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Las declaraciones del ministro de Justicia, Néstor Osuna, sobre lo que podría ser el traslado de la Policía Nacional del Ministerio de Defensa a su cartera, y no al Ministerio del Interior, como se había propuesto en un principio, abrió nuevamente el debate sobre la suerte de la institución que se quiere se convierta en un cuerpo más civil.
“Hemos pensado en la posibilidad de trasladarla al Ministerio de Justicia o podría ser al del Interior, pero parece ser mejor su traslado al Ministerio de Justicia, porque este define la política criminal del Estado y porque articula las relaciones con el poder judicial. Entonces esa policía podría tener unas funciones que son más cercanas a las del Ministerio de Justicia”, dijo.
La intención del Gobierno Nacional, en palabras del ministro Osuna, es volver a la Policía “más cercana a la ciudadanía y más amiga del peatón”, por lo que se está buscando la salida del Ministerio de Defensa, como se tiene actualmente en la ley, pero todavía no hay claridad del destino final que tendrá la institución.
El ministro Osuna también expresó que este traslado sería solo la punta del iceberg sobre las distintas transformaciones y reformas que se buscan para la Policía Nacional, como su desmilitarización, su enfoque, que los integrantes sean profesionales en resolución de conflictos y de paso devolver la confianza a la ciudadanía sobre la entidad.
No obstante, tras estas declaraciones, surgen preguntas sobre si es viable o no este traslado y las implicaciones que esta posible decisión tendría en el futuro.
Por ello, desde COLPRENSA consultamos con diferentes expertos en el tema para dar una visión de lo que vendría para la Policía Nacional, para la seguridad del país y todos los ciudadanos que viven en zonas rurales y urbanas del territorio nacional.
Para Rafael Loaiza, quien estuvo en las dos entidades como viceministro y asesor, respectivamente, esta decisión de sacar a la Policía del Ministerio de Defensa la debilitaría en su accionar que tiene con la seguridad del país.
“Entregarla al Ministerio de Justicia debilita la fuerza institucional frente a desafíos en materia de seguridad en Colombia, tanto en narcotráfico como conflicto armado, criminalidad y grupos de delincuencia común. Esto terminará afectando a los ciudadanos de a pie, que tendrán más riesgos en la cotidianidad”, expresó Loaiza.
Agregó que, como Colombia es un país único en el mundo que tiene temas conjuntos que luchar por la seguridad, «hace indispensables niveles de coordinación entre Fuerzas Militares y de Policía. No hay otro país que tiene los conflictos combinados del conflicto armado, un fenómeno del narcotráfico, de bandas criminales organizados que se extiendan por el ancho y largo del país”.
Sobre la premisa que justifican la salida del Ministerio de Defensa, al buscar desmilitarizarla, Loaiza señaló que es un prejuicio falso, debido a que hay policías militarizadas en el mundo, como la gendarmería francesa, los carabinieri italianos o los carabineros de Chile, pero la policía en Colombia no está militarizada, aunque está adscrita al Ministerio de Defensa.
“No es verdad ni en su naturaleza, ni en estructura ni en su formación. Además, porque está bajo un ministro de defensa que es civil y no militar”, señaló el experto, quien resaltó que otro riesgo es la posible politización de la Policía, y recuerda un hecho que sucedió hace unos años atrás cuando este cuerpo hacia parte del Ministerio del Interior y se involucró en una guerra en el país.
“Cuando estuvo bajo el control del Ministerio del Interior sucedieron varios hechos de politización, encontrando su punto más alto el 9 de abril del 48, donde muchos integrantes de la guarnición policial de Bogotá participaban activamente en los disturbios, sumado a su uso en la violencia contra liberales y conservadores. Por eso, tras estos hechos se dejó en el Ministerio de Defensa, porque era la mejor forma para profesionalizar a los policías y evitar se politizados”, explicó.
En la otra orilla se encuentra Víctor Javier Velásquez, director de la Corporación Justicia y Democracia, quien aseguró que este traslado de la Policía al Ministerio de Justicia mejoraría la entidad y su institucionalidad en el carácter civil, para lo que fue creada.
“Esta decisión mejora a la Policía, refuerza su naturaleza civil, porque la desliga de un mando militar del Ministerio de Defensa y el hecho que será dirigido desde los lineamientos del Ministerio de Justicia implica mayor contenido de civilidad en su accionar y este es un aspecto positivo”, dijo.
Además, agregó que esta decisión tiene implicaciones ciertas en el futuro del accionar de la Policía, porque evidentemente es el reclamo de las organizaciones de la sociedad civil y de las organizaciones internacionales en materia de derechos humanos”.
No obstante, Velásquez aseguró que desde sus acciones en la corporación ha encontrado que es un asunto complejo pasar toda la Policía a un solo ministerio, debido a que existen direcciones en la entidad que son más técnicas y, por tanto, requieren un mando más profesional.
“Desde la corporación hemos venido haciendo análisis y estudios sobre esta situación y las posibilidades, creemos ciertamente que la mejor forma de hacer una adscripción especifica frente a algún ministerio, debería venir decantada de estudios de necesidades”, resaltó.
Indicó que “existen áreas o direcciones de la Policía Nacional que tiene relaciones más fuertes con unos ministerios que con otros: a nosotros nos parece razonable imaginar que la policía de tránsito y transporte pueda estar adscrita al Ministerio de Transporte y no a ningún otro; la Dijin debería estar en el Ministerio de Justicia; la Policía Fiscal y aduanera (Polfa), tendría que estar en hacienda”.
Velásquez también deja en claro que el traslado sería un gran reto para la institucionalidad, debido a que “en temas de defensa y seguridad nacional, la Policía ha tenido unas prácticas desarrolladas que son inclusive más fuertes que las actividades desarrolladas por las Fuerzas Militares, por ejemplo, la mejor inteligencia del estado es la Dipol y eso podría no necesariamente debilitar a la Policía, pero si crear un espacio que sería un reto poder colmar”.
Finalmente, Erich Saumeth Cadavid, analista de defensa y seguridad, fue más allá, al determinar que también se deben analizar los direccionamientos de la Policía Nacional, que han cambiado debido a sus experiencias contra el conflicto armado interno.
“A diferencia de otros países, el orden público en Colombia y en el desarrollo del conflicto interno han generado que la Policía haya adquirido una serie de capacidades que otros cuerpos policiales no tienen. Por ejemplo, nosotros tenemos una dirección de antinarcóticos y la policía colombiana es el cuerpo con más capacidades y experiencia en ese sentido en el país, tiene unidades especializadas en el combate contra insurgentes entrenados por el Reino Unido”, aseguró.
Y agregó: “al hacer un cambio de ministerio implica un proceso de transformación, y quien va a reemplazar las acciones de la Policía en este momento de ‘paz total’, que implica el sometimiento o desmovilización de más de 13.000 hombres de las disidencias, ELN y otras que dejarán espacios en áreas urbanas y rurales que deben ser copadas por la fuerza pública, para evitar los mismos problemas que se generaron a partir de la desmovilización de las Farc”.
Las opiniones siguen muy divididas con respecto al traslado de la Policía al Ministerio de Justicia, y aún queda la duda en los expertos sobre qué se hará con esas tareas específicas que tiene en investigaciones, luchas contra el conflicto y demás.
Cabe resaltar que el ministro Néstor Osuna expresó que, a finales de la Semana Santa se conocerá el estudio definitivo y la decisión sobre el futuro de la Policía Nacional de Colombia.