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El viaje a la luna en la realidad y en el cine (a la larga lo mismo)
POR:
GONZALO
RESTREPO
SÁNCHEZ
Este domingo 20 de julio de 1969 un par de astronautas norteamericanos pisaron la Luna por primera vez. La misión Apolo 11 del programa espacial de los norteamericanos consiguió llevar a los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin a la Luna. Las celebraciones están a la vuelta de la esquina y el cine siempre ha estado ahí para señalar este acontecimiento.
Cabe recordar que desde que en 1902 el cineasta francés George Mèliés mostró un viaje a la luna en su película “Viaje a la Luna”, y es que el cine siempre lo ha mostrado con categoría. Películas como “La mujer en la Luna” (“Frau im Mond”, Fritz Lang 1929) o “Con destino a la Luna” (“Destination Moon”, Irving Piche, 1950) nos mostraron el viaje desde la ciencia-ficción.
De todas formas, es a partir de 1969 y el alunizaje del Apolo XI, cuando el asunto se convierte en argumento de dramas y películas (títulos como “Elegidos para la gloria (“The Right Staff”, Philip Kaufman, 1983); en 2013 se pudo observar el histórico vuelo de Gagarin en la gran pantalla y en el año de 2017 a Alexéi Leónov —protagonista de “El tiempo de los primeros” (Время первых/Vremya Pervij). La película —traducida al inglés con el nombre de The Spacewalker—, narra la disímil leyenda del primer paseo espacial según su cineasta Dmitri Kiseliov.
Existe una buena filmografía sobre este tema, pero para caer en la repetición quizá, bien vale la pena recomendar el filme más reciente sobre este tema que engrandece a la humanidad con “Primer Hombre” (“First Man, Damien Chazelle, 2018). Seis veces viajó el hombre a la luna y en esta oportunidad, la película muestra cómo fue esa primera ocasión, donde el astronauta Neil Armstrong (interpretado por Ryan Gosling) fue el primero.
Vale la pena reseñar que su director Damien Chazelle, es recordado por su entrañable filme “La La Land”: Si bien son dos temas diferentes respecto a esta película, se puede rotular que es un excelente director y en esta oportunidad en una reveladora significación de la realidad, todos concluimos que esta primera experiencias del viaje a la luna, no era para nada sencilla y agradable (se desafiaba a la muerte).
Sin cometer spoiler alguno y empezando un poco por el final en el análisis de esta cinta, se puede concluir que si algo motivó a Neil, el terco deseo de continuar con un programa espacial más bien peligroso para su vida, era precisamente la ausencia de su primera hija, quien siendo todavía una bebé, había dejado de existir. Quizá solo así, con esta proposición, entendemos el héroe en toda su magnificencia.
Además, a pesar de ser un personaje a veces sobrio sobre sus ideas y pensamientos, el grado de empatía es absoluto, hasta el punto de convertirse en una seria tortura para el espectador, ante su serena decisión sobre su propósito en la vida (el viaje a la luna) y que vamos observando a lo largo del metraje. Cada una de las acciones de Neil estará dotada de esa disposición bondadosa inherente al personaje; incluso en el desenlace ya consabido.
Cargada de ansiedad y con un guión, de Josh Singer («The Post», Spotlight), si bien la cinta traza algunos aspectos biográficos del astronauta, en el drama —en su más pura expresión— todos creemos que estamos ante un héroe fuera de serie y que el cineasta no lo eleva a tan excesiva exaltación, como ocurre en otro tipo de filmes de esta naturaleza.
Y es que conocer lo que pasa en la mente del hombre enfrentado a la larga a la nada (siempre vemos el rostro de Neil) y sus mutismos y esos silencios en el espacio, dan la categoría de un manejo excelente del lenguaje y una puesta en escena ejemplar. Sin una lectura metafórica del filme, se puede concluir sobre la importancia del guión, donde se evidencia los estados de ánimo de los personajes.