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Las dificultades por las que atraviesa actualmente el sector eléctrico tienen su génesis en una cadena de errores que han prevalecido por años; no corregirlos en este momento puede conducirnos a una crisis de dimensiones colosales. Entre las grandes falencias de la política energética se encuentra el mecanismo de mercado creado para promover la confiabilidad del sector en períodos de escasez e incentivar nuevas instalaciones en generación de respaldo, denominado cargo por confiabilidad (CxC).
La realidad del uso de los recursos recaudados bajo la figura del CxC dista mucho de ser un mecanismo financiación para las crisis, así quedó demostrado durante la crisis energética 2015 – 2016, en la que a los colombianos nos tocó salir a salvar el sistema haciendo un racionamiento programado porque el cargo no cumplió su cometido. Lo insólito es que cada vez que se presenta una crisis climática como el Fenómeno de El Niño, el precio del cargo se incrementa, no solo para ese periodo, sino también para los años subsiguientes, sin importar que en estos abunden las lluvias.
De acuerdo con los datos publicados por XM y realizando su conversión a pesos constantes (a diciembre de 2023), se ha registrado un recaudo total de $73,2 billones por concepto del cargo por confiabilidad. De los cuales, menos de 15% ha servido para incrementar el parque generador, alrededor de 70% de su expansión; lo restante, más de 80% se ha destinado a plantas existentes. En el caso de las térmicas, en especial las denominadas plantas pico -solo se prenden en crisis- está bien que mantenga unos ingresos durante toda la vigencia, justo nos dan respaldo y confiabilidad al sistema. Sin embargo, más de 46% ha sido destinado a generadoras hidráulicas que en su mayoría los han registrado contablemente como Ingresos Operacionales; en otras palabras, apenas lo reciben, se vuelve su caja menor.
Algunos de los cuestionamientos al cargo por confiabilidad se centran en que: 1) Su objetivo y alcance no están claramente definidos; 2) Hay un exceso de remuneración para las hidroeléctricas; 3) Está sesgado hacia tecnologías con menores costos variables, resultando en una mezcla subóptima de las mismas; 4) No es claro que el precio de escasez sea el adecuado ni el eficiente; ni que sea el mecanismo óptimo para su activación, máxime cuando hay precios altos con embalses llenos 5) No son claros los resultados de la aplicación del cargo en cuanto a la tecnología de los proyectos entrantes; 6) Son inequitativas las asignaciones anuales (cuando no hay subasta), al equiparar todas las fuentes y tecnologías, sin privilegiar realmente aquellas que son de respaldo.
Esta semana fue aprobado en su primer debate en la Comisión Quinta del Senado el Proyecto de Ley de modificación del cargo por confiabilidad (No. 131 de 2024 S), que tiene como propósito principal dinamizar la generación de energía y dotar al sector eléctrico colombiano de mecanismos que aseguren su estabilidad y confiabilidad. Buscamos corregir los actuales errores para lograr la expansión de la oferta, a la par de garantizar seguridad y confiabilidad del abastecimiento.
* Senador de la República