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Incertidumbre y bajas ventas marcan 12 meses para el olvido en la industria

Los 70 años de historia y 600 empleos que dejó atrás la fábrica de Colmotores tras el cierre anunciado la semana pasada pusieron las miradas en la crisis que atraviesa la industria nacional. Si bien General Motors sustentó la decisión en una transformación del negocio, la razón de peso es que la planta estaba operando al 9% de su capacidad instalada, vendiendo apenas 11.000 unidades al año, pocas frente a las más de 40.000 que esperaba.

Los campanazos de cierre venían de tiempo atrás, pero particularmente en el último año se agudizaron. Y no es para menos, la industria colombiana ajusta 12 meses consecutivos de caídas en producción y ventas, las más recientes fueron de 2,2% y 2,7%, respectivamente. Aunque el golpe más fuerte es para las empresas dedicadas a la fabricación de vehículos y sus partes, también han llevado del bulto las que elaboran cacao, las de hierro y acero, las de metales preciosos o las de textiles (ver infografía).

Entre los expertos consultados, los “chicharrones” que tiene en jaque al sector industrial son la incertidumbre política y económica, la baja demanda, la falta de competitividad, el contrabando y a nivel macroeconómico las altas tasas de interés –pese a los recientes recortes del Banco de la República.

La incertidumbre

Eduardo Visbal, vicepresidente de Comercio Exterior de Fenalco, dijo que en el caso del sector automotriz, donde la producción y las ventas cayeron 32,5% y 41%, respectivamente, en el último año, la principal explicación es que la gente no tiene confianza, no está comprando y parte de esa decisión está relacionada con los negativos mensajes que el presidente Gustavo Petro transmite sobre el sector privado.

En el caso puntual de Colmotores planteó que el cierre obedece más a un reordenamiento mundial de General Motors. “Los carros tienen un margen de comercialización muy bajo y es muy importante para ellos bajar costos y en ese sentido importarán desde países donde tienen mayor capacidad”.

Por lo pronto, consideró Visbal, lo más importante es que el presidente Petro “deje de atacar a los empresarios”. Así mismo creyó clave bajar los aranceles para la entrada de vehículos híbridos al país, que están encontrando un importante mercado. Solo el año pasado se vendieron 27.813, un crecimiento del 13,3%.

El investigador económico Luis Fernando Ramírez, analizó que el problema pasa por la competitividad, pues mientras en el mundo se habla de que las plantas produzcan 200.000 vehículos por año y en mercados maduros como Brasil, México o Estados Unidos la cuenta puede ser aún mayor, en toda Colombia no se alcanzan si quiera los 100.000.

“No es muy atractivo comprar vehículo en Colombia por las restricciones y los costos que existen, entonces la demanda se desplaza hacia las motocicletas. Además, hay que decir que los volúmenes de exportación son bajos. El futuro no es muy promisorio para esta industria en el país, y hoy no contamos con la capacidad para producir vehículos híbridos o eléctricos, que es de lo que ya se está hablando en el mundo”, continuó Ramírez.

Los otros dolores

Pero como se mencionó, no solo el ramo automotriz sufre las consecuencias de una industria de capa caída. Ramírez recuerda que por la baja en el gasto per cápita en vestuario y, sobre todo por el contrabando, el sector de textiles y confecciones ha venido cayendo. En el último año hasta febrero, la producción bajó 8,7% y las ventas 7,8%.

Según declaraciones a La República de Guillermo Criado, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, en las últimas décadas este gremio ha perdido más de 600.000 empleos por cuenta de las importaciones, y hay una especial afectación por el dumping, una jugada con la que desde China, Etiopía o Egipto se introducen productos al país por un precio inferior a su valor normal, lo que afecta a los productores locales, quienes de por sí luchan contra altos impuestos y los precios de la energía.

