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Los múltiples planes formulados para la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena se han venido quedando rezagados, incluso desde la época en que la Carta Política de 1991 los declaró de interés nacional y les dio rango constitucional a través de la creación de Cormagdalena.
Con una longitud de 1.550 kilómetros -de ellos cerca de 1.024 considerados navegables- el principal de nuestros ríos nace en el departamento del Huila, desemboca en el Mar Caribe e impacta alrededor de 65% de la población del país por su aporte al desarrollo socioeconómico de las poblaciones ribereñas. Aun así, los recursos disponibles para su recuperación muchas veces se quedan cortos, y en ocasiones, las entidades territoriales no disponen de la capacidad técnica o la asesoría oportuna para utilizarlos eficazmente.
Pero además de la disponibilidad de recursos, la voluntad política es fundamental. Con esa consigna, los gobernadores de siete departamentos varios alcaldes, representantes del sector privado y de la comunidad decidieron convertir en causa común el rescate productivo, cultural y comercial de ese valioso recurso natural. La suma de sus esfuerzos acaba de dar vida a la estrategia “Un Magdalena navegable”.
Con el acompañamiento de la Federación Nacional de Departamentos, el apoyo de empresas navieras y el respaldo de Cormagdalena los mandatarios navegaron alrededor de 250 kilómetros por el río, desde La Dorada, Caldas; hasta Barrancabermeja, Santander. En este recorrido pudimos ser parte de una travesía que incluyó escalas en Puerto Salgar (Cundinamarca), Puerto Boyacá (Boyacá), Puerto Nare y Puerto Berrío (Antioquia), hasta llegar al muelle de Barrancabermeja (Santander). En Barranca conocimos un convoy tipo de la Naviera Fluvial Colombiana, compuesto por un remolcador y cuatro barcazas, cuyas características serían las adecuadas para el transporte de carga entre el puerto petrolero y La Dorada.
Gobernadores, alcaldes y delegados confirmamos el potencial turístico y comercial del Río Grande y nos fue posible identificar, al lado del equipo de Cormagdalena, las acciones técnicas que deben ser desplegadas y reconocer la necesidad de contar con un estudio de batimetría que habrá de permitir el diseño del canal navegable para carga y pasajeros.
Miramos en perspectiva cómo sería la identificación de puntos críticos entre el tramo La Dorada – Barrancabermeja, así como los radios de curvatura, ancho y profundidad necesarios para la estimación de metros cúbicos que debe incluir un dragado para habilitar el paso de una embarcación de ese tipo.
La travesía ya produjo sus primeros frutos. El presidente de la República y su ministra de Transporte anunciaron la realización de estudios para impulsar la navegación de nuestro Río Grande en la zona centro, entre Puerto Salgar y Barrancabermeja, área neurálgica para la actividad comercial. Se trata de un estudio que irá de la mano con el reconocimiento de las necesidades de sostenibilidad de su ecosistema ambiental.
El éxito de esta iniciativa de los gobiernos departamentales y locales, las comunidades y los empresarios traería consigo la creación de más de cien mil empleos y contribuiría a la reducción del 40 por ciento de los costos logísticos, al facilitar la importación y exportación de los productos desde y hacia el centro del país.Además, los beneficios que podría aportar la navegabilidad al comercio internacional serían muy significativos. En materia ambiental, contribuiría a la reducción de emisiones de CO2 con la adopción de un modelo amigable por entero con el medioambiente.
A partir de allí, volveríamos a mirar decididamente hacia el Gran Río, su cultura, sus tradiciones y su competitividad. Generaríamos también la oportunidad de volverlo a incluir en la agenda de prioridades de nuestra actividad económica, sobre todo ahora que la reactivación de todo nuestro aparato productivo es una necesidad primordial.
Puedo asegurar que cuando se cumpla esta meta habrá mejores recursos para acometer la recuperación plena del Magdalena y para cumplir, a cabalidad, el mandato consagrado en la Ley 1176 de 2007 que establece que los recursos de la asignación especial del SGP para municipios ribereños del río Magdalena “serán destinados a financiar, promover y ejecutar proyectos relacionados con la reforestación que incluye la revegetalización, reforestación protectora y el control de erosión; el tratamiento de aguas residuales; y el manejo artificial de caudales que incluye recuperación de la navegabilidad del río, hidrología, manejo de inundaciones, canal navegable y estiaje; compra de tierras para protección de microcuencas asociadas…”.
Así como los gobernadores se embarcaron para hacer mucho más que un reconocimiento simbólico de uno de los más preciados patrimonios naturales del país, Colombia entera debe embarcarse en la desafiante y promisoria empresa del rescatar del Magdalena como su principal ruta fluvial.
*Presidente de la Federación Nacional de Departamentos