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Los avances que durante la semana tuvo el proyecto de reforma laboral en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes y la petición de las organizaciones sindicales de que el aumento del salario mínimo para el año que viene sea de 18% cayeron como “papeletas” sobre la mesa de concertación salarial, de la que hacen parte los empresarios, los trabajadores y, obviamente, el Gobierno.
Y es que el viernes expiró sin acuerdo el primer plazo para fijar el aumento (Ley 278 de 1996, artículo 8), por lo que el Ministerio del Trabajo se comprometió a celebrar reuniones bilaterales con las partes, es decir, empleadores y trabajadores, para “lograr el mejor acuerdo posible y garantizar la protección del poder adquisitivo de los salarios”.
Incluso, para ese día en la tarde los miembros de la mesa de concertación estaban citados a un encuentro, pero horas antes se canceló.
“La reunión fue aplazada para que las partes mantuvieran una serie de contactos bilaterales en la posibilidad de construir un acuerdo que le dé una señal al país de que, a pesar de las diferencias, podemos construir un acuerdo sobre el salario mínimo”, explicó Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT).
Las chispas
Uno de los factores que caldeó el ambiente en el seno de la mesa de concertación fue el hecho de que a inicios de la semana, la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes abriera la discusión, en primer debate, de la reforma laboral que presentó el Gobierno.
El martes, varios gremios (Acopi, Andi, Asobancaria y Fenalco) dejaron constancia en la Mesa de Concertación de Políticas Salariales y Laborales de su descontento por la actuación de esa célula legislativa, expresando que “mientras en esta mesa tratamos de hacer esfuerzos por llegar a una concertación, en el Congreso avanza atropelladamente el proyecto de reforma laboral que nunca fue concertado”.
El más contundente en ese reparo fue Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, quien mencionó que la reforma implicaría un aumento de costos para los emprendedores y las empresas del país, entre el 25% y el 30%, sin tener en cuenta el incremento del salario mínimo, que sigue sin definirse.
“La discusión de la reforma laboral, sin audiencias públicas y sin previa concertación, enrarece el proceso de discusión del incremento del salario mínimo y no contribuye a consolidar la confianza requerida para llegar a acuerdos basados en reglas claras”, enfatizó el dirigente gremial.
Para Fenalco, en un escenario de pobre crecimiento económico, es indispensable que las discusiones se hagan de cara al país y que se reflexione adecuadamente sobre el efecto de las decisiones.
Pese al malestar de los empresarios, la Comisión Séptima siguió trabajando y el jueves aprobó por mayoría artículos claves del proyecto de ley, como la modificación de la jornada laboral, estableciendo la diurna de 6 de la mañana a 7 de la noche, y la jornada nocturna de 7 de la noche a 6 de la mañana. Actualmente, la jornada nocturna comienza a las 9 de la noche.
Otra de las propuestas que contó con el voto favorable de los legisladores fue la contenida en el artículo 19, que hace referencia a los recargos por el trabajo en días domingos y festivos. Además, se le dio vía libre a un bloque de 14 artículos más, quedando listos 16 de 98 que conforman el texto. En febrero de 2024 se retomarán los debates de la iniciativa.
La propuesta de 18%
Por otro lado, la apuesta de las centrales obreras por un ajuste salarial de dos dígitos, 18%, cifra incluso mayor a la aplicada para este año de 16%, tiene haciendo cuentas a los micro, pequeños y medianos empresarios, quienes anticipan que ese porcentaje generaría un alto impacto en sus costos laborales el año que viene.
Así, un trabajador que hoy devengue el mínimo de $1.160.000 tendría un ajuste de $208.800, es decir, pasaría a ganar $1.368.800. Y si al subsidio de transporte (actualmente en $140.606) se le aplica el reajuste de 18%, el auxilio pasaría a ser de $165.915. Entonces, el asalariado recibiría $1.534.715 cada 30 días.
