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Asesinato reveló intereses de Trump en Arabia Saudí

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Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha sostenido encuentros con el príncipe saudí. Ayer aseguró que la monarquía de este país sigue siendo una aliada para EE. UU.

 

“Tal vez lo hizo, tal vez no lo hizo”, esa fue la última declaración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la posible participación del príncipe heredero de la corona de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, en el asesinato del periodista de ese país Jamal Khashoggi, en el consulado saudí en Estambul, Turquía.

Si bien no ha compartido totalmente la versión de la monarquía saudita, sus declaraciones dejan ver el apoyo a una posible inocencia de Salman y su familia en la muerte del periodista, quien será recordado por ser un crítico de la monarquía.

Esto, a pesar de que la investigación de la CIA sobre este caso concluyó que el prícinpe habría ordenado la muerte de Khashoggi. En su defensa, Trump asegura que “la CIA no llegó a una conclusión sobre su muerte”, al no existir pruebas contundentes que involucren a la corona saudí con el asesinato.

¿Un revés más a sus organismos de inteligencia? Si bien esa podría ser una lectura, ya que en el caso de la posible injerencia de Rusia en las elecciones de EE.UU. de 2016, Trump tampoco apoyó las investigaciones de este organismo, la cercanía del mandatario con Arabia Saudí podría explicar sus posiciones.

 

Armas, petróleo y energía

“Arabia Saudí es uno de sus aliados en Medio Oriente, el primer exportador de petróleo del mundo y tiene reservas internacionales probadas tan grandes como las de Venezuela. A occidente no le importa que sea una monarquía hereditaria porque ha crecido el interés económico”, explica Giovanni Reyes, profesor de la escuela de Administración de la Universidad del Rosario. Y es que sus recursos (energía y petróleo) hacen que el gobierno de EE.UU. sea cercano a este país.

Datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opec) indican que para 2017 los saudíes contaban con 263 mil millones de barriles de petróleo en su reserva, consolidándose como la potencia de Medio Oriente y la segunda en el ámbito mundial en este aspecto. Estados Unidos “necesita a Arabia Saudí para mantener la estabilidad de los precios mundiales del petróleo”, afirma David Castrillón, profesor de política internacional de la Universidad Externado. Y es que solo el crudo de este país equivale al 21,9 % de la producción mundial, doblando la de países como Emiratos Árabes y Kuwait.

Además, las exportaciones de armas también están sobre la mesa. De acuerdo con un estudio del Centro de Política Internacional sobre el apoyo militar de EE.UU. a Arabia Saudí, que fue publicado este mes: “La relación se ha convertido en una pieza central del pensamiento estratégico y la planificación militar de los Estados Unidos, y la venta de armas es la base de esta relación”. Esta organización reveló que durante la administración Trump el Congreso norteamericano ha sido notificado de la venta potencial de 20 mil millones de dólares a este país.

 

Contrapeso a Irán

Hay otro factor clave: Arabia Saudí usa las armas suministradas por EE.UU. en la Guerra Civil en Yemen, conflicto en el que lidera la coalición internacional que combate a los rebeldes hutíes, quienes están apoyados por Irán. Ese conflicto yemení, que ha acabado con la vida de 10 mil personas desde marzo de 2015, “es un escenario de guerra entre Arabia Saudí– aliado histórico de EE.UU– e Irán por el control de Medio Oriente. Es un round más entre estas dos potencias que están en la región”, explicó en días pasados el experto en relaciones internacionales Agustín Galli.

El experto en política internacional, David Castrillón, señala que el hecho de que Arabia Saudí sea uno de los socios más importantes de los norteamericanos en la región se explica en que este les permite hacer contrapeso de Irán, uno de los países que más preocupa al gobierno Trump. “EE.UU. necesita a Arabia Saudí”, asevera Castrillón, su influencia en la región le permite “poner en orden” a países más pequeños como Kuwait y Bahrain.

Finalmente, para nadie es un secreto que antes de ser presidente Trump fue un destacado empresario. Su relación con la monarquía saudí empezó cuando el mandatario era un hombre de negocios, según reseñó el diario El País. Entre sus intereses está expandir su cadena de hoteles –Trump Hotels– en este país, meta que ahora están en manos de su yerno Jared Kushner, quien es cercano al príncipe heredero Mohamed bin Salmán. ¿Coincidencia? .

 

El Colombiano

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