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Los fanáticos actuaron en masa en Twitter, mientras se emitía el perturbador documental «Leaving Neverland», y se apropiaron del hashtag homónimo para difamar a los acusadores de Michael Jackson.
Por:
MAGGY
DONALDSON
La emisión de un documental sobre nuevas acusaciones de pedofilia contra Michael Jackson puede haber dejado incómoda a buena parte de sus admiradores, pero para sus rabiosos superfanáticos, lo único que importa es proteger su legado de tal afrenta.
Los fans de las celebridades se han convertido en una herramienta en línea, que tiene su versión más radical en pandillas de superfanáticos -como Beyhive de Beyonce, Beliebers de Justin Bieber, Bardi Gang de Cardi B, por nombrar algunos- que contraatacan cada vez que se cuestiona la reputación de su ídolo, sin importar las circunstancias.
Y cuando las celebridades enfrentan acusaciones de delitos graves, como es el caso de Jackson, aumenta la necesidad de rechazar los argumentos, asegura la psiquiatra Sue Varma.
El fenómeno se deriva de una «necesidad de tener un escape, una fantasía, alguien como quien aspirar a ser», sostiene.
«Es una forma de negación», según Varma. «Son superhumanos y queremos, o más bien necesitamos, creer que no pueden hacer nada malo».
Los fanáticos actuaron en piña en Twitter mientras se emitía el perturbador documental «Leaving Neverland», y se apropiaron del hashtag homónimo para difamar a los acusadores de Jackson en la cinta, Wade Robson y James Safechuck, y al mismo tiempo defender a su ídolo bajo la etiqueta #MJInnocent (Michael Jackson inocente).
«Deberían avergonzarse por arrastrar a un hombre inocente», escribió una usuaria de Twitter con el nombre @Claudia20195, agregando que Robson y Safechuck estaban «hambrientos de dinero».
«Cuanto más veo este documental de #FindingNeverland, más me enojo», escribió otro, @bailey_hensel. «Estos tipos están explotando a un hombre muerto para ganar dinero… Me duele en el alma por la familia Jackson».
El director del documental, Dan Reed, dijo a AFP que ha estado recibiendo virulentos mensajes de los fanáticos de Jackson desde hace meses. «Tienen una devoción ciega hacia él», dijo. «Es casi como si fuera un culto religioso».
Fanatismo tóxico
El superfanatismo, un fenómeno que define la relación con una persona, un objeto o una ideología que a menudo se convierte en obsesión, no es nada nuevo, sostiene el investigador de medios Paul Booth, de la Universidad DePaul de Chicago, pero las redes sociales han aumentado su visibilidad.
«Los fanáticos siempre han tenido desacuerdos y rivalidades», dijo Booth, «pero la diferencia hoy en día es que las personas que no son fanáticas tienen fácilmente acceso para verlo».
Internet permite la entrada en «comunidades de fans», lo que aumenta los sentimientos de identificación y la necesidad de defender.
«Cuando nuestro objeto de fanatismo, al que tanto hemos asociado con quienes somos nosotros mismos, es acusado de algo atroz, de alguna manera queremos negarlo porque parece proyectarse en nosotros como personas», dice Booth.
Hoy, agrega, «no es suficiente defenderse», pues el discurso en las redes sociales ofrece una plataforma para «contraatacar».
«La mejor defensa es una buena ofensiva» para muchos superfans, estima Booth, calificando esta actitud como «la base de un fanático tóxico».
Para la experta en medios digitales Mel Stanfill, de la Universidad de Florida Central, el veneno que circula en línea es alimentado por «la forma impulsiva en que conversan las personas».
«Solo lanzas» el comentario, dice. «No reflexionas, simplemente reaccionas».
El conflicto de los admiradores por conciliar al artista con su obra se remonta a muy atrás, dijo Booth, quien pone de ejemplos a Roman Polanski y Woody Allen, ambos acusados de pedofilia.
Pero el problema se ha vuelto particularmente sensible en la era #MeToo, que ha cambiado la manera en que la sociedad percibe a las supuestas víctimas de abuso sexual, lo que ha llevado ante los tribunales a celebridades como la superestrella del R&B R. Kelly para enfrentar señalamientos por acusaciones graves de abuso sexual.
En lo que respecta a Jackson, «Leaving Neverland» ha reavivado las acusaciones de pedofilia casi una década después de la muerte por sobredosis del artista, logrando exacerbar el deseo de proteger su legado, explica Varma.