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El 17 de marzo, el Presidente de la República declaró el Estado de Emergencia y el 24 decretó cuarentena general. La prolongó hasta el 11 de mayo, aunque advirtió que a partir del pasado 27 podrían reactivarse algunos sectores.
La urgencia de contener un eventual desborde de contagios por el virus Covid19 fue la justificación del Estado de Emergencia. El Decreto sostiene que en «los modelos de contagio sin intervenciones en salud pública, con una tasa de contagio de 2.68”, habría 13.989.853 contagiados, el 28% de todos los habitantes.
Las proyecciones calculaban que el 81.5% de los casos serían leves (3.251.730 personas), 13.8% severos (550.600 personas) y críticos el 4.7% (187.533 personas). Para el 01 de mayo había 7.006 casos confirmados, 404 en hospitalización (severos) y 120 en UCI (críticos). Hoy los pacientes Covid19 solo ocupan el 2.2% de las UCI del país.
O porque que las previsiones sobre contagiados en las que se basó la decisión fueron incorrectas o, mejor, porque la cuarentena ha cumplido su propósito, lo cierto es que el número de casos y, en particular de hospitalizaciones e internamientos en UCI, han sido mucho menores que los proyectados.
En esa dirección, el 21 de abril, el Ministro de Salud sostuvo que en Colombia «inicialmente una persona contagiaba a 2,5 y hoy nos acercamos al valor de 1”. Es un dato importantísimo: la tasa reproductiva mide a cuántas personas puede contagiar un solo paciente y es el mecanismo para estimar la velocidad con que una enfermedad puede propagarse en una población. Si la tasa baja a uno o menos, el virus está controlado. Así las cosas, advirtiendo que hay que observar con cuidado las tendencias de estos días hasta el 11 de mayo, las cifras muestran que la cuarentena funcionó y que hoy no parece haber riesgo de que el sistema de salud colapse. Seguirá creciendo el número de contagiados, claro, y habrá más muertos (íbamos en 310), pero, por fortuna, estamos lejísimos de las previsiones del decreto.
Así las cosas, ya no hay justificación para la cuarentena y, por tanto, las medidas extraordinarias de suspensión de derechos y libertades que se tomaron en el marco del Estado de Emergencia deben levantarse y solo pueden establecerse las limitaciones estrictamente indispensables para evitar un crecimiento exponencial de los contagios, siempre que esas medidas no lesionen gravemente el ejercicio de los derechos ciudadanos.
Creo que la pandemia califica como una situación trascendental y excepcional que justificaba la declaración de la Emergencia. Pero las medidas que se toman solo pueden suspender o limitar los derechos y libertades en la medida que sea estrictamente necesario para enfrentar y resolver la situación extraordinaria y volver de la manera más rápida posible a la normalidad. Esas medidas deben ser siempre proporcionales y temporales. Solo deben aplicarse por el tiempo que sea estrictamente indispensable y ni un minuto más.
Las medidas de cuarentena son, de lejos, las más severas que se hayan tomado nunca en Colombia. Suspenden las libertades de circulación, residencia, reunión y culto, entre otras, y, lo que nunca había ocurrido, limitan, hasta el extremo de la suspensión en algunos casos, el derecho al trabajo, con todas las terribles consecuencias que ello tiene.
Fenalco anunció que el 38% de sus afiliados cerraría o entraría a la ley de insolvencia y, de los restantes, el 69% despediría entre el 25 y el 75% de su personal. Fedesarrollo prevé que, como mínimo, 1.400.000 colombianos perderán su empleo este año.
El gobierno nacional, y los departamentales y municipales a los que les ha delegado definir los mecanismos de reactivación de algunos sectores de la economía, tienen que ser absolutamente transparentes, claros y precisos en la razón de la prolongación de las medidas y en la justificación de protocolos y procedimientos, con el menor recorte posible a los derechos y libertades. No pueden decidir o hacer lo que se les venga en gana. Todo, absolutamente todo, debe ser lo estrictamente necesario, adecuado y proporcional. La Emergencia no suspende la democracia ni nos lleva a un sistema autoritario.
*Abogado