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En la calle tumbacuatro (19) muy cerca al emblemático IED Hugo J. Bermúdez se encuentra un enorme hueco que representa un peligro para los turistas y residentes. /MONTINER ALVIS.
Comerciantes y residentes denuncian además que hay conductores de motocicletas que son irresponsables y transitan por las calles exclusivas para lospeatones sin importar el riesgo que puedan originar.
Las denominadas ‘trampas humanas’ regresaron a las calles peatonales del Centro Histórico de Santa Marta exponiendo no solo a los turistas sino a los samarios y residentes que transitan por esta zona urbana patrimonial.
Ante el inminente peligro que representan estos enormes huecos la comunidad y los comerciantes se han ingeniado la manera de instalar objetos de advertencia para evitar la caída de alguna persona.
Denuncian además que hay conductores de motocicletas que son irresponsables y transitan por las calles exclusivas para los peatones sin importar el riesgo que puedan originar. Por esta razón solicitan a las autoridades que se instalen cámaras de seguridad para que se inmovilice a las motos e inclusive algunos camiones que transportan arena, ladrillos u otros materiales de construcción.
Las ‘trampas humanas’ que están en la calle Tumbacuatro (19) muy cerca al emblemático IED Hugo J. Bermúdez son enormes porque los registros de cableado telefónico se han deteriorado muy rápido debido muy seguramente a la mala calidad de los materiales con que se construyen. Parecen ‘cascaritas de huevo’ que se desmoronan con las pisadas: dijo un comerciante del sector contiguo al Parque San Miguel.
URGE MÁS CIVISMO
Si bien vale la pena destacar el esfuerzo de la sociedad civil organizada que le apuesta a convertir el Centro Histórico en una tacita de plata reluciente y organizada, también debe rechazarse la falta de civismo por parte de algunas personas que no cuidan los parques, las bancas ni respetan los íconos históricos.
Algunos inversionistas que están realizando intervenciones en edificaciones ubicadas en calles peatonales están sacando sus escombros en sacos pero los camiones que contratan para su evacuación han destruido los adoquines por el sobrepeso del automotor. Y nadie responde por esas destrucciones.
El adagio popular ‘lo que hagas con tus manos que no lo destruyan tus pies’ cae como anillo al dedo para aquellos inversionistas que han creído en el renacer del Centro Histórico pero que andan mirando hacia adentro y olvidan su entorno exterior. Son ellos los primeros en estar más vigilantes de que sus propiedades se valoricen cada día y que informen a las autoridades de Policía ante el primer asomo de vandalismo contra los bienes públicos que le pertenecen a todos.