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El exministro de Defensa Diego Molano tercia en la controversia sobre el cese bilateral y la compra de aviones. Insiste en que están improvisando con la seguridad nacional y dice que el país debe tener claro que estamos renegociando con las Farc.
Tenía la esperanza de comenzar el año como con una entrevista sobre cábalas esotéricas para el 2023. Y no tengo más remedio que recurrir al anterior ministro de Defensa a ver si tiene alguna explicación de esto que nos está pasando con el anuncio del cese bilateral del fuego…
En aras de lograr la ‘paz total’, y con resultados rápidos en este año electoral, están improvisando en una materia muy grave que es la seguridad nacional. Está claro que aquí no hay una agenda definida ni un método concreto para lograr la paz, lo cual pone en riesgo incluso la misma legitimidad de los procesos de paz simultáneos. El Gobierno no ha entendido que negocia con cinco grupos diferentes, con intereses diferentes, con características criminales diferentes y con intereses políticos diferentes.
Perdón, pero yo sí creo que el Gobierno está absolutamente consciente. Lo que pasa es que no tiene aún claro con cuáles va a tener una negociación política y con cuáles un acogimiento, pero, al parecer, con todos mediará una negociación…
La verdad es que no tienen claro cómo es el método de negociación con grupos diferentes.
La verdad es que no tienen claro cómo es el método de negociación con grupos diferentes.
¿Usted cree que se reabrieron las negociaciones con las Farc, que nos decían habían culminado?
Claro. Las disidencias de las Farc, después del acuerdo de La Habana, se quedaron clasificadas en dos facciones: la del que llaman ‘Estado Mayor’, de alias Iván Mordisco y ‘Gentil Duarte’, que nunca entraron al acuerdo, y siguieron en el narcotráfico; y la de la ‘Segunda Marquetalia’, que con ‘Iván Márquez’, ‘Santrich’ y el ‘Paisa’ defraudaron el acuerdo. También siguieron en el narcotráfico y se fueron a refundar otras Farc desde Venezuela. Esos dos grupos inclusive están en conflicto y en disputa en zonas como el Putumayo y Nariño. Lo que el país tiene que saber que están renegociando con las Farc.
¿Qué opinó del desmentido del Eln sobre acuerdo bilateral del cese del fuego? Se dio después de que el vocero, el ministro del Interior, Prada, salió a mentirle al país asegurando que esto era un acuerdo fruto de múltiples negociaciones e intercambios de mensajes. ¡Ahora parece que no estaban enterados ni el Eln, ni los negociadores ni el Ejército!
A todas luces estamos viendo a un gobierno con un afán de mostrar resultados de paz, con aceleración de anuncios. Tienen un problema de comunicación interno muy grave. Llegar a un cese bilateral debe incluir una fase de negociación previa, con una agenda, unos pasos y unos requisitos previos. El cese bilateral significa que ellos no van a atacar a la Fuerza Pública, pero el problema grave de la violencia es entre ellos, es la disputa por el narcotráfico entre el ‘clan del Golfo’ y el Eln, o entre las disidencias de las Farc y el ‘clan del Golfo’, o entre las mismas facciones de las disidencias, que son los que cometen masacres y asesinan líderes sociales. La Fuerza Pública no puede dejar de actuar para controlar esas disputas entre ellos mismos, que sobre todo son por el negocio del narcotráfico. Luego, el cese del fuego bilateral incluye exigencias previas.
¿Y cuáles serían?
Uno, que se defina que el narcotráfico va a ser tema de agenda; dos, que no sigan reclutando a menores de edad, y que los liberen antes de iniciar cualquier negociación; y, tres, por supuesto, que no sigan extorsionando en las regiones, como lo vienen haciendo.
