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A Colombia le llegó la hora de discutir reformas a las que les hizo el quite durante años: la laboral y la pensional. El texto de la primera está listo y el jueves en la noche aterrizó en el Congreso, mientras de la segunda hay un borrador, y el miércoles iniciará su respectivo trámite en el Legislativo.
A la par que el presidente Gustavo Petro se le plantó a los críticos argumentando que quiere dignificar el trabajo y la vejez, centros económicos, expertos y gremios tienen serias dudas sobre la viabilidad y la sostenibilidad de ambos proyectos porque consideran que hoy suenan bien, pero a la vuelta de unos años dispararían la informalidad y el hueco pensional.
Para no enredar la pita, hay que empezar hablando de la reforma pensional, tal vez la más compleja técnicamente. Petro quiere un sistema de pilares, en el que todos coticen en Colpensiones sobre un monto de hasta tres salarios mínimo (el 88% de los trabajadores gana eso o menos). Y –para quienes devenguen más– el excedente irá a los fondos privados.
A ese pilar, que vendría siendo el contributivo, se le suman el solidario, en el que adultos mayores en pobreza extrema recibirán $223.000 al mes; o el semicontributivo, con el cual los colombianos que ahorraron, pero no se pudieron pensionar, tendrán una renta.
Para los expertos hay varias cosas interesantes: Colpensiones y los fondos ya no competirían entre sí, se ampliaría la cobertura del sistema y los $223.000 entregados a los adultos mayores son adecuados y más razonables que los $500.000 que propuso Petro en campaña.
El lío está en el pilar contributivo, la columna vertebral. Christian Chaura, gerente de la consultora Pensión ABC, indicó que aunque suena bien que todos aporten a Colpensiones, en 20 o 30 años habrá serias dificultades, porque con el acelerado envejecimiento de la población y una proporción menor de jóvenes cotizando, el Gobierno tendrá graves problemas para darles su mesada a los jubilados.
Aunque las cuentas son distintas dependiendo del color del cristal con que se miren, Fedesarrollo estima que el pilar contributivo propuesto podría disparar el hueco pensional, como porcentaje del PIB de Colombia, un 13,7%, en promedio (un poco más de $161 billones).
Incluso, en el pasado hubo quien se atrevió a explorar cómo le iría a este modelo que ahora propone el Gobierno, y casi todos los caminos llevan a lo mismo: en el corto plazo el pilar que administrará Colpensiones bajará sustancialmente el hueco pensional (hoy es de $18 billones), pero cerca del año 2050 en adelante será insostenible y se disparará.
Bomba de tiempo
¿Por qué pasaría esto? De acuerdo con Asofondos, mientras hoy hay 4,6 trabajadores por cada adulto mayor en Colombia, para 2050 la proporción se reducirá a 1,9, mientras que en 2100 sería de 1 a 1. Además, según MinSalud, dentro de tres décadas la esperanza de vida aumentará a 79,2 años, en promedio (hoy es de 76,9 años).
Como quien dice, la generación que hoy en día hace sus aportes puede hacer viable por dos o tres décadas el modelo propuesto en el que todos cotizan hasta por tres salarios mínimos en Colpensiones, pero cuando estas mismas personas lleguen a la edad de jubilación no correrían con la misma suerte y el Gobierno tendría que meterse cada vez más la mano al bolsillo para compensar la brecha.
Claro está, los analistas no solo han buscado los vacíos del proyecto sino que también lanzaron propuestas para que sea –en su concepto– viable. Mauricio Santamaría, presidente del centro de estudios económicos Anif, sugirió que el tope para trasladar el ahorro a Colpensiones sea de un salario mínimo, y no de tres.
De esta forma, explicó, el Gobierno evitaría tener que subsidiar las pensiones de un número de personas más amplio –y que tiene ingresos mayores– y además no impactaría el ahorro privado, que “ya es muy bajo en Colombia”.
