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3.000 fosas comunes: México pone cifras a su horror

Después de 13 años, México está por primera vez ante sus “cifras del horror”. Así definió Karla Quintana, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas creada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, los datos sobre las fosas comunes revelados ayer en un informe de su dependencia que da cuenta del hallazgo de 3.024 entierros clandestinos y 4.974 cuerpos.

Se trata, de acuerdo con el gobierno, del reporte más completo sobre los datos de desaparecidos por la violencia en ese país generada, en su mayoría, por los enfrentamientos entre carteles del narcotráfico.

Los datos recolectados por la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas superan otros estudios como los revelados en 2018 por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que reportaba el hallazgo de 3.962 cuerpos en un total de 1.307 fosas clandestinas.

Para Víctor Sánchez, investigador de la Universidad Autónoma de Cohauila, y experto en el estudio de la criminalidad en México, este es, en efecto, el mayor paso dado por su país para el conteo de las víctimas de la guerra contra el narcotráfico que, en 2006, fue declarada por el entonces presidente Felipe Calderón.

Sin embargo, agrega Sánchez, “recién son los primeros pasos y este trabajo aún está lejos de lo que se ha hecho en países como Chile, Argentina y Colombia para la identificación de sus desaparecidos”.

No es solo contar

Tras encontrar los muertos que la violencia en México ha ido acumulando bajo la tierra, luego de más de una década de disputas entre los carteles, el siguiente paso es identificarlos.

Según el informe de la Comisión de Búsqueda, de los 671 cuerpos que han sido hallados en fosas desde el inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obradoren diciembre de 2018, solo 200 han sido identificados.

La dificultad para este proceso está en las propias circunstancias de estas muertes. Como explica Sánchez, los restos de la víctima de la guerra entre narcos “están expuestos al fuego, al ácido, a químicos sobre el cuerpo o al calor del desierto donde son abandonados, lo cual desgasta el material genético que debe ser analizado”.

Según el sistema forense mexicano, unos 26.000 cuerpos permanecen sin identificar en las morgues, lo que revela un déficit de recursos para el sistema forense.

Son decenas de miles de muertos sin nombre que, según Sánchez, se concentran en la base de la sociedad: de acuerdo con las investigaciones del académico sobre desaparecidos en los estados de Coahuila y Veracruz, el perfil de las víctimas de los asesinatos coincide –en alrededor de un 70 % de los casos– en hombres entre 20 y 35 años, residentes de comunidades urbanas, cabezas de familia y de clases sociales entre bajas y medias bajas.

En otras palabras, tras los muertos que México busca desenterrar e identificar hay más que cifras: también subyacen respuestas sobre los sectores de la sociedad que han puesto más muertos en la guerra contra el narcotráfico.

Una promesa pendiente

Este informe del gobierno de López Obrador parece ir en la línea de su promesa de campaña: correr el velo sobre la violencia en México que otros gobiernos han mantenido.

Antes, según dijo en la rueda de prensa el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, el problema era minimizado y se impedía, por ejemplo, que el Comité contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas realizara informes en terreno.

El compromiso de la administración actual, que anunció que invitará a la ONU a una visita oficial para evaluar este asunto en 2020, es no obstaculizar las verdades del pasado reciente de México que permanecen bajo tierra y que, una vez en la superficie, pondrán a este país ante el relato y los responsables de su propio horror

El Colombiano

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