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Hay muchas diferencias. Resalto cuatro: Colombia tiene una institucionalidad mucho más fuerte. Tenemos una tradición democrática más vieja y más sólida. En Venezuela han sido usuales las dictaduras; entre nosotros, la excepción. Venezuela ha dependido del petróleo desde principios del Siglo XX. Nosotros tenemos una economía mucho más diversificada. Por último, nuestras Fuerzas Militares son mucho más profesionales e institucionales.
Sería un error, sin embargo, asumir que esas diferencias aseguran que nuestra democracia siempre estará a salvo. Venezuela enseña lecciones.
La izquierda andina asume las elecciones como un instrumento. Llegan al poder y socavan la democracia desde adentro. Petro ha dado muestras inequívocas de querer quedarse más allá del 2026.
La búsqueda de un cambio constitucional. Chávez hizo una constituyente a su medida. Petro lo ha buscado de muy distintas maneras. Debemos defender a muerte la Constitución del 91.
La subordinación de las distintas ramas del poder público. El chavismo controla el tribunal supremo de justicia y la asamblea legislativa. Acá se ha sobornado a los parlamentarios. A la Fiscal hay que exigirle que no proteja a los familiares y a los altos funcionarios de Petro. Lo más importante, sin embargo, es asegurar la independencia de la Constitucional. El Consejo de Estado y la Suprema deben presentar ternas donde todos los nombres den garantías.
El sistema electoral ha sido clave para el régimen chavista. Acá hay que evitar el control del CNE por parte del petrismo y asegurar que la Registraduría haga su tarea de manera transparente. Y hay que aprender de María Corina y Edmundo en la defensa de los resultados.
La izquierda se protege internacionalmente. Lula, Amlo y Petro han sido cómplices del chavismo. De la OEA no se puede esperar nada. Y el departamento de Biden es la prueba de que al perro sí lo capan dos veces. La oposición colombiana tiene que ser capaz de articular una estrategia internacional eficaz.
La unidad es vital. Los demócratas necesitamos estar unidos para defender la Carta del 91, para hacerle oposición eficaz a Petro, para exigirle a la Fiscalía y a la Comisión de Acusaciones que cumplan con su deber, para evitar que los congresistas se vendan al gobierno, para proteger el sistema electoral y a la Corte Constitucional de la embestida gubernamental. Y hay que buscar unas reglas de juego que permitan contar con un candidato único que asegure entrar a la segunda vuelta y evitar el escenario de Claudia López contra el candidato más petrista.
Finalmente, ningún golpe, o autogolpe, es exitoso y ningún dictador se mantiene en el poder, sin apoyo militar. Nada es más importante que asegurar que las Fuerzas Militares sigan siendo demócratas e institucionales. Que no olviden que dentro de su “finalidad primordial [está] la defensa del orden constitucional”.
*Abogado