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Los seropositivos de Singapur, consternados por un robo de datos
Rico es seropositivo desde hace casi una década pero muy pocos lo sabían en Singapur. El mes pasado recibió una llamada de teléfono que le advertía de que había sido publicado su nombre en internet y desde entonces vive con miedo a reacciones hostiles.
Es uno de los 14.200 portadores del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) cuyo estado, nombre y dirección fueron filtrados presuntamente por un estadounidense que publicó una base de datos.
«La comunidad LGTB está enfadada», explica este hombre de 31 años que prefiere no dar su apellido.
Rico confesó a la AFP tener miedo de que «estas informaciones robadas cambien la percepción» que la gente tiene de él.
«La sociedad puede tolerar a la comunidad LGTB pero no creo que esté preparada para aceptar a un hombre gay e infectado con el VIH», estima.
Pese a las infraestructuras ultramodernas, en Singapur la población es conservadora en temas morales.
Citado por el diario local The Straits Times, un directivo de recursos humanos del sector hotelero declaró que quería despedir a los empleados que figuren en esta base de datos.
El virus se transmite por medio de relaciones sexuales sin protección y de jeringas compartidas pero no por simple contacto.
Los extranjeros portadores de este virus tienen prohibida la entrada desde 2015 a esta ciudad-Estado de 5,6 millones de habitantes en la que viven muchos expatriados. Pueden visitarla por un corto periodo de tiempo pero no trabajar en ella.
Lágrimas
Tras la publicación en enero de los datos, la oenegé Action for AIDS (AFA) recibió llamadas de gente llorando, contó Sumita Banerjee, su directora ejecutiva.
«Una de las principales preocupaciones es que los jefes, amigos o familiares, que no estaban al corriente, reaccionen mal», y algunos temen perder el trabajo.
Las autoridades singapurenses aseguraron haber reaccionado rápidamente para bloquear el acceso a la base de datos.
Sospechan que fueron filtrados por el estadounidense Mikhy Farrera Brochez y como siguen en su poder podría difundirlos de nuevo.
El estadounidense, seropositivo, estuvo en Singapur en 2008. Usó muestras sanguíneas de su compañero, el doctor Ler Teck Siang, para las pruebas con el fin de obtener un permiso de trabajo.
Se cree que obtuvo el registro de personas infectadas por el VIH a través de su compañero, quien por su trabajo tenía acceso al sistema de salud singapurense.
En mayo de 2016, la policía se incautó de documentos, de un ordenador portátil y de teléfonos en los domicilios de los dos hombres.
Expulsado en 2018
Mikhy Farrera Brochez fue condenado por fraude y por consumo de droga en marzo de 2017 y expulsado de Singapur a Estados Unidos tras purgar una pena de cárcel al año siguiente.
Actualmente es objeto de una investigación de la policía estadounidense por otro delito pero el ministro de Salud Gan Kim Yong prometió el martes que las autoridades singapurenses harían «todo lo posible por juzgarlo».
El ministerio de Salud dice que ayuda a las víctimas de la filtración de datos y que su «bienestar» es una prioridad.
Para Rico, el mal está hecho. Cree que algunos portadores del virus, por miedo por su seguridad, se verán tentados de evitar someterse a tratamiento. «No me sorprendería que el miedo empuje a la gente a la clandestinidad».
AFP