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Con el propósito de establecer acciones preventivas ante los fenómenos sociales y la creciente población de migrantes que están llegando al territorio, la organización Cruz Verde Ambiental hace un llamado al gobierno nacional, a la Gobernación del Magdalena y a la Alcaldía de Santa Marta para que se articulen y tomen medidas urgentes en aras de brindar condiciones dignas a los refugiados.
De acuerdo con lo expresado por Gustavo Díaz Camargo, director de política estratégica de la organización Cruz Verde Ambiental, se hace necesario el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para instalar campamentos humanitarios en donde se les puedan brindar condiciones dignas a los refugiados y no someterlos nuevamente a la revictimización.
“La crisis del vecino país de Venezuela obliga a las autoridades nacionales, departamentales y distritales a planificar y tomar las medidas necesarias que garanticen los derechos humanos de las personas del vecino país. El reto será como armonizar esta problemática con la que afronta la población de Santa Marta”, expresó Díaz.
Fue categórico al afirmar que “el Gobierno Nacional debe primordialmente establecer el estatus con el cual están entrando estas personas a Colombia, debido a la diferencia entre migrantes y refugiados. La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados ha declarado que un migrante es quien ha salido de su país principalmente para mejorar sus vidas al encontrar trabajo o por educación, reunificación familiar, o por otras razones, mientras que el refugiado es una persona que huye de conflictos armados, violencia o persecución y se ven por ello obligadas a cruzar la frontera de su país para buscar seguridad”.
En ese orden de ideas, los “campamentos humanitarios” son la única opción para recibir y brindar las condiciones básicas de atención y un lugar donde se puede planificar los reasentamientos a municipios donde no se haya copado la capacidad de carga, terrenos del territorio nacional donde puedan nacer nuevos asentamientos humanos o en otros países donde puedan rehacer su vida dignamente estas personas.
Al hacer un diagnóstico sobre Santa Marta, Gustavo Díaz aduce que la ciudad dos veces Santa ha sido durante décadas una ciudad de puertas abiertas, acogiendo al Libertador Simón Bolívar como la figura más prominente de ser perseguido y en las décadas subsiguientes a los desplazados del conflicto interno de nuestro país y más
recientemente, a los refugiados del vecino país de Venezuela, sin haber creado una política pública, ni estar preparados para afrontar estas contingencias.
“La ciudad ha crecido desbordadamente, sin planificación alguna, agudizando lo que hoy sienten sus residentes un desmejoramiento en la calidad de vida. En cifras informales solo en refugiados provenientes de Venezuela hemos llegado a acoger a cerca de 70 mil personas lo que significa un crecimiento de un 10 % de residentes en la ciudad en los últimos 6 años, sin que la infraestructura, ya deficiente de servicios públicos creciera ante esta demanda”.
Y agrega “la falta de un plan maestro de acueducto y alcantarillado, nos tiene dando vueltas en círculos, sin ninguna solución real en el corto ni mediano plazo. Mientras esto sucede, observamos que la ciudad sigue creciendo formal e informalmente, sin que la Alcaldía y la empresa de servicios públicos Essmar, hayan podido ofrecer una hoja de ruta para la ciudad de los 500 años. La ciudad afronta un reto sin precedente, debe buscar la articulación entre sus entidades y el Gobierno nacional, dejando a un lado las diferencias, buscando herramientas y el financiamiento para atender la problemática social y ambiental que tiene a sus habitantes viviendo en precarias condiciones”.