En la misma línea de Anif, pero un poco más generoso, Fedesarrollo aconsejó bajar el limbo del pilar contributivo a 1,5 salarios mínimos. También, cambiar la fórmula para calcular la pensión, promediando los aportes de toda la vida laboral y no de los últimos 10 años, y crear incentivos para que las personas evalúen jubilarse a una edad más alta y no a los 57 (mujeres) o 62 (hombres).
En todo caso, el trámite de la pensional en el Congreso tendrá varios retos, pues también hay dudas ya que –como está propuesta– quien haya aportado solo a Colpensiones podría aspirar a una mesada de máximo $2,7 millones (a valores de hoy), y no es claro el porqué el régimen de transición, es decir, personas que seguirán bajo el amparo de las normas actuales, se estableció para aquellos con al menos 1.000 semanas cotizadas.
Eso sí, hay que destacar otros puntos que generan consensos, como el aporte a pensión de hasta 2% más para las personas de mayores ingresos o la ventana para que los colombianos que no trabajan los 30 días del mes puedan cotizar por semanas.
División por la reforma laboral
Si la viabilidad de la reforma pensional genera dudas, de la laboral ni se diga. El revolcón en las normas que busca la iniciativa liderada por la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, tiene pensativos a los comerciantes, los industriales y en general a las empresas que requieren un buen número de empleados temporales.
Como en el caso anterior, hay que recordar el contexto. La reforma laboral priorizará los contratos a término indefinido, eliminará los de prestación de servicios y permitirá que los de término fijo puedan firmarse hasta por dos años.
Además, propone la figura de “contratos de trabajo por la duración de una obra o labor” en los que el trabajador tendrá derecho al pago de vacaciones y prestaciones sociales. Estos deben hacerse por escrito o de lo contrario se entenderá que serán a término indefinido.
Se establece que el recargo nocturno arranca a las 6:00 p.m., los domingos y festivos generarán un recargo del 100% sobre el salario –hoy es del 75%– y la jornada semanal será de 48 horas, aunque para los más jóvenes tendrá menos. También cambian las reglas para indemnizar a empleados despedidos sin justa causa, y se propone que a quienes ganan hasta dos salarios mínimos les suba el pago anualmente con el IPC.
Todos asuntos que fueron celebrados por los sindicatos, por ejemplo, Francisco Maltés, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), aseguró que son deudas históricas que se tienen que subsanar. Aseguró, por ejemplo, que luego de las últimas tres reformas con las cuales los trabajadores han perdido muchos derechos, que ahora les están devolviendo, no sirvieron para mejorar los niveles de empleo ni reducir la informalidad, que incluso ha pasado del 55% al 58%.
Pero frente a todos estos cambios, Fenalco, gremio de los comerciantes, dibujó un difícil panorama. “Según cálculos propios, la reforma laboral podría elevar el desempleo entre 4,2 y 5,7 puntos. Esto significa que el número de desempleados pasaría de 3,4 millones de personas que registra el Dane, a alrededor de 4 millones en el mediano plazo”.
Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, criticó que tan solo algunos artículos, de los cerca de 80 que contiene el proyecto, fueron consensuados por las partes, e indicó que “el escenario final de acuerdo tripartita (centrales obreras, gremios y Gobierno) fue de tan solo tres horas, por lo que no se puede hablar de concertación”.
A ojos del gremio, la reforma está pensada para quienes hoy en día trabajan formalmente, porque gozarían de más beneficios, pero en cambio aumentaría la brecha de informalidad, en el sentido de que menos empresas privadas estarían interesadas en contratar personal bajo estas condiciones.
“Desde que se conoció el primer borrador el gremio manifestó que no comparte el enfoque integral del proyecto, toda vez que los cambios normativos propuestos no responden a las necesidades del 64% de la fuerza laboral del país que se encuentra en la búsqueda de empleo o está en la informalidad. La iniciativa deja por fuera a 2 de cada 3 colombianos que integran la población económicamente activa”, expresó.
