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Recientemente, el presidente Petro ha reiterado la necesidad de darle un nuevo impulso a los acuerdos de La Habana. La preocupación por la reforma rural integral es el núcleo de “El Derecho Humano a la Alimentación”, que es una de las 5 grandes transformaciones que se aprobaron en el Plan Nacional de Desarrollo.
Para que la reforma rural integral sea posible existen dos instrumentos complementarios: la distribución de tierras y el catastro multipropósito. De manera equivocada, en el debate público se le ha dado mayor relevancia a la compra de tierras que al catastro. El énfasis debe modificarse, y la prioridad tendría que centrarse en el catastro.
El cambio de perspectiva tiene cuatro explicaciones. La primera, y la más evidente, es la relación inmediata entre el valor catastral y la compra de tierras. Para que la reforma agraria pueda avanzar de manera ágil se requiere que haya un catastro actualizado. El gobierno no puede comprar sin un avalúo claro, y sin una información adecuada sobre la vocación y el uso potencial del suelo. El precio y las características productivas del suelo son un resultado directo del catastro multipropósito. Sin catastro no hay reforma agraria.
La segunda explicación está relacionada con la modernización del sector agropecuario, y la formalización del mercado de tierras. La definición de los derechos de propiedad, y la titulación respectiva, son la condición básica para que los procesos de oferta y demanda de tierras sean ágiles y transparentes.
La tercera razón tiene que ver con el vínculo entre el catastro multipropósito y la productividad agropecuaria. Gracias a la información sistemática se podrán determinar las asimetrías entre la vocación y usos del suelo. Además, será posible determinar las relaciones factoriales (capital/trabajo) más adecuadas, en función de las zonas y el tipo de cultivo. El catastro multipropósito es un insumo fundamental para redefinir el área correspondiente a la unidad agrícola familiar (UAF). Con estos insumos es posible determinar el tamaño óptimo de una finca, dependiendo de las características de los suelos, y del tipo de producción.
Y la cuarta explicación es de naturaleza fiscal. La actualización del catastro tiene dos impactos sobre la tributación. El primero es un mejoramiento del recaudo. En algunas municipios, los recursos recibidos por predial se han duplicado, y ello les ha permitido mejorar la oferta de servicios públicos. En la mayoría de los municipios del país, los márgenes de maniobra son amplios, y el espacio fiscal es significativo. Y el segundo efecto tributario está relacionado con la sanción, con elevadas tarifas de predial, a los productores que no respeten la vocación del suelo. Este tipo de medida permite que a través de la tributación se mejore la productividad y la competitividad agropecuaria. El propietario que no esté dispuesto a incrementar la productividad de la finca en condiciones adecuadas, se verá obligado a vender.
Si se cumplen las metas del Plan de Desarrollo al final del cuatrienio, se actualizarán 660 municipios. En lugar de centrar toda la atención en la compra de tierras, el énfasis tiene que inclinarse hacia el avance del catastro multipropósito. Este camino que es un resultado directo de los acuerdos de La Habana, contribuye a la modernización del sector agropecuario, favorece los aumentos en productividad, y desde el punto de vista político genera menos oposición que la expropiación.
*Profesor de U. Nacional y Externado