Pero es muy contradictorio que el presidente Petro diga que esto es fruto del clamor de la sociedad, pero cuando los grupos ilegales se enfrentan entre sí por la tierra, por la coca, por las rutas, por la minería ilegal, pues obviamente la población civil queda ‘ensanduchada’, y difícilmente la Fuerza Pública va a poder actuar…
Cuando se dice cese bilateral, significa que estos grupos armados no van a atacar a la Fuerza Pública y la Fuerza Pública no los ataca a ellos. Pero, repito, el problema de la violencia en Colombia está es en las disputas entre ellos mismos. Esas imágenes dantescas que tanto nos duelen a los colombianos de ver más de veintitrés cadáveres en el Putumayo en una volqueta son el resultado de una disputa entre las disidencias de las Farc. Cuando el Presidente da la señal de que hay un cese bilateral, pues la Fuerza Pública debe obedecer, de acuerdo con el mandato constitucional. Pero si la atan de manos, la que queda en la mitad es la población civil, y la Fuerza Pública no puede parar de cumplir su misión de proteger a los colombianos.
Muchos opinan que el cese del fuego bilateral, además de exigir muchos requisitos como una estricta verificación, debería ser punto de llegada y no de partida…
Exactamente. Y antes se debe exigir una agenda y el cumplimiento de unos requisitos mínimos para poder llegar al cese, de modo que haya verificación y control.
Una condición del cese bilateral, según las directrices recibidas por el Ejército, es que las partes (Ejército y bandas criminales) pueden actuar cuando militarmente lo necesiten. ¿Es decir, los grupos armados ilegales, incluso, pueden actuar si militarmente sienten que lo requieren?
Por eso son tan graves las señales en términos del debilitamiento que puede estar sintiendo la Fuerza Pública. Le dicen que en búsqueda de la ‘paz total’ no puede hacer operaciones militares ni aéreas estratégicas; la debilitan en el presupuesto y en el servicio militar. No puede pasar que, de un proceso de paz, la Fuerza Pública salga debilitada, cuando por el contrario debería salir fortalecida, porque su misión es proteger a los colombianos y brindarles seguridad a todos. Si la Fuerza Pública no opera, lo que vamos a ver son ciudades inundadas de microtráfico, que generará más violencia. Y, lo segundo, la extorsión. Esas actividades deben ser parte del cese de actividades ilegales que comenten estos grupos.
No parece haber preocupación alguna por la desmotivación en la que pueden estar cayendo nuestras fuerzas…
De esta ‘paz total’ no puede salir debilitada la Fuerza Pública, sino robustecida, repito, y en eso tiene que haber un respaldo ciudadano contundente. En el proceso, a la Fuerza Pública no se la puede poner en un mismo nivel con estos grupos armados organizados y delincuenciales; establecer, por ejemplo, que ‘los Pachenca’, un grupo de narcotráfico pequeño, tiene el mismo nivel en un cese bilateral que nuestro ejército nacional. El peligro es que volvamos a una situación en la que se abra más bien un espacio para que la delincuencia se fortalezca. Y sabiendo que el Gobierno lo que quiere es tener resultados rápidos, pues suceda lo que sucedió: que se hagan anuncios improvisados por falta de comunicación entre unos y otros y al final se deslegitime al Gobierno y se deslegitime y se debilite a la Fuerza Pública.
O sea, ¿usted no se atrevería a leerle el tarot o la carta astral a la ‘paz total’?
Creo que no. Lo único que puedo decir hasta el momento es que, por el bien de los soldados y policías de Colombia y de la seguridad de la Fuerza Pública, no se puede correr a hacer una ‘paz total’. Lo que hay que hacer es una paz responsable. Ojalá no suceda que el Eln, como es usual en todos los procesos, aproveche para imponer su propia agenda y el ritmo al Gobierno en una negociación.
Y, finalmente, ministro, no lo puedo despedir sin que hablemos de los aviones de guerra franceses. ¿Aquí también hay que adivinar con el tarot qué es lo que hay detrás, primero del anuncio de la compra, y después con la reculada, echándole la culpa a un Conpes?
