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‘Sobreviví, pero no puedo trabajar y nació mi hijo’: victima de Tasajera
Entre las víctimas, se encuentran no solo mototaxistas, pescadores, sino vendedores ambulantes de agua, dulces y mecatos quienes estratégicamente se ubican en el peaje de Tasajera para ofrecer a los conductores sus productos y poder llevar dinero a su hogares para los alimentos, uno de estos vendedores que resultó con heridas no tan considerablemente en su cuerpo, fue identificado como Eduardo García Vargas quien momentos antes del estallido se encontraba por el sector con una cava de gaseosas para vender en el peaje y quedó a la orilla de la carretera Troncal del Caribe.
A pocos metros del camión volcado estaba él, junto a su hermano y un primo, además de una veintena de paisanos llenando pimpinas con las que logran recolectar los más de 5.000 galones de gasolina que transportaba ese Chevrolet de placas WGV- 913. “Mi hermano me pidió que fuera a buscar una botella para cortarla y hacer un embudo. Me volteé, di unos pasos y ¡boom!, explotó esa vaina”, contó Eduardo, quien según su versión cayó de frente contra el suelo.
La víctima de 28 años de edad, agregó que en su lugar de origen no hay empresas, pues viven del mar y la ciénaga, donde pescan y de lo que se pueda vender en el peaje. Además indicó que como todos los residentes de la zona, les toca alternar sus ventas, es decir dependiendo de las épocas de escasez, sale con su neverita cargada de bebidas, aguas y hasta energizantes para los conductores que a diario transitan por esta carretera.
Tras el estallido, García Vargas se repuso como pudo para pedir auxilio, pues su camisa estaba casi que consumida por las llamas, lo que lo obligó a correr unos metros para quitársela y evitar quemaduras de gravedad. Sin embargo, su color moreno de piel se había transformado en parches blancos. Desesperado sin conocer la situación de sus dos parientes, caminó unos metros y encontró a su primo, irreconocible con graves lesiones en su rostro, de inmediato lograron apagarlo junto a otras personas y pararon a una camioneta blanca y en su platón se acomodaron, al menos junto a otros ocho heridos.
Para entonces los muertos ya eran siete y en los 20 minutos que se gastaron desde el punto del accidente, en el kilómetro 47 de la vía, hasta el hospital San Cristóbal de Ciénaga, hasta donde llegó también había llegado vivo su hermano unos minutos antes.
¿Por qué no se encuentra en un centro médico?, su respuesta fue el miedo de contagiarse del coronavirus, “Yo sabía que me tenían que revisar, pero ver esa escena me dio mucho miedo. Por un lado, podía contraer alguna infección por todos los heridos que estaban entrando, pero además estaba el coronavirus ese. ¿Yo cómo me iba a quedar así en la clínica?”, precisó.
Los familiares de Eduardo, dicen encontrarse molesto, pues aunque el coronavirus ande suelto, Eduardo debería quedarse internado en el hospital. Las razones de la preocupación es que su pariente que se encontraba estable, tuvo que ser trasladado de Ciénaga a Santa Marta, y, de ahí a Bogotá. Lamentablemente su primo que quedó gravemente herido murió la madrugada del 7 de julio, debido a las considerables quemaduras en su rostro y cuerpo.
Sobre su estado de salud, indicó que permanece estable en caso y que solo ira al médico para que le hagan una que otra curación, pues tiene miedo a que el virus lo agarre y contagie a toda su familia, quienes esperan se recupere pronto y pueda recibir a su bebé que viene en camino para completar el trio de primogénitos varones. “Yo necesito recuperarme rápido para poder trabajar y comprarle sus cositas”, finalizó uno de los heridos que pese a que no participó en el saqueo del combustible, sufrió considerables heridas.