeano o campesino que reside en las «villas». En el siglo V D.C., se compusieron cantos populares sobre el Misterio de la Encarnación, inspirado en la teología y la liturgia de la Navidad. San Francisco de Asís y sus discípulos propagaron por las casas los villancicos de Navidad que se refieren a los sentimientos de la Virgen y de los pastores ante la pobreza que Dios ha escogido al venir al mundo hecho humano.

El verdadero significado de la Navidad es que Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Que la descendencia de la mujer ha venido a herir la cabeza de la serpiente. Que Dios está bendiciendo a todos los pueblos de la tierra a través de la única simiente de Abraham. Que una vara del tronco de Isaí y un vástago retoñará de sus raíces y dará fruto. Que el Espíritu del Señor reposará sobre él, los Espíritus de sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, conocimiento y el temor del Señor.

Que la gente que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz y que los que habitaban en una tierra de oscuridad profunda, resplandezca en ellos la luz. Que a nosotros nos ha nacido un niño, nos es dado un hijo, el gobierno estará sobre su hombro, y se llamará su nombre Consejero Admirable, Dios fuerte, Padre Eterno, Príncipe de paz. Que la verdadera luz, que ilumina a todos, ha llegado al mundo.

LA BUENA NOTICIA

Una buena noticia de gran alegría que será para todo el pueblo, porque os ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Que nace Jesús, quien salva a su pueblo de sus pecados. Que Cristo Jesús, aunque tenía la forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a lo que aferrarse, sino que se despojó de todo, tomando la forma de un siervo, naciendo a semejanza de los hombres.  Que Jesús ha bajado del cielo, no para hacer su propia voluntad, sino la de Dios que lo envió. Que es la voluntad de Dios, que todo el que mira al Hijo y cree en él, tenga vida eterna, y Jesús lo resucitará en el último día.

La época navideña, con su significado y belleza especiales, a menudo provoca lágrimas, inspira reflexiones, aúpa propósitos, un nuevo compromiso con Dios y proporciona descanso para el fatigado y paz para el alma y los corazones.

A menudo, por nuestros esfuerzos en la época navideña, nos sentimos estresados, sin energías y agotados durante una época en que deberíamos sentir el gozo sencillo de conmemorar el nacimiento de nuestro Salvador. El verdadero gozo de la Navidad no viene con las corridas ni la prisa para lograr hacer más cosas, ni se halla al comprar regalos. Su verdadero gozo es cuando ponemos al Salvador en el centro de esta época, tenerlo en nuestros pensamientos y en nuestra vida al realizar la obra que Él desearía que hiciéramos en la tierra. Es época para que sigamos Su ejemplo al amar y servir a nuestro prójimo, ya que el amor verdadero es un reflejo del amor del Salvador que cada diciembre lo llamamos el espíritu de la Navidad, que se escucha, se ve y se siente.

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD

La verdadera felicidad sólo llega al hacer felices a los demás. El espíritu de la Navidad hace que nuestros corazones resplandezcan con amor y amistad fraternales y nos motiva a realizar actos bondadosos de servicio. No hay mejor momento que la época navideña, para que reflexionemos en los principios que enseñó Jesús el Cristo. Época para amar al Señor, nuestro Dios, con todo nuestro corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Importa que nuestra Navidad sea real. No se trata sólo de adornos y cintas. Es ella el espíritu de dar sin pensar en recibir. Es felicidad porque vemos alegría en las personas. Es olvidarnos de nosotros y encontrar tiempo para los demás. Es deshacernos de lo que no importa y poner énfasis en los valores verdaderos. Es paz, porque hemos hallado paz en las enseñanzas del Salvador.

Es la época en que más nos damos cuenta de que cuanto más amor demos, más amor habrá para los demás. En esta época en que la Navidad que nos rodea con toda su gloria, busquemos una luz brillante y especial que nos guíe a nuestra oportunidad navideña de servir a nuestro prójimo. Hagamos todos, el viaje a Belén en espíritu y llevemos con nosotros un corazón sensible y bondadoso como regalo para el Salvador, para que todos tengamos momentos llenos de gozo en el sagrado y bendito nombre de Jesucristo.

Sirvan estas fiestas para expresar los más sinceros deseos de felicidad para todos junto a nuestras familias y seres queridos. No me cabe duda que estos sentimientos forman parte de nuestro trabajo diario, pues el compromiso que cada uno dediquemos las respectivas actividades que han sido pilar para que preservemos la excelencia y cumplamos misiones y principios orientadores que nos forjen cada día más y mejor; consolidar vocación social, cosechar grandes aportes a nuestros territorios y mantenernos vinculados a ellos como proyecto y gran propósito.

NUEVAS PERSPECTIVAS

Es la Navidad una fiesta incomparable y la perspectiva de un nuevo año debe invitarnos a nuevos encuentros, acercamientos, positivos intercambios, diálogos impregnados de benevolencia y cordialidad, animados en el deseo común y sincero de hacer reinar entre nosotros y en verdad, lealtad, justicia, amor, reciprocidad, paz, desarrollo, crecimiento y progreso. Comprendernos.

Ser consciente del alto significado que reviste ante nosotros el porvenir, que debemos vislumbrar como un indicio alentador que autoriza un razonable optimismo ante los grandes problemas humanos y morales, lo que nos obliga a responder con ser cada vez mejor para luz de todos en contexto de renovación, conscientes de un valor moral y espiritual más alto, un patriotismo más esclarecido, un ardor más generoso y más sostenido al servicio de las causas que interesan al bien común de la humanidad, en la certeza que debemos trabajar en la eliminación de los malentendidos, de las oposiciones estériles entre nosotros.