Es cierto que el país necesita fortalecer su Fuerza Pública. Por años, porque no solo fue en el gobierno del presidente Duque, se inició una negociación ante la necesidad de reemplazar y fortalecer el sistema de defensa nacional. No solo para la Fuerza Aérea, también para la Armada y el Ejército, porque después de no haber hecho inversiones por varios años, entraron en obsolescencia equipos estratégicos fundamentales, como los aviones de superioridad aérea que son los Kfir que tiene Colombia y que se necesitan para garantizar la soberanía nacional. El gobierno del presidente Duque lo que hizo fue hacer un trabajo muy juicioso y detallado, con una valoración de cuáles eran las necesidades estratégicas fundamentales y prioritarias, porque comenzaba a ponerse en riesgo la seguridad nacional y la vida de los pilotos; y, por supuesto, logrando la financiación. Llegamos hasta una evaluación técnica y un análisis de beneficio-costo. En el empalme se presentaron las cuatro opciones al nuevo gobierno, sin recomendar alguna de ellas, porque las cuatro podrían tener validez.
De qué nacionalidad eran los aviones evaluados?
Se evaluaron opciones de EE. UU., Suecia y Francia.
¿Y si todo estaba listo, por qué no los compraron?
En campaña, criticaron la compra de los aviones, mintiendo con la tesis de que no se necesitaban; salieron a decir luego que era una aberración comprarlos por la situación del país y que lo que iba a suceder era un negociado inmenso. Que no se podía invertir en aviones en situación tan compleja de pospandemia. En el proceso de empalme volvieron las manifestaciones de preocupación, y ya entonces no alcanzaron los tiempos para hacer las negociaciones finales. Luego, cuando el nuevo gobierno ya posesionado se dio cuenta de la necesidad, pues tomó la decisión.
Sin embargo, lo que vemos ahora es que dicen que no, que ya no se pueden comprar que porque el Conpes se acabó…
Lo que tienen que hacer, como se hace en cualquier acto administrativo y en general en la Administración Pública, es renovar las vigencias futuras si se tiene voluntad en la decisión, que fueron las que expiraron el 31 de diciembre, al no hacerse la compra anterior.
Suena más a disculpa, porque algunos seguidores del presidente Petro le reclamaron por esa falta de coherencia entre lo que dijo en campaña y lo que terminó anunciando que haría…
Usted lo ha dicho. Las vigencias futuras tienen una duración de largo plazo. Expiran y no se aplican cuando no son contratadas en el año que se expidieron, pero el trámite para hacerlo, si hay la voluntad y la decisión, porque el espacio fiscal está garantizado, se hace rápidamente.
¿En realidad se necesitan esos aviones? El exministro Gabriel Silva dice que la importancia de los aviones de combate para Colombia hoy es irrelevante. Y que más bien deberíamos explorar opciones más eficientes, baratas y futuristas, como los drones…
Estos son aviones que se utilizan para garantizar la soberanía, y son fundamentales en las operaciones contra el narcotráfico y en la disuasión de los aviones o embarcaciones que violen nuestro territorio. Todos los aviones que se evaluaron cumplen con ese propósito dual: proteger la soberanía y luchar contra el narcotráfico. Nuestra Fuerza Aérea ya tiene drones y los utiliza como efecto disuasivo, inteligencia y los podría utilizar para operaciones. Pero nada de eso suple las capacidades de los mejores aviones de combate del mundo.
¿Cree que el Gobierno terminará entonces comprando los aviones?
Es que el fortalecimiento de las Fuerzas Militares, especialmente el de la Fuerza Aérea, es una política de Estado. Y estos son aviones fundamentales, primero, por la soberanía nacional; segundo, para la disuasión de todos esos aviones que quieren entrar con narcotráfico, particularmente viniendo de Venezuela; tercero, para ejercer soberanía y control en una situación tan compleja como la que se tiene con Nicaragua, sobre nuestra costa Atlántica y sobre el archipiélago; y cuarto, porque en operaciones contra grupos armados han sido fundamentales también. Pero, además, es una prioridad la protección de la vida de los pilotos colombianos.
/EL TIEMPO