Pero, esta cuenta no termina ahí. El empleador deberá asumir más incrementos laborales porque es responsable de otras prestaciones como los aportes a pensión, cesantías, caja de compensación familiar y ARL, con lo que el valor de cada empleado el año que viene sobrepasaría de largo los $2 millones.
Efectos en las cuentas
Desde la perspectiva de José Fernando Sandoval, experto legal de la firma consultora BDO en Colombia, el aumento de esa remuneración tendrá un impacto significativo en la economía, dada la cantidad de fuerza trabajadora que depende del mínimo o menos.
Según cifras reportadas por el Dane y el Ministerio del Trabajo, en Colombia hay 2,5 millones de trabajadores que reciben un salario mínimo. “Asuntos como el poder adquisitivo de los trabajadores y el aumento de los costos laborales para los empleadores son dos de los temas fundamentales en el marco de este debate”, mencionó el especialista.
Sandoval recordó que de acuerdo con el mandato constitucional el aumento del salario mínimo deberá al menos cubrir el porcentaje de inflación, el cual está en 10,15% anual a corte de noviembre, y tener en cuenta los índices de productividad laboral.
No obstante, la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, comentó hace poco respecto al valor adquisitivo de los salarios que todos los años se mira cuánto pesan en el PIB, pero históricamente en Colombia los trabajadores, en términos del poder adquisitivo, han perdido mucho.
Por eso resaltó que este año se insistirá en que al menos 204 bienes y servicios no sean afectados por el incremento del salario mínimo para el año entrante.
De ese paquete hacen parte alimentos como leche, carnes y sus derivados, así como inscripciones y matrículas, cuotas moderadoras de EPS, transporte intermunicipal y seguros médicos.
“Para este año tomamos la decisión de mantener la desindexación en bienes y productos, y de esta manera consolidar las medidas para protección del valor adquisitivo del salario”, dijo la funcionaria.
BDO acotó que para los trabajadores cuyo salario sea el mínimo mensual o para aquellos que tengan una remuneración pactada en salarios mínimos el ajuste traería una mejora o nivelación en la capacidad adquisitiva respecto de la inflación.
Cuentas bien hechas
Rubén Cortés, analista de Nómina de BDO, destacó los desafíos a los que se podrían enfrentar las organizaciones de darse la nueva medida de salario mínimo. “Se puede reducir la rentabilidad de las empresas, especialmente aquellas que operan con márgenes de ganancia estrechos”.
Así mismo, detalló que el incremento salarial puede provocar que las compañías tengan que competir en un mercado laboral más ajustado. “Se vuelve complejo encontrar y retener talento”.
En ese contexto, recomendó que las empresas revisen el diseño de puestos de trabajo. “Identificar oportunidades para optimizar los roles, asignar tareas adicionales a los empleados actuales o reevaluar la necesidad de ciertas funciones. Esto podría ayudar a maximizar la productividad y eficiencia del personal existente”, argumentó.
Finalmente, los expertos de BDO señalaron que el proceso de negociación del salario mínimo para el próximo año se presenta como un desafío clave tanto para trabajadores como para empleadores, requiriendo un equilibrio entre el fortalecimiento del poder adquisitivo y la sostenibilidad económica.
¿Acercamiento de cifras?
Aunque al cierre de esta edición los empresarios no habían oficializado una propuesta porcentual de ajuste para 2024, sí empezaron a observarse manifestaciones de una eventual cercanía.
Fue así como luego de que se divulgara la posición del expresidente de la CUT, Francisco Maltés, hablando que el alza “más prudente” estaría entre 12% y 13%, el presidente de Fenalco señaló en Noticias RCN que esta era una cifra más mesurada para negociar.
“Ese 18% era sacado de la manga y no tenía ningún sustento, así era muy difícil que los empresarios colocáramos una cifra en la mesa, donde quedábamos de villanos y los sindicatos de redentores, de eso no se trata, de hacer populismo con la negociación del salario mínimo, sino de poner una cifra aterrizada”, expresó.