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El país afronta tiempos difíciles debido a la propagación del Covid-19, sin embargo la comunidad del municipio de Chibolo-Magdalena decidió ser un ejemplo de unión y solidaridad; donaron parte de la leche que produce, fruto de los proyectos productivos de restitución de tierras, a su comunidad.
Los miembros de la Cooperativa Agropecuaria de Campesinos y Campesinas del Centro de Magdalena, Colapaz, conformada por víctimas de la violencia que recuperaron su tierra, y por otros miembros de la comunidad de Chibolo (Magdalena), se contagiaron de solidaridad y donaron 160 litros de leche a familias de la zona que por causa de la emergencia sanitaria generada por el Covid-19 están pasando momentos difíciles por falta de alimento. Un ejemplo de la solidaridad de las familias de restitución.
Colapaz está integrada por 143 familias restituidas y no restituidas, y se constituyó en el año 2016 gracias al apoyo de la Embajada de Suecia; la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, y la Unidad de Restitución de Tierras; pero más importante gracias al trabajo comprometido de la comunidad; la cooperativa conformada en su mayoría por víctimas que recuperaron su tierra, hoy le “saca la leche” a sus proyectos productivos de ganadería doble propósito, además cuentan con un centro de acopio lechero apoyado por la cooperación internacional.
Dairo Guette García, gerente de Colapaz manifestó: “es de gran orgullo para los miembros de la cooperativa este acto de solidaridad. El cooperativismo implica que todos ayudan, todos ponen, y en eso esta comunidad tiene mucha experiencia. Hoy nos unimos por una buena causa han sido 160 litros de leche para familias que lo necesitan, 40 de estos litros los donamos los asociados de manera directa y los 120 restantes los donó la cooperativa. Seguimos trabajando para apoyar a más familias”.
LA COMUNIDAD
El representante de esta cooperativa también recordó lo que vivió su comunidad cuando fue despojada por lo violentos y vivió lo que muchas familias viven hoy; situaciones de hambre y vulnerabilidad, aseguró que: “nadie entiende el dolor como aquellos que se reconocen e identifican con una situación similar”; este es el caso de las familias de Chibolo, quienes pasaron días oscuros debido al dolor que trajo la guerra en Magdalena. A finales de los años 80 y comienzos de los 90, Chibolo se convirtió en el centro de operaciones del líder paramilitar conocido como “Jorge 40”; el causante de que muchas familias abandonaron sus predios, cosechas, animales y salieron desplazados para resguardar su vida.
Pese al dolor que han vivido, esta comunidad se ha sabido recuperar. En el departamento de Magdalena, 266 familias han sido beneficiadas con proyectos productivos implementados por la Unidad de Restitución de Tierras, entidad que ha invertido más de 7 mil millones para garantizar que la economía de estas familias sea favorable; a la fecha 180 sentencias han sido emitidas por jueces y magistrados, restituyendo 13.839 hectáreas, esto ha garantizado no solo su derecho a la tierra, sino la transformación de sus vidas y de sus comunidades.
La comunidad de Chibolo es una muestra de que la restitución de tierras se ha convertido en una oportunidad para transformar los territorios a través de los emprendimientos rurales que mejoran la calidad de vida de las familias y promueven la asociatividad y la reactivación económica del campo. Hoy nos dejan como enseñanza que la solidaridad es más que dar lo que sobra, es compartir a manos llenas lo poco o mucho que se tiene.