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Guerrilleros del ELN, se reencontraron con sus familias en bajo Cauca antioqueño

Tras la operación en la que fue dado de baja alias Guacharaco el pasado fin de semana, el Ejército reportó que fueron capturados el segundo, tercero y cuarto cabecillas de la subestructura Tarazá de la guerrilla del ELN, facción que hace presencia en el Bajo Cauca antioqueño. Se trata de Cañitas, Bamba y Tenjo quienes se vieron superados en número tras el despliegue de las tropas de la Séptima División.

Un fusil, dos lanzagranadas, tres pistolas, siete granadas, munición de diferentes calibres, equipos de comunicaciones, algunas partes de fusiles y armamento, así como material de intendencia y documentación hizo parte del material incautado por la unidad militar que realizó el operativo.

Inteligencia de la mencionada División documentó que tras el operativo en el que fue abatido Guacharaco (Yovanni Bello Olivero) se alcanzó a designar a Cañitas como el nuevo cabecilla de la subestructura, pero solo lo fue por tres días.

Fuentes militares precisaron que Cañitas llevaba doce años en ese grupo armado y se le señala de planear y realizar diferentes ataques contra miembros de la fuerza pública en donde habrían muerto 15 soldados y policías en los últimos ocho años. Por esta razón habría quedado al mando de la subestructura tras la muerte de Guacharaco. Tenjo y Bamba, por su parte, llevaban 11 años en las filas del ELN.

“A estos individuos se les señala de múltiples asesinatos en contra de la población civil, la fuerza pública, la infraestructura productiva. De la región como la incineración de vehículos de carga y torres de energía, así como la del manejo de las rentas ilícitas derivadas del narcotráfico, la extorsión y la explotación ilícita de yacimientos mineros”, explicó el general Juan Carlos Ramírez, comandante de la Séptima División.

La historia, sin embargo, no para ahí. El oficial añadió que tras las detenciones se hicieron los contactos con las familias de los guerrilleros y fueron llevados hasta el lugar en el que sus parientes estaban para que se reencontraran.

“Este acercamiento se produjo luego de varios meses en que muchos de ellos no pudieran hablar, debido a las amenazas de sus superiores para no hacerlo. Así mismo debido a que los delincuentes por la presión militar, la mayoría del tiempo estaban en zonas donde no tenían como comunicarse”, concluyó Ramírez.

BOGOTÁ (Colprensa).

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