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“Es un mensaje directo a la Dimayor, para que no acabe el fútbol femenino”

El Atlético Huila Femenino se coronó este domingo como campeón de la Copa Libertadores de América, el primer gran título de la historia del fútbol femenino colombiano, gracias a un trabajo en equipo que lideró desde la defensa su capitana, la tolimense Gavy Yorely Santos.

La futbolista, nacida en el Líbano, municipio al norte del Tolima, ha sido el estandarte del equipo opita desde su creación y hasta la obtención de las conquistas de la Liga Águila 2018 y ahora el máximo certamen continental de clubes, que en masculino sólo ha sido conquistada por el Atlético Nacional, en dos oportunidades y por el Once Caldas.

En medio del festejo, de los planes de regreso y en el proceso de caer en cuenta del gran logro que alcanzaron, la capitana del Huila, autora del gol del empate que les dio vida en la final para ganar luego por penales, Gavy Santos, dialogó con COLPRENSA sobre este título, el más grande de la historia del fútbol femenino colombiano y su esfuerzo personal de superar dos cirugías de rodilla para regresar y levantar el trofeo de América.

¿Cuál es el significado de levantar el trofeo como campeona de la Copa Libertadores?

Significa demasiado, por todo el esfuerzo, el trabajo y la dedicación, no sólo de las jugadoras, sino de todo un club, que generó ingresos para poder sostenernos, para poder prepararnos hasta llegar a esta conquista, y por lo que representan darle este gran triunfo al fútbol femenino

en Colombia.

¿Qué aporte le da este título al fútbol femenino colombiano?

Mucho, porque es un mensaje directo a la Dimayor para que no acabe el fútbol profesional femenino, porque aquí en Colombia hay mucho fútbol, hay mujeres muy talentosas, porque sabíamos que no era sólo de palabra, debíamos demostrarlo y ganar esta Copa, ser campeonas de América, es algo increíble, por todo lo que significa, con el solo hecho de ver cómo el país se movió alrededor de nosotras.

 

¿Cuáles fueron las sensaciones cuando levantó el trofeo?

Demasiadas, porque son muchas las cosas vividas y en ese momento me pasaron por la cabeza todas las cosas que he vivido, las lesiones, que no me volvían a llamar a la Selección Colombia, hace tres días mi papá se accidentó en una moto, entonces son muchas cosas que llegan en ese momento y sólo agradecimiento a Dios, y describir ese momento, el del sueño de toda la vida, el que casi pierdo por lesiones antes del viaje, por eso y más es increíble y maravilloso.

 

¿Cómo vivió el gol del empate que las devolvió a la pelea?

Fue el gol más importante de mi carrera deportiva, de mi vida, porque lo venia buscando, en cada partido lo soñaba y no se me daba, pero estaba tranquila y pensando en que llegaría cuando más lo necesitara el equipo, y así fue, en ese momento no lo creía porque, además, el balón entró como en cámara lenta, ahí por eso me arrodillé y lloré, en agradecimiento a Dios, que me dio la noche de mi vida, con gol, ganamos y levantar el trofeo, la moñona de mi vida.

 

¿Se imaginó cuando viajaban a Brasil que iba a levantar el trofeo?

Lo soñaba cada día de mi vida y sabíamos que teníamos un equipazo, por eso todas teníamos la convicción de que íbamos a ser campeonas, algo muy bueno, porque todo el equipo se mentalizó en el mismo objetivo y nos rompimos en la cancha por lograrlo, todas corríamos por todo, con la fe de ser campeonas y cada día soñaba con levantar el trofeo.

 

¿Cómo se dio todo el día a día de la Copa hasta llegar al título?

Es una Copa Libertadores y nada es fácil, hubo momentos complicados en el torneo, partidos difíciles,  de hecho para pasar la primera ronda dependíamos de goles y el de la clasificación llegó en el último minuto, entonces fueron cosas muy increíbles, lo soñamos, lo creímos y trabajamos tanto para esto, que desde que llegamos nos preguntaban por las expectativas y todas decíamos que veníamos a ser campeonas y esa convicción nos llevó a conseguirlo.

 

En medio de todo lo que destaca, ¿cuál fue la clave para ser campeonas?

El trabajo, la preparación que tuvimos, poder unir esta familia, unir jugadoras con tanta experiencia y jerarquía y consolidarnos para un mismo objetivo, eso fue muy importante, porque la unión se vio reflejada en la cancha, todas corrimos y lo dejamos todo en la cancha, pero también el apoyo de nuestro presidente Diego Perdomo para sostener el equipo en esos meses sin torneo, fueron casi cinco meses sólo entrenando a doble jornada, sin partidos, eso es duro, que aquí está la recompensa.

 

¿Cuáles fueron las sensaciones personales, teniendo en cuenta las lesiones que casi la hacen perder la Copa?

Fue complejo, porque tengo dos cirugías en mi rodilla, los médicos en su momento me dijeron que no podía volver a jugar fútbol y aquí estoy. Cuando tengo mucho desgaste me empieza a molestar la rodilla y dentro de la cancha tuve un golpe que me hizo llorar, porque pensaba que no podía continuar, lloré en medio del partido y salí a que el médico me amarrara la rodilla y seguí, porque era el partido que soñé toda mi vida y no me lo podía perder, por eso cuando la mente es más fuerte, el cuerpo responde.

 

Por causa de esas lesiones, ¿cómo vivió la transición de reinventarse en el fútbol como defensa, cuando era habitual volante creativa?

Siempre que estuve en la Selección Colombia aprendí mucho y una de esas cosas era jugar en varias posiciones, entonces convertirme en una jugadora polifuncional ha sido muy importante para mi carrera, porque puedo jugar de central, de volante, incluso en algún partido regresé a ser delantera, así que no es importante dónde se juega, siempre es dar lo mejor y me siento muy cómoda como defensa central.

 

Bogotá Colprensa

 

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