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Víctimas reclaman a la Aerocivil informe final de accidente de avioneta

La autoridad aeronáutica presentó los hallazgos preliminares 45 días después del siniestro que le quitó la vida a un niño de tres años y le causó lesiones de consideración a una adulta mayor y a una menor de edad.       

POR:
GENNYS
ÁLVAREZ NAVARRO  

Sin el objetivo de constituirse como un dictamen legal, judicial o administrativo, la Autoridad de AIG de Colombia y la Dirección Técnica de Investigación de Accidentes Aéreos (Diacc), adscrita a la Aeronáutica Civil, presentaron el informe preliminar del siniestro aéreo ocurrido el domingo 16 de octubre en las playas del aeropuerto Simón Bolívar, donde un jet de matrícula HK5342-G tipo Cirrus SF50, con siete personas a bordo, tenía como destino la ciudad de Bogotá.

La tripulación inició motores a las 10:57 de la mañana y, poco después, se dispuso a la tarea de despegue por la pista 01. En la bitácora de lo ocurrido no se referencia todavía qué fue lo que en sí no permitió el ascenso, sólo se limita a entregar datos que aún siguen siendo motivo de investigación como, por ejemplo, la determinación del piloto de abortar la maniobra de vuelo.

Sobre este capítulo, la Diacc aseguró que “la distancia de pista disponible fue insuficiente para que la aeronave se detuviera en la pista remanente” e impidiera que terminara en el malecón, llevándose a su paso 20 metros de la malla perimetral del aeródromo.

Los peritos de la Aerovicil entregaron el croquis del accidente, el recorrido que tomó la avioneta, y en este desplazamiento no se evidencia huellas o marca de frenados. En la ilustración se presenta que la nave, propiedad de la Panamerican Training Center – PTC, tenía un aparente traslado normal, con una velocidad de 75 nudos. Tras su colisión no se hallaron rastros de fuego ni partes quemadas.

“La aeronave terminó con daños y deformaciones de la estructura en la sección de nariz, abolladuras en el borde de ataque de ambos planos y la fractura del tren de nariz. Asimismo, se produjeron fracturas en la raíz del plano izquierdo, en las cubiertas del alojamiento de computadoras de aviónica y baterías, y en la parte inferior delantera; aparentemente, el motor no recibió daños, favorecido por su posición alta y trasera”, reza el informe.

El avión estaba equipado con un Módulo Recuperable de Datos, RDM, y un Control Digital del Motor de Plena Autoridad, FADEC, que fueron puestos bajo custodia de la Autoridad de Investigación. Sus datos fueron debidamente descargados y hacen parte de la documentación que analiza la entidad.

Sobre la vigencia de los permisos y requisitos contractuales del jet y la tripulación, la Diacc comunicó que, “el Piloto (Carlos Malaver Avedaño) era poseedor de licencias PPA1 – IVA2. Contaba con chequeo vigente en el equipo SF50 Cirrus Jet. Su certificado médico se encontró vigente. El Copiloto era poseedor de una licencia PPA y contaba con chequeo vigente en el equipo SF50 Cirrus Jet. Su certificado médico se encontró vigente. La aeronave se encontraba aeronavegable, con su documentación técnica y operacional vigente para el vuelo”.

Y tal como lo prevé el protocolo, el evento fue notificado a la National Transportation Safety Board (NTSB) de Estados Unidos, como Estado conocedor del diseño y fabricación de la nave, quien asignó un representante acreditado ante la investigación. A su vez, las empresas Cirrus, fabricante del avión; y Williams, fabricante del motor, acompañaron el peritaje.

La Aerocivil comunicó que dentro de los aspectos relevantes de la investigación todavía están pendientes por esclarecer: el motivo del abortaje del despegue, los procedimientos operacionales del despegue, el análisis de procedimientos de entrenamiento y de vuelo, y de información técnica y operativa de la aeronave; la inspección de la planta motriz y de sistemas del avión.

Del mismo modo, el estudio del registro fílmico recuperado del aeropuerto, la recreación del evento y simulación de posibilidades, el plan de emergencia de la terminal aérea y de respuesta de servicios de los servicios de emergencia, y verificación del proceso de evacuación y atención de las víctimas.

En total, fueron doce personas involucradas en el accidente, siete ocupantes del avión que salieron ilesos y cinco externas, de las cuales una acabó fallecida (el niño de tres años), y otras dos más que sufrieron heridas de consideración. Las 11 de la mañana fue reportada como la hora de la colisión, el avión presentó fuga de combustible, pero no se desintegró, quedando a 93 metros del final de la pista 19 del Aeropuerto Simón Bolívar, sentido norte.

Y como el propósito de esta actividad de la Aeronáutica Civil no es determinar culpa, ahora será la Fiscalía quien entre a determinar los factores de responsabilidad. En este escenario, de acuerdo con el abogado Rodrigo Martínez, un posible homicidio culposo podría ser imputado por el ente acusador.

“Alguien tiene que responder por este hecho, se tendría que entrar a mirar el nivel de responsabilidad, pero allí hay un fallo y no es por culpa de la naturaleza. En caso tal de haber sido una falla técnica, se tendría que ahondar en quién la propició, si había algún objeto en la pista, tal vez una impericia o una imprudencia. Al contrastar la licencia de la avioneta con la Aerocivil, a mí me quedan unas dudas”, subrayó Martínez.

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