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Homenajes póstumos al maestro Fernando Botero
Muy puntual fue trasladado el cuerpo del maestro Fernando Botero desde las instalaciones de la Funeraria Gaviria, en el norte de Bogotá, hasta el Capitolio Nacional, para el inicio de la Cámara Ardiente que se extenderá hasta la tarde de este domingo.
Minutos antes de las once de la mañana, la carroza fúnebre llegó al centro histórico de Bogotá y fue recibida por el Batallón Guardia Presidencial, que con una calle de honor, trasladó el féretro envuelto en la bandera de Colombia, hasta el Salón Elíptico, donde se cumplen los homenajes.
Unos pendones gigantes, con algunas de las obras del maestro Fernando Botero, como ‘Pedrito’, así como su versión de la niña ‘Monalisa’, fueron instalados en la fachada del Capitolio, sobre la Plaza de Bolívar como parte del homenaje póstumo.
Dentro del Salón Elíptico, la ceremonia contó con la participación de la Orquesta Sinfónica de Colombia, el Coro Nacional de Colombia y el Batallón Guardia Presidencial, además de la presencia de sus hijos, Lina y Fernando Botero, entre otros invitados.
Con el Himno Nacional de Colombia y un minuto de silencio, arrancaron los homenajes en el Salón Elíptico minutos después de las 11:00 de la mañana de este viernes, mientras que a las afueras, las primeras personas hacían fila para ingresar en la tarde al Capitolio Nacional y rendirle homenaje al maestro.
Luego llegaría la intervención del monseñor Sergio Pulido, con una serie de reflexiones: “Somos mortales, la muerte es un misterio, como la vida. Artistas, poetas, científicos, muchos intentos para darle respuesta a este interrogante, pero es un misterio que no se puede entender”.
Luego, vendrían los infaltables discursos políticos que se acostumbran en este tipo de actos, con Andrés David Calle Aguas, presidente de la Cámara de Representantes, quien recordó el homenaje y la condecoración que el maestro Botero recibió por parte del Congreso de la República hace algunos años.
También sobre cómo a través del arte, plasmó la realidad de un país como Colombia y sus reflexiones sobre la violencia y la paz.
El segundo turno, Iván Leónidas Name, presidente del Congreso de la República, manifestó: “No sabíamos cómo hacer esta despedida. Aquí hemos despedido a los mortales, pero no habíamos despedido a un hombre universal pintando un mundo diferente”, reflexionó el senador.
Una intervención musical a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y el Coro Nacional de Colombia, dio paso a las sentidas palabras de Lina Botero, la hija del maestro Fernando Botero, quien agradeció cómo el país «recibió de vuelta a uno de sus hijos favoritos”.
“Él llevaba el país en su corazón… Él decía que para ser universal, primero se debía ser local”, detalló Lina Botero, quien exaltó como la obra de su padre generaba la misma gran emoción en distintas partes del mundo, dado su estilo personal y único.
“Creó un universo de volumen… la redondez de sus formas”, continuó Lina, quien también exaltó que más allá del tema, así fuera brutal, se reconocía por sus formas y la sensualidad de la figura y los colores.
En el momento más difícil del país, donde muchos habían perdido la confianza en Colombia, realizó sus dos más grandes donaciones hace más de 20 años, recordó la hija del pintor y escultor fallecido hace una semana en Montecarlo, a los 91 años.
“Por qué no regalas todo, pero al menos dejas estas y me respondió”, narró Lina con su voz entrecortada, “porque un regalo que no duele, no es un buen regalo, esa frase me quedó grabada para siempre”, sobre las donaciones del artista a Colombia.
También se pronunció Fernando Botero Quintana, nieto del maestro Fernando, quien recordó cómo le pedía a sus familiares que le dijeran «Fer» y todos los aprendizajes que le dejó. “Buen viaje “Fer”, nosotros seguiremos aquí llevando tu legado”, manifestó su nieto. /Colprensa