El misterio de la Navidad debemos celebrarlo con la dulzura que dilata los corazones y penetra las almas de los hombres de buena voluntad, a fin que en ellos suscite nuevas energías para seguir las huellas inspiradas de los predecesores cuyos constantes esfuerzos se orientaron hacia la paz, a la que elevaron un monumento imperecedero, por lo que debemos ser una corona espiritual de servicio a las almas de todos.

Navidad es luz de lo alto, fidelidad, amor mutuo, santo temor del Señor, espíritu de prudencia y de sacrificio, disposición en toda circunstancia de ayudar, perdonar, compartir, otorgar a otros la confianza que quisiéramos se nos otorgara. Edificar algo que jamás se derrumbe, fijar en los corazones reglas indestructibles que preparan para la paz, la hacen deseable para todos, la honran y garantizan contra los embates de las pasiones desarregladas.

Es respetar la institución familiar querida por Dios, para que sea la orientación de todo pensamiento, decisión y esfuerzo por un verdadero progreso, augurados de alegría, serenidad, gracia y bendiciones. La Navidad es la gran fiesta de las familias y camino para restaurar el mundo y época para pedir confianza y bendición para nuestras almas, para nuestras propias familias y la humanidad, en la verdad que Cristo está en nosotros y que su misericordia llena nuestros corazones, lo que nos permite que cantemos con inmenso gozo sus alabanzas.¡

FIESTA DE ESPERANZA

La Navidad es fiesta de esperanza, época en la que debemos encontrar el valor de quitarnos las armaduras, desprendernos de nuestros pecados, los malos reconocimientos sociales, el falso brillo de este mundo; y, adoptar la humildad. Los orgullosos que siguen anclados en el pasado, encerrados en su pequeño mundo, no tienen pasado ni futuro, raíces ni ramas, y viven con el amargo sabor de la melancolía que pesa sobre nuestros corazones como la más valiosa de las pociones mefistofélicas. Estamos llamados a la humildad, a recordar y dar vida, a encontrar una relación adecuada con nuestras raíces y ramas, ya que, de lo contrario, enfermaremos irremediablemente.

Es tiempo de pensar que atrás deben quedar las calamidades y ver como avanzamos en todas las áreas y en todos los órdenes. Trabajar para hacer crecer nuestra economía, recuperarnos, evolucionar a un ritmo realmente positivo, luchar contra todo atisbo o situación de vulnerabilidad, solidarizarnos al máximo, plantear las más de las soluciones posibles que requerimos a todo nivel y respecto de los muchos desafíos que compartimos, como es el caso, entre otros, de la salud, que exige una colaboración más eficaz y superiormente reforzada.

Es entender que las nuevas tecnologías han cambiado los tradicionales modos de producción de las empresas e influido en el concepto mismo del trabajo, tal y como siempre se ha conocido.

Es tiempo de nuevos proyectos, ideas, oportunidades, iniciativas plenas de ambición para mejorar y progresar.

Deseamos, queremos, requerimos una sociedad avanzada, económica y socialmente, con trabajo, empleo estable, digno y sólido bienestar. Una sociedad integrada, cohesionada, que impulse equidad, inclusión e igualdad en los más de sus planos y matices. Donde se favorezca el progreso individual y social; estar a la vanguardia en tecnología de punta, productividad, creatividad e innovación, que luche contra el cambio climático y se comprometa plenamente con la sostenibilidad planetaria y su equilibrio ambiental. Los desafíos que hay por delante representan una encrucijada; siendo también una gran e histórica oportunidad, exigencia para ponernos al día, actualizarse y modernizarse, mantenerse enhiestos en los principios democráticos y valores que inspiran nuestra convivencia. Lo que hagamos o decidamos es clave para seguir progresando de la mano con las naciones más avanzadas, lo contrario es perder el paso y quedarnos a la vera del camino.

Gran tarea y responsabilidad es tener siempre presente los intereses generales y superiores de la comunidad, pensar en los conciudadanos, en sus inquietudes, preocupaciones y demandas, estar permanentemente a su servicio, atender sus problemas.

Si sabemos adónde ir, debemos ser conscientes de dónde venimos. Saber que no somos fruto de la casualidad. Que debemos soportarnos en el esfuerzo y sacrificio de muchos. Saber que nos debemos a muchas razones, al sentido de la historia, a grandes acuerdos, generosidad, responsabilidad y visión de futuro. Que tenemos que consolidar grandes proyectos de cambios y transformaciones. Integrarnos plenamente en una moderna democracia. Convocarnos en unidad frente a todo amago de división. Dialogar y no enfrentarnos. Optar por el respeto. Desechar todo odio y rencor. Integrarnos ante la exclusión. Convocarnos permanentemente en cívica, serena, pacífica convivencia y libertad. Favorecer nuestro progreso y convivencia democrática frente a las crisis serias y graves de distinta naturaleza, que hemos vivido y puedan seguir surgiendo. Respetarnos, entendernos y reconocernos con lealtad.

Nuestro porvenir debe ir de la mano de la unión y ser aspiración, objetivo, realidad política, económica, social, cultural y ambiental, lo cual debemos compartir con valores democráticos que nos ofrezcan estabilidad, seguridad confianza y nuevas oportunidades. Se trata que asumamos ante las complejidades, compromisos importantes, modernizarnos, estar a tono con ello, lo que es oportunidad que no podemos desaprovechar.

*Administración Pública. Comunicación Social – Periodismo. Derecho. Especializado en Alta Dirección del Estado – Escuela Superior de Administración Pública – ESAP (Colombia). Estudios Superiores y Maestrías en Alta Formación Ejecutiva. Seguridad, Democracia y Medioambiente – UNED, Universidades de Salamanca y Complutense de Madrid (España).

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