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El viacrucis se hizo sentir en las calles samarias

El Viernes Santo es el día que recordamos cuando Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. Esta reflexión se hizo sentir en los diferentes viacrucis que se escenificaron en la capital del departamento del Magdalena, comenzando por el organizado por la Catedral Basílica de Santa Marta.

El santo viacrucis de la Madre de todas las Iglesias, partió de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en el barrio Pescaíto, a las 6:30 de la mañana hasta llegar a la Catedral, durante todo el trayecto se distribuyeron las 14 estaciones que simbolizan este acto religioso.

En cada una de las estaciones se evidenció la fe y el fervor de los samarios y turistas que acompañaron el recorrido, recordando con tristeza, pero a la vez, esperanza de recibir a Jesús resucitado en sus corazones.

Otras parroquias de la ciudad, escenificaron el viacrucis en vivo, demostrando con ello, la importancia que le dan a este acto de fe.

El viernes santo no se celebra la Eucaristía, sin embargo, la Iglesia Católica brinda reflexiones sobre la Semana Santa y la vida cristiana así:

“El sufrimiento de Jesús fue grande. Sufrió en el alma: la traición de Judas, las negaciones de Pedro, las condenas religiosas y civiles, las burlas de los guardias, los insultos bajo la cruz, el rechazo de muchos, el fracaso de todo, el abandono de los discípulos”.

Aprender “de nuestra Madre, la Virgen María: ella siguió a su Hijo con la cercanía de su corazón, fue una sola alma con Él y, aun sin comprender, junto a Él se entregó plenamente a la voluntad de Dios Padre”.

“Jesús “se hizo solidario hasta el extremo, para estar con nosotros hasta las últimas consecuencias. Para que ninguno pudiera considerarse solo e insalvable. Experimentó el abandono para no dejarnos rehenes de la desolación y estar a nuestro lado para siempre”.

“Hoy, hay tantos ‘cristos abandonados’. Hay pueblos enteros explotados y abandonados a su suerte; hay pobres que viven en las calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada; emigrantes que ya no son rostros sino números; presos rechazados, personas catalogadas como problemas. Jesús crucificado está herido y despojado de todo. Sin embargo, amando y perdonando a quienes lo lastiman, convierte el mal en bien y el dolor en amor; transforma sus heridas en fuente de esperanza para todos. También nosotros podemos transformar nuestras heridas uniéndolas a las de Jesús”, es el mensaje que nos entrega la Iglesia Católica en estos días santos.

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