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EDITORIAL
Le quedan pocos días para decidir
Al ´yo veré si voy´ del presidente Petro frente a la posesión de su amigo Nicolás Maduro, le quedan pocos días. ¡Claro que es una decisión personal del mandatario!. Pero también lleva implícita la respuesta del Estado colombiano frente a un régimen que la mayoría de las naciones decentes y democráticas del mundo le han dicho NO. Y le han expresado su rechazo sencillamente por el vulgar robo que de las elecciones presidenciales hizo la banda de Maduro, a la que esperamos no pertenezca el presidente colombiano. No hay dudas que quienes secunden a Maduro, comparten la bandidez que hizo en robarse de manera descarada y ante la mirada de la comunidad internacional unos resultados que terminaron siendo una ´muenda´ la que le dio su propio pueblo, el mismo al que apelan los seudodemocrata como encantadores de serpientes cuando les favorecen sus intereses, pero cuando no, apelan a cualquier mecanismo para ocultar su derrota y fracaso.
Ahora bien, desde el mismo 28 de julio de este año se sabía que el régimen dictatorial de Nicolás Maduro había incurrido en un fraude electoral a gran escala para tratar de mostrarse ganador de unos comicios presidenciales en donde era innegable que el candidato opositor, Edmundo González, logró las mayorías de forma legítima, a tres semanas de la fecha señalada para la posesión del titular del Palacio de Miraflores todo parece indicar que la tiranía sigue saliéndose con la suya.
Sí, la comunidad internacional ha condenado de forma abierta y directa la trapisonda del chavismo, más aún porque nunca presentó las actas de escrutinio que constataran que había triunfado en las urnas. Por el contrario, simplemente acudió a anuncios del cuestionado y cooptado Consejo Nacional Electoral y, luego, del no menos parcializado Tribunal Supremo de Justicia, para tratar de darle ‘piso de legalidad’ a un resultado claramente espurio.
Por el contrario, las toldas opositoras, con González y la incansable líder María Corina Machado a la cabeza, sí han recorrido la mitad del planeta presentando las actas que evidencian que ganaron, y por mucho, la contienda presidencial. No en vano una cantidad creciente de países ha reconocido al primero como el presidente legítimo de Venezuela y urgido a la dictadura que cese la represión violenta y acepte el dictamen popular, con el fin de que el próximo 10 de enero (10E) Maduro salga del poder.
Precisamente por todo ello es que hoy, salvo por muy pocos y cuestionados gobiernos, la comunidad internacional ha cerrado filas contra el régimen chavista. Sin embargo, esa postura no ha llevado a que este dé muestras de querer ceder a la presión y facilitar la posesión de González, ni mucho menos el inicio de una transición pacífica a la democracia.
La misma oposición ha urgido acciones más concretas y determinantes. Aunque el gobierno saliente de Joe Biden amplió sanciones a más integrantes del círculo inmediato de Maduro, nada que se produce la reinstalación completa de las restricciones a las exportaciones de petróleo, oro y otros productos. La ONU, si bien por intermedio de una misión independiente acusó al régimen de incurrir en delitos de lesa humanidad en la persecución física, judicial y política a los opositores y los sectores que protestan por el fraude electoral, tampoco ha tomado medidas más específicas. De igual manera, la Corte Penal Internacional nada que acelera el proceso contra el jefe del gobierno chavista. A ello hay que sumar que la Unión Europea tampoco ha implementado sanciones más drásticas contra este. Asimismo, aunque en la OEA las condenas a la satrapía no cesan, poco o nada se ha podido avanzar para poner contra la pared a la dictadura. Finalmente, por más que muchos países latinoamericanos le estén tomando distancia al inquilino de Miraflores, lo cierto es que todo se limita a lo político y diplomático, pero no hay una acción puntual que impacte directa y efectivamente al mandato autoritario
Visto todo lo anterior, las próximas tres semanas serán la última oportunidad para que se presione de forma eficaz al régimen y se evite que Maduro monte una tramoya política para asumir el 10E, perpetuándose en el poder. Ya, de hecho, intimidó con encarcelar a Machado y al propio González, hoy asilado en España, si este decide regresar para reclamar su legítimo derecho a gobernar esa atribulada nación. Otros alfiles chavistas amenazan con propiciar un baño de sangre si la oposición intenta movilizarse para impedir la consolidación del fraude electoral.
Todo lo anterior evidencia la importancia de las próximas tres semanas.
Así las cosas, por más que las festividades navideñas y de cambio de año estén de por medio, es urgente que la antesala del 10E se convierta en un lapso definitivo para presionar al más alto e inédito nivel a Maduro y su banda de delincuentes que gobierna desde hace 20 años en el vecino país. Ya veremos quienes lo secundarán en pretender mantener a perpetuidad su régimen.