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Se impone en todas las épocas -especialmente cuando contagiadas están de turbulencia política como la que vivimos y en la que se denigra a los políticos y a los partidos-, hacer siempre lo políticamente correcto, independientemente de las ideologías que tengamos, que como bien sostienen diversos autores en decir que comparto y a quienes con su venia me permito parafrasear, en la afirmación que la mayoría de las banderías traducen en sus idearios la búsqueda de sociedades mejores, y que lo importante es el método para lograrlo, el cual de materializarse bien y fielmente, como debiera ser, constituiría un modelo virtuoso de hacer la política.
Deber de la política es encumbrarse, hacerse notar, actuar correctamente, ser crucial en momentos críticos de la historia, correcta en cada instante, activa, dinámica, referente, y escenario propicio desde el cual intentar mejorar la vida de todos. Ningún tema debe quedar fuera de su actividad. Desde ella hay que liderar todas las batallas. Ser estadio donde enfrentar los problemas de la sociedad, proponer alternativas, soluciones y las distintas visiones para abordarlos. Entender y comprender por demás, que consiste también la política, en identificar plenamente y llevar a la arena pública los temas sociales obviados por muchos, como primer paso para la acción que se requiere encarnar como un modo de hacer gestión.
La política debe estar caracterizada y caracterizarse quienes la desarrollan y ejercen, por el activismo, hacerla y vivirla desde las acciones, utilizando y manejando siempre a profundidad conceptos y valores en la búsqueda positiva de una plena transformación y muchas reivindicaciones que respondan a la idea de autonomía, autorrealización, orden, seguridad, certidumbre y asertividad, entre otros aspectos, frente a lo obsoleto, decadente y anacrónico. Es analizar las diferentes posiciones en múltiples temas, comprender los cambios y estudiar como los mismos se retratan en las preferencias políticas, en la acción y en el modo de participación.
Importante, fundamental, comprender y colaborar con los adversarios políticos, consciente que bien pueden ser opositores o aliados en un determinado tema o contexto. Que a veces para cambiar las cosas e influir no es necesario detentar el poder. Que los cambios políticos y sociales llevan tiempo, requieren de movilización, de políticos conscientes, de comprensión del otro, de coherencia y flexibilidad. Que la capacidad de movilizar a las personas con argumentos, información e ideas es vital, ya que el reconocimiento de las verdades del otro parece cada vez más necesario en el actual escenario político, implicando que la lucha por el poder debe estar subordinada a objetivos más amplios; y, así las cosas, con ello ganamos todos.