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El gabinete ministerial de Duque, ni fu, ni fa

El 17 de junio de 2018 cuando Iván Duque habló al país como el presidente electo de Colombia, reiteró una de sus promesas de campaña, trabajaría con un gabinete paritario (mitad hombres y mitad mujeres), con personas de amplia experiencia y jóvenes muy destacados en sus sectores y ante todo más técnicos que políticos.

Pasó un poco más de un mes para que anunciara su primer ministro, fue el experimentado Alberto Carrasquilla, quien como se preveía estaría en el Ministerio de Hacienda. Así, casi que uno a uno y vía Twitter le contó al país quienes serían sus ministros, directores de entidades claves como Planeación Nacional y su círculo cercano.

Fue así como se conocieron nombres como Jonathan Malagón un joven que venía del sector financiero, para el Ministerio de Vivienda; el experimentado empresario Guillermo Botero, en el Ministerio de Defensa; la técnica María Fernanda Suárez, en el Ministerio de Minas; el experimentado político Carlos Holmes Trujillo, en la Cancillería; el académico Juan Manuel Restrepo en el Ministerio de Comercio y la exministra Ángela María Orozco, en el Ministerio de Transporte, entre otros.

De ahí que la expectativa fue creciendo y el debut era esperado entre amigos y críticos. Ya posesionados y con el gobierno andando afloraron las primeras críticas, en donde se afianzaron dos que marcaron lo que fue el año: Desconocimiento de los temas y muy distanciados de los políticos (el Congreso) esto  para desmarcar que la relación se pudiera basar en la llamada mermelada, la burocracia.

El analista Fernando Estrada plantea que “el presidente Duque se jugó una carta que era en parte innovadora, no gobernar con políticos reconocidos y que identificaban a sus partidos, por tener ministros más técnicos, pero los resultados no fueron los que proyectó porque muy rápidamente los congresistas se empezaron a distanciar incluso sus mismos compañeros del uribismo que se sentían maltratados con los ministros cuando les buscaban”.

Precisamente desde el Centro Democrático el senador John Harold Suárez, considera que la “mayoría de los ministros si han hecho una buena labor en este primer año, pero sí debemos decir que les faltó tener más lazos de comunicación con el Congreso”.

Contrario a otros jefes del Estado, Duque no ha tenido muchas cumbres con los partidos. La más reciente se dio luego del fallo de la Corte Constitucional que ratificó que las objeciones se habían hundido en el Congreso. Allí liberales, conservadores, la U, Cambio Radical, el uribismo y hasta los cristianos le reclamaron que sus ministros atiendan a los congresistas.

Para ese momento el presidente de la República pareció mostrar el inicio de un eventual relevo en parte de su equipo de gobierno, la salida de la ministra de Justicia, Gloria María Borrero por la magistrada Margarita Cabello.

Borrero relativamente cayó, en los diez meses en que estuvo al frente de la cartera no pudo tener una buena relación con el Congreso, al punto que no pudo conseguir el acompañamiento para la reforma a la justicia, la cual se hundió sin cumplir su primera vuelta.

Para el analista y profesor John Mario González, los problemas que tuvieron los ministros es el claro resultado su “bajo perfil, y se notó en sus permanentes intervenciones llenas de lugares comunes por falta de conocimiento y por la falta de la destreza y talante de un verdadero ministro”.

A quien ha acosado las sombras permanentes por la falta de su conocimiento del tema es al ministro de la Defensa, Guillermo Botero, quien tuvo que enfrentar una moción de censura. Sus pronunciamientos no precisos por la muerte de un reinsertado de las Farc y la reciente de un joven en una guarnición militar, le llevaron a mencionar impresiones graves por intentar dejar en limpio la responsabilidad de los soldados en dichas muertes.

El Ministerio del Interior, considerado como uno de los más importantes en la estructura del ejecutivo, también tuvo muchas críticas por la labor que ha realizado su titular, Nancy Patricia Gutiérrez, a quien se le cuestiona por su falta de relación con el Congreso, la poca capacidad para liderar la amplia agenda legislativa que llevó el gobierno en agosto de 2018, entre otras situaciones.

El ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Holmes Trujillo, en un inicio pareció ser la figura principal del equipo de Duque, sin embargo el principal tema que ha liderado, la crisis democrática en Venezuela y la pronta salida de Nicolás Maduro, con el paso de los meses se ha convertido en el mayor cuestionamiento a su gestión.

Quien sí ha empezado a mostrar resultados, al menos en el papel, es el ministro de Comercio, Juan Manuel Restrepo. El desmonte de una serie de trámites innecesarios y la apertura de convenios comerciales con varios países, como en China tal y como pasó este semana. A su lado igualmente está la ministra de las TIC, Silvia Constaín, a quien especialmente en su sector le resaltan que logró que saliera avante la ley de la reforma al sector de las TIC.

Tres de los ministros considerados técnicos, el de Salud, Juan Pablo Uribe; la de Minas, María Fernanda Súarez y la Educación, María Victoria Angulo, ya habrían empezado a encajar en sus labores, en concepto de opiniones de empresarios y diversos sectores políticos.

Alberto Carrasquilla, en el Ministerio de Hacienda, su labor que desde el comienzo ha sido cuestionada, logró sacar adelante la reforma tributaria o ley de financiamiento, el ajuste de los gastos de las nación y la expectativa de crecimiento de la economía que en parte lo ha logrado.

No han logrado mayor figuración en sus labores el ministro de Vivienda, Jonathan Malagón; Ambiente, Ricardo Lozano; el ministro de Agricultura, Andrés Valencia; la de Cultura, Carmen Vásquez; Ángela María Orozco, la ministra de Transporte y la de Trabajo, Alicia Arango.