A su turno, Rosmery Quintero, presidenta de Acopi, gremio de las mipymes colombianas, valoró que la reforma contemple algunas propuestas hechas desde esa orilla, pero mostró su inquietud sobre la afectación a los costos laborales que deben asumir las empresas.
Además, manifestó preocupación sobre los cambios en el contrato de aprendizaje, pues este recuperaría el carácter de “contrato laboral” que hoy no tiene. En ese orden, subrayó la importancia de que las nuevas reglas entren en vigencia gradualmente y no de golpe.
Frente a los reparos al proyecto, el presidente Petro fue claro. “Olvida ese análisis que, cuando se presentaron las diferentes reformas laborales, todas tendientes a reducir el salario y ampliar la jornada (…) hemos obtenido un resultado completamente adverso (…) ha sido la inestabilidad laboral la que no ha permitido el crecimiento de la productividad en Colombia”.
Entre tanto, la ministra Ramírez anotó que habrá garantías para el trabajo en plataformas digitales de reparto, y que el Gobierno también va por la formalización e industrialización del campo colombiano, el aumento de la licencia de paternidad a 12 semanas e igualdad salarial entre hombres y mujeres.
A su turno, Rosmery Quintero, presidenta de Acopi, gremio de las mipymes colombianas, valoró que la reforma contemple algunas propuestas hechas desde esa orilla, pero mostró su inquietud sobre la afectación a los costos laborales que deben asumir las empresas.
Además, manifestó preocupación sobre los cambios en el contrato de aprendizaje, pues este recuperaría el carácter de “contrato laboral” que hoy no tiene. En ese orden, subrayó la importancia de que las nuevas reglas entren en vigencia gradualmente y no de golpe.
Frente a los reparos al proyecto, el presidente Petro fue claro. “Olvida ese análisis que, cuando se presentaron las diferentes reformas laborales, todas tendientes a reducir el salario y ampliar la jornada (…) hemos obtenido un resultado completamente adverso (…) ha sido la inestabilidad laboral la que no ha permitido el crecimiento de la productividad en Colombia”.
Entre tanto, la ministra Ramírez anotó que habrá garantías para el trabajo en plataformas digitales de reparto, y que el Gobierno también va por la formalización e industrialización del campo colombiano, el aumento de la licencia de paternidad a 12 semanas e igualdad salarial entre hombres y mujeres.
Reparos de la Andi
Un capítulo aparte son las advertencias de la Andi, gremio empresarial del país. Su presidente, Bruce Mac Master, mostró preocupación porque algunas medidas contempladas aumentarían el desempleo, en vez de generar condiciones para crear puestos de trabajo, formalidad y emprendimiento.
Aunque con el borrador de la reforma laboral que vio el lunes pasado Mac Master fue optimista, el jueves, cuando se radicó el articulado final, los ánimos cambiaron. “Debemos decir que, infortunadamente, en el texto que fue radicado algunas de las cosas que vimos en el borrador no están”.
Al igual que para los representantes de Fenalco y Acopi, su preocupación radica en los sobrecostos laborales que se generarían y en “imposiciones” que habría en aspectos como tercerización y que pondrían en jaque a las empresas más pequeñas.
Esto, en tanto la reforma indica que cuando se contrate o subcontrate la ejecución de obras o trabajos relativos a la actividad principal de una compañía, “los trabajadores del contratista o subcontratista tendrán los mismos derechos salariales y prestacionales que los de la empresa principal”.
Sin siquiera una sesión oficial en el Congreso, y con apenas días de conocerse, las reformas ya abrieron todo un debate que será trascendental para el futuro del país. En todo caso, los datos más importantes a tener en cuenta en la discusión son que más de la mitad de los colombianos trabajan en la informalidad; más de 3 millones están desempleados; y solo 3 de cada 10 logran pensionarse.
/ELCOLOMBIANO