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Suscriben pacto de la economía azul y por un futuro regenerativo
“El mar no solo nos une, sino que es el puente hacia un futuro más justo, próspero y sostenible”, se lee en la declaración suscrita por los asistentes y actores del ámbito académico, empresarial y gubernamental que se reunieron en el Teatro Santa Marta.
Durante la primera jornada de actividades desarrolladas en el marco de InnovAzul Caribe 2024 que se inició ayer en el emblemático Teatro Santa Marta se suscribió una declaración de hermandad por la economía azul y un futuro regenerativo.
La firma simbólica de la declaración se hizo después de escuchar la intervención del economista y emprendedor belga Gunter Pauli, exponente de la economía azul quien disertó sobre este modelo, la innovación y la competitividad global.
Durante su intervención Pauli habló de su participación en la apuesta por la erradicación de la pobreza a través de la generación de empleos basado en los recursos renovables. Habló de la regeneración de las algas marinas y los manglares como bombas de la biodiversidad, pero al mismo tiempo de las enormes potencialidades del territorio rodeado de agua salada y dulce.
Dijo que la Sierra Nevada es una potencia mundial gracias a su bioclima y la existencia de especies como las meliponas o abejas muy pequeñas sin aguijón con unos aportes en la polinización, la producción de miel, cera y propóleo.
“Nosotros tenemos la mayor inclusión de mujeres en la industria con nuestros proyectos, son 17.000 mujeres integradas en la costa. El gobierno de Indonesia generó un millón de empleos con el cultivo y el procesamiento de las algas marinas. Recuerdo una publicación de mi libro en 1999 sobre las grandes perspectivas de biodiversidad para Colombia y allí dije las algas marinas. Recibí los aplausos, pero no hicieron nada lo que se traduce en perder la oportunidad de generar miles de empleos”, anotó.
Precisó que en Vietnam existen 800.000 empleos en torno a la transformación y el cultivo de bambú, mientras que en Colombia solo hay 7.000 empleos porque acá todavía consideran a una guadua como un árbol lo que es una verdadera tontería. “Necesitamos diplomacia interna en el país para que se erradiquen esas tonterías sin sentido. Y no permitir cultivo de algas marinas en toda la costa Caribe y Pacífico es una vergüenza y una razón para tener pobreza, y este país no tiene ninguna razón para mantener la pobreza que tiene hoy en día porque tiene todos los recursos, pero no hay visión”, enfatizó.
El texto de la declaración se redactó como un acróstico bajo el lema “El mar que nos une”, así: Encontramos en nuestros océanos un puente que conecta continentes, no una barrera que los separa. Los firmantes de esta declaración rompemos con el viejo paradigma de la división y abrazamos la hermandad que el mar nos brinda, promoviendo la unión entre pueblos, ciudades y naciones.
La historia de nuestros países y ciudades, escrita por las olas, nos inspira a sembrar un futuro más próspero, sostenible y regenerativo. Dejamos atrás divisiones insulsas y caminamos juntos hacia la cohesión y el progreso.
Multiplicamos los esfuerzos para hermanar continentes, países, regiones y comunidades, cerrando las brechas de desigualdad, pobreza y exclusión que persisten en muchos territorios marino-costeros, ricos en biodiversidad, multiculturalidad y plurilingüismo.
Adoptamos los principios de la economía azul, que nos invita a pensar en armonía con la naturaleza. Así como el mar acoge sin distinción de raza, religión o lengua, promoveremos un desarrollo económico que respete la diversidad y fomente la igualdad.
Respetaremos y protegeremos nuestros océanos, creando un futuro a donde el amor y el conocimiento sobre el mar eleven la conciencia global, entendiendo que los océanos contienen soluciones a muchos de los desafíos que enfrenta la humanidad.
Queremos formar a las nuevas generaciones, inculcando en los más jóvenes los valores del uso sostenible y regenerativo del mar, para que la biodiversidad no sea un solo recuerdo del pasado, sino la base de un futuro vibrante y próspero. La Universidad del Magdalena, como institución comprometida con la formación y el conocimiento, apoya esta misión, guiando a las nuevas generaciones hacia un entendimiento más profundo de nuestros mares.
Uniremos el conocimiento ancestral de nuestros pueblos indígenas y comunidades costeras con los avances científicos, fomentando un diálogo de saberes que transforme realidades y genere un impacto positivo en la sociedad.
Equilibraremos la protección de nuestros ecosistemas con las oportunidades que ofrecen nuestros mares, promoviendo modelos económicos circulares y regenerativos, donde la autodeterminación de los pueblos y el respeto por la naturaleza sean los pilares.