LA VICEPRESIDENTE

El papel de Marta Lucía Ramírez, al frente de la Vicepresidencia de la República en el primer año de gobierno también ha sido objeto del análisis de su labor.

Los primeros meses su gestión parecía no muy clara, pero luego empezó a tener tareas más concretas que realizar, como la política de atención a la mujer, la población con discapacidad, entre otras.

El presidente Iván Duque también puso sobre la responsabilidad de Ramírez el seguimiento a los casos de Cartagena y La Guajira, en donde sus administraciones locales han cambiado debido a los problemas de corrupción de sus autoridades. Una misión más fue el seguimiento a la reconstrucción de Mocoa, Putumayo, luego de la avalancha de dos ríos en marzo de 2017.

La organización de los actos del bicentenario, la puesta en marcha de la misión de sabios y liderar todo lo relacionado con el tesoro del Galeón San José, fueron otros asuntos.

Sin embargo dos temas considerados claves son orientados por la vicepresidente Ramírez, la infraestructura y el transporte.

Sobre la vicepresidente Marta Lucía Ramírez, incluso en algunos ‘mentideros políticos’ se ha hablado de que pretende hacer un segundo gobierno para consolidar su muy segura candidatura presidencial en el 2020.

UN AÑO A RITMO DE OPOSICIÓN E INDEPENDENCIA

El controvertido acuerdo de paz que llevó a la desmovilización de la otrora fuerte guerrilla de las Farc, no sólo dejó su desaparición, una fuerte polarización entre amigos y críticos de ese proceso, sino que también puso en vigencia un tema que había sido reclamado por años, el Estatuto de la Oposición.

Este mecanismo que otorga una serie de derechos políticos permitió que en Colombia se empezara a ver cómo opera el país con la vigencia de unos partidos oficiales (Gobierno), otros independientes y los de oposición. La ley se estrenó de lleno hace un año, luego de que asumió el presidente Iván Duque Márquez.

En septiembre, un mes después, quedó claro quién era quién. Del oficialismo se declararon el Centro Democrático, el Partido de la U, el Partido Conservador y los movimientos cristianos, Mira y Colombia Justa Libre.

La independencia la asumieron el Partido Liberal y Cambio Radical, mientras que por la línea de la oposición se fueron el Polo Democrático, Farc, la Alianza Verde, Colombia Humana (Decentes) y los indígenas.

El novedoso panorama político se completó con una postura de Gobierno vista desde el primer momento, un distanciamiento del presidente Duque y de todos sus ministros de los congresistas, incluyendo con miembros del uribismo.

La representante Juanita Goebertus, de la Alianza Verde, ha sido una de las congresistas de la oposición y dice que en este año la relación ha sido muy mala. Ella fue quien literalmente estrenó la figura cuando en la primera réplica al mandatario nacional hizo una alocución y controvirtió al Gobierno en su petición de objetar la ley estatutaria de la JEP.

“El primer año del gobierno del presidente Duque se ha destacado porque en su relación con la oposición ha sido muy mala”, manifiesta la representante, quien destaca que hubo un incumplimiento notorio cuando se intentó tramitar la agenda legislativa anticorrupción.

“El Gobierno nos llamó a una mesa de concertación, se comprometió con sacar adelante los proyectos, hicimos unas mesas de trabajo, pero cuando llegamos con los proyectos al Congreso sistemáticamente cada uno se fue hundiendo. El Gobierno, que había empeñado su palabra, defraudó unas expectativas de poder trabajar conjuntamente”, recuerda la congresista verde.

Para el analista Fernando Sanín, hubo dos momentos más que se deben mirar en este año en medio de la relación Gobierno-Congreso. “A los ministros les fue mal, pocos llegaron a tener una identidad con los congresistas, el desconocimiento de los temas fue muy notorio y se evidenció en el trámite de los proyectos”, indica.

Pese a esa falencia en el trámite de los proyectos, el Gobierno pudo superar las dos mociones de censura que lideró la oposición, la primera al ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, a quien se le intentó separar de su cargo por la responsabilidad en la quiebra financiera de más de 100 municipios que compraron los llamados bonos del agua. El otro que también superó el momento fue el ministro de la Defensa, Guillermo Botero, a quien se le negó la moción que pedía la oposición por si presunta responsabilidad en falsos positivos que habrían ocurrido.

El segundo momento, que recuerda Sanín, fue el trámite las objeciones presidenciales a la ley estatutaria de la Justicia Especial de Paz, las cuales ganaron todo el protagonismo legislativo durante el semestre pasado en el Congreso, al punto de que llevaron nuevamente a dura polarización por los acuerdos de paz.

La representante Goebertus así coincide. “En la discusión de las objeciones el Gobierno se vino en contra de la implementación de los acuerdos, elincumplimiento a los excombatientes, pero en especial a las víctimas”, indicó la congresista.

El expresidente de la Cámara Alejandro Chacón, quien incluso llegó a ser considerado como un opositor al Ejecutivo, sostiene que “las obsesiones más no las objeciones llevaron a que la relación con el congreso fuera más compleja y distante”. Chacón cuestionó que desde el Gobierno se haya tomado la postura de que los funcionarios no hablaran con los congresistas.

En cuanto a los proyectos claves, el Gobierno no logró el respaldo de las reformas constitucionales de la justicia y política, se hundieron. La reforma tributaria o ley de financiamiento, salió pero se convirtió en el primer traspies legislativo porque la ley salió pero con una amplia ‘peluqueda’.

La ley de punto final en el tema de las deudas de salud, la que otorgó mecanismos sancionatorios a la Superintendencia de Salud, e incluso el plan nacional de desarrollo y la ley de TIC, están en las leyes en las cuales el Gobierno logró una importante concertación. /Colprensa

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