De acuerdo con la Dian, en promedio, un 20% del valor de los textiles que entraron al país entre 2018 y 2022 fue de contrabando. Solo en 2022 ingresaron textiles por US$2.788 millones, de los cuales US$672 millones tuvieron irregularidades en el proceso. Además, el año pasado las materias textiles y las confecciones fueron los principales productos sometidos a medidas cautelares por la entidad en los controles aduaneros.

Pese a la reducción en las ventas reciente, para febrero el Observatorio Inexmoda encontró que los hogares flexibilizaron un poco el gasto en moda, aprovechando las promociones del comercio para el regreso a clases y a oficinas. Así, el sector movió $2,75 billones en ese período.

Exportar, la alternativa

Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos, gremio del sector del plástico, indicó que para ese segmento las cifras iban en constante recuperación luego de la pandemia y se esperaba que 2024 fuera el año para afirmar esa senda, pero no ha sido así. “Ha habido un impacto sobre los pedidos, el mercado interno ha sentido la desaceleración. El plástico es un bien intermedio y proveedor de muchas industrias y sectores como empaques y envases de productos alimenticios, productos de higiene, construcción, tuberías, tejas o autopartes”.

Desde Acoplásticos se describió un fuerte impacto por la menor demanda en la construcción y en el segmento de empaques y envases, que atribuye a la caída de los proyectos de vivienda nueva y a la disminución en el consumo de los hogares colombianos. Eso sí, admite que el empleo se ha logrado mantener.

Ante el panorama, la alternativa para los industriales del plástico ha sido exportar. “Rescato que se han aumentado las ventas al exterior para compensar la baja demanda interna (…) Exportamos materiales plásticos y productos plásticos”, dijo Mitchell, quien valoró que las empresas están viendo con interés mercados maduros como México y Brasil, y algunos centroamericanos.

Una visión que el investigador Luis Fernando Ramírez sustenta en que los empresarios colombianos han encontrado oportunidades interesantes, sobre todo en Centroamérica. “Algunos hacen depósitos en Panamá o Costa Rica, otros están trabajando con emprendimientos interesantes en México; en este último país el nearshoring está funcionando muy bien”.

Petro propone más crédito

Al respecto, el presidente Gustavo Petro dijo esta semana que una de las estrategias de reactivación sería disponer de más crédito de la banca privada. “Las medidas económicas, y de una vez lo digo, van a consistir proyectos de ley que generen una inversión forzosa en el sistema financiero privado colombiano, con destino a créditos a la pequeña media y gran industria de agricultura y turismo”.

Para Mitchell, de Acoplásticos, si bien hay que ver primero la propuesta de Petro con lupa, en definitiva estas “son fórmulas de intervención que ya se ensayaron hace décadas y que en general no funcionan”.

Otro al que no le cayó bien la propuesta fue José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA, y exministro de Hacienda. “Volver a esta idea de “inversiones forzosas” que el país desarrolló con fuerza en los 60s, es una forma de imponer nuevos impuestos al sector productivo y financiero y con ello entorpecer o limitar el acceso al crédito al micro, pequeño, mediano y gran empresario”.

Para la Asociación nacional de Empresarios de Colombia, Andi, el gran reto de este año es “contar con un ambiente favorable a la inversión donde sea posible gestionar los imprevistos y la volatilidad en los mercados pero donde logremos reducir la incertidumbre jurídica y logremos mensajes claros por parte del gobierno en temas de política pública”.

El gremio considera que el Ejecutivo debe empezar a desarrollar una estrategia de crecimiento que incluya los proyectos de inversión, la política de reindustrialización e iniciativas de política pública que le den confianza a inversionistas nacionales y extranjeros. En sus cuentas, el crecimiento económico en 2024 estará entre el 1% y el 1,5%.

Por ahora la industria pasa el trago amargo, y en los empresarios se refleja poca expectativa. En marzo, el Índice de Confianza Industrial (ICI) de Fedesarrollo se ubicó en -2,63, el nivel más bajo en lo que va del 2024. Según los líderes empresariales, el volumen actual de pedidos ha caído un 26% frente al mismo mes del año pasado.

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