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Pesebre en vivo en el barrio 13 de Junio

Con mucha devoción y alegría, los residentes del barrio 13 de Junio, se encuentran realizando la Novena de Aguinaldos en vivo.

Los participantes en la novena, más que todo son niños y jóvenes, quienes han tomado con mucha seriedad y profesionalismo la interpretación de cada uno de los personajes, haciendo más didáctico el mensaje que nos entrega cada día la novena.

Para los organizadores de la Novena de Aguinaldos y el pesebre en vivo del barrio 13 de Junio, ha sido una gran experiencia, porque se cumple con mucha devoción esta tradición religiosa.

Hoy, se celebrará el sexto día de la Novena de Aguinaldos como la establece la tradición religiosa:

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en vuestro hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, les doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él, les ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. (Se reza tres veces Gloria al Padre).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VÍRGEN

Soberana María que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, mereciste que todo un Dios te escogiese por madre suya, te suplico que vos misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hicieron esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo.

¡Oh dulcísima madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura, con que lo aguardaste vos, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza tres veces el Avemaría).

ORACIÓN A SAN JOSÉ

¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios, porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza.

Os ruego, por el amor que tuviste al Divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén. (Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria).

CONSIDERACIÓN SEXTO DÍA

Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber la orden dada por el emperador Augusto, que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios.

María y José, como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén. Ni la situación de la Virgen Santísima ni la necesidad en que estaba José del trabajo diario que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirles de este largo y penoso viaje, en la estación más rigurosa e incómoda del año.

No ignora Jesús en que lugar debe nacer e inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de los designios.

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS

Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente:

«Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado». Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponerte toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén. A continuación, se cantan los gozos.

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