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Las palabras (no) se las lleva el viento

Por:
GIULIANA
MANCUSO

Hay palabras que son medicina y otras que son como golpes fuertes. Siempre lo he dicho: Nunca nadie será capaz de decirme algo como lo que yo misma podría decirme.

El título es una frase muy popular, pero que muy pocos pueden interpretar. La gran verdad es que somos presos de nuestras palabras.

Creemos que porque solo son palabras no tienen un efecto en nosotros mismos o en los demás, pero lo cierto es que una palabra puede hacer más de lo que imaginamos, puede hacer estragos tanto a nivel personal como a quienes nos rodean.

Las palabras son la materia prima más importante que tenemos y con ellas construimos la vida que soñamos y con ellas mismas podemos arruinarlo todo.

¿Qué es lo primero que expresas cuando abres tus ojos? De esa palabra depende tu día. Tienes el poder para declarar un día en victoria o de la misma manera un día en derrota.

Cuando conversamos con alguien no nos damos cuenta del poder que tienen nuestras palabras. Una palabra queda en la mente y en el corazón y puede animar, deprimir o arruinar a una persona, ya que ellas tienen poder y nosotros le damos el sentido positivo o negativo.

Las palabras pueden arruinar también tu vida, si eres de las personas que para todo pone un NO antes de la frase, te estás destruyendo poco a poco, porque te estás condicionando a vivir siempre con un NO. Si nuestro vocabulario es pobre y pesimista, así será nuestra vida.

Con una palabra, Dios creó el universo y puso orden en todo, con una palabra tú puedes crear de una manera ordenada y creativa lo que tanto sueñas.

Tu puedes hacerlo, todo está en lo que abunda en tu corazón, si tu corazón atesora solo tristezas, decepciones, dolor, rencor ¿qué puede salir de tu boca? Un corazón marchito difícilmente va a ver resultados de prosperidad, abundancia, milagros y sueños cumplidos.

Lo primero que tenemos que hacer para cambiar nuestro entorno, nuestra vida y comenzar a disfrutar y a florecer.. Es dándole un giro a la manera como nos estamos expresando. Deja de lastimarte a ti mismo con palabras duras, deja de decir que no serás capaz, deja de decirle a los demás que no lo van a lograr, que no tiene sentido intentarlo.

Todo lo contrario, comienza a hablar algo distinto de lo que tus ojos ven y activa el poder de las palabras en tu vida.  Deja de atarte a una vida de miseria con palabras de escasez: “es que la plata no me alcanza”, “es que los hombres son malos y todos son iguales”.

Si tú anhelas mejorar tu vida financiera debes comenzar por hacer las paces con él dinero y hablar lo contrario, si lo que quieres es casarte, deja de pensar y decir que los hombres son malos.

Comienza desde ya a derribar creencias limitantes y crea, crea la vida que tanto anhelas. Tú puedes hacerlo, en ti está ese poder. Dios te lo dió!

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