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Durante 2024 la economía colombiana ha experimentado un proceso de reactivación gradual en el cual el consumo y la inversión han recuperado dinamismo. En esta etapa de reactivación, las presiones inflacionarias han seguido disminuyendo y las expectativas han convergido progresivamente hacia niveles cercanos a 5%. Este escenario le ha permitido al Banco de la República dar continuidad a su ciclo de recorte de tasas, que ya acumula una reducción de 350 puntos básicos, impulsando con ello la actividad económica.
Este contexto, que llevará a que el crecimiento bordee 1,8% para el consolidado del año, sienta las bases para que en 2025 se consolide la recuperación. El mercado espera, en efecto, que el próximo año la inflación converja a su rango meta y se alcance un crecimiento cercano a 3.0%, cifra que se lograría, entre otros factores, por el impulso de estrategias como el Pacto por el Crédito, que, en su primer trimestre de implementación, muestra un cumplimiento de la meta en el otorgamiento de desembolsos de 121%. Este optimismo deberá ser respaldado por las iniciativas de los diferentes actores, para que, de manera coordinada, aúnen sus esfuerzos por impulsar esta anhelada reactivación.
Uno de los elementos críticos dentro de este proceso es la negociación del salario mínimo, en la que participan el gobierno, empresarios y trabajadores. En ella se debe tener en cuenta tanto el comportamiento de la inflación, que, para este caso, el registro de referencia será 5,2%, además del comportamiento de la productividad, con el fin de alcanzar un ajuste del salario mínimo que sea coherente con la situación macroeconómica del país.
En el marco de las discusiones se han dado debates respecto a la cifra de Productividad Total de los Factores (PTF) revelada por el Dane, que para 2024 alcanzó 1,73%. Destaco, en este escenario, los esfuerzos de esta entidad por implementar de manera adecuada los estándares internacionales de medición, y celebro la disposición para realizar mesas técnicas con la participación de analistas y centros de pensamiento que contribuyan a un mejor entendimiento de las cifras.
Lo cierto es que, en el marco de las discusiones, cuyo propósito es el de alcanzar un acuerdo, deben siempre considerarse las implicaciones que tendría sobre el mercado laboral un incremento del salario mínimo que supere los lineamientos técnicos. Al respecto, debe tenerse en cuenta que un aumento de un punto porcentual en el salario mínimo en términos reales genera presiones alcistas de 10 a 20 puntos básicos sobre la inflación, a la vez que afecta la capacidad para generar empleo, especialmente el de carácter formal. Sobre este último punto, cabe destacar que, pese a la desaceleración económica registrada en 2023, el mercado laboral se mantuvo resiliente, lo que nos invita a preservar los avances y aunar esfuerzos para reducir, aún más, la tasa de desempleo y los niveles de informalidad.
El objetivo de la mesa tripartita no puede ser otro que el de alcanzar un acuerdo que impulse el crecimiento económico, promueva la creación de empleo formal y genere confianza en los mercados. Mantengo la convicción de que este espacio de discusión continúa teniendo el potencial de demostrar que Colombia puede avanzar mediante consensos y diálogos responsables, que beneficien a todos los sectores de la sociedad.
*Presidente de Asobancaria