Votar bien, el país lo exige

Menos de un mes nos separan de las elecciones presidenciales, que se dará en momentos en que nos encontramos acosados por la inseguridad, con un “proceso de paz” en crisis, una impunidad a todo galope, y una corrupción que corroe y agresivamente amenaza con gangrenar el cuerpo sano que aún queda de esta República todavía irredenta; razones entre otras muchas, que deben llamar a los ciudadanos de bien a recapacitar respecto que no puede el país, bajo circunstancia alguna, seguir cohonestando con tales gravedades que marcan retroceso y, en contrario sentido, obligar a que se nos conduzca definitivamente por senderos de progreso, cobrando nuestro voto entonces, un valor de primera magnitud, debiendo en consecuencia meditarse y analizarse a fondo, máxime por ser este sin duda uno de los episodios electorales más importantes por las circunstancias que lo revisten y por cuanto su resultado será más que trascendental para nuestro país en los próximos decenios.

Estamos necesitados que se nos den soluciones robustas e integrales en paralelo con otros muchos beneficios requeridos en contexto de estructuraciones mejores, al tiempo de precisar desarrollo social y humano, crecimiento económico, esfuerzo institucional y trabajo legítimo para la base societaria, toda vez que progresar es consigna inaplazable que debe movernos para que ciertamente podamos vivir en real paz y verdadera armonía, integración y cohesión social.

Votar a conciencia, revisar quiénes y mejor nos sirvieron ayer y de su mano nos servirán mañana acudiendo a su atildado consejo, orientación, experiencia, sapiencia, conocimiento en el manejo y conducción de la administración, gestión y gerencia públicas. Un mandatario con conocimiento directo de la estructura organizacional internacional. Que nos acerque más al mundo. Nos imprima carácter. Nos potencie. Un mandatario que, con su hacer y quehacer administrativo público comprendido en cauces de buen gobierno, determine nuestro comprometimiento y entrega ciudadana con el país, como fórmula para que transitemos con paso firme y decidido por las rutas mejores de los destinos superiores sin populismo alguno.

Muchas son nuestras riquezas en todos los órdenes y áreas, que debidamente explotadas, como debe y tiene que ser, nos ayudarán a consolidarnos como un país con potencial multiplicador de sobra. Un líder con visión es lo que requerimos, de ahí la importancia de no equivocarnos más, por lo que interesa sobremanera despojar nuestra conciencia ciudadana de todo cuanto impida el desarrollo y crecimiento de este nuestro gran país.