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Wílmar Roldán: 100 partidos en la Copa Libertadores
El árbitro colombiano Wílmar Roldán hizo historia ayer en el compromiso entre Estudiantes de La Plata de Argentina y Nacional de Uruguay, cuando dirija su partido número 100 en la Copa Libertadores de América.
Todo un récord no solo para el arbitraje nacional, sino también para el suramericano, al convertirse en el primer pito que llega a esa cifra histórica en el torneo de clubes más importante del continente.
Un logro más en la carrera arbitral de Wílmar, que sigue con la misma ilusión de cuando fue designado para su primer juego en Libertadores, en el 2008, en un duelo entre Atlético Maracaibo y Atlas de México.
A sus 42 años, el experimentado árbitro nacido en Remedios, Antioquia, sueña con poder dirigir su cuarta final de la Copa Libertadores.
Wílmar considera que está en una de sus mejores etapas en el arbitraje, con mayor madurez y que con el paso de los años se ha sabido ganar el respeto de los jugadores.
Desde la zona de inmigración del aeropuerto El Dorado de Bogotá y cuando hacía espera el pasado domingo para abordar su vuelo con destino al sur del continente, Roldán sacó un espacio para hablar con El País y recordar lo que ha sido su paso por la Copa Libertadores, torneo al que Wílmar califica como “el mejor de todos” donde ha dirigido.
¿Qué significa para usted llegar a los 100 partidos dirigidos en la Libertadores?
Es una alegría muy grande, algo muy inconmensurable. Yo soy ‘fan’ de la Copa Libertadores, le tengo un cariño especial y diría que un amor grande a este torneo. Este certamen tiene una gran mística y todos los que alguna vez hemos estado en una cancha sabemos que es algo que atrapa.
¿Qué recuerda de ese primer juego que pitó en la Copa?
Fue un partido muy especial. Así como llena de satisfacción llegar a los 100 partidos, el debut también me marcó mucho. Es emocionante para uno como árbitro estar en un torneo que desde niño he seguido, la Libertadores. Siempre había querido estar en un partido de la Copa.
¿En esos juegos que veía en la Libertadores había un referente en el arbitraje?
Era la época de finales de los años 90 cuando observaba esos juegos apasionantes de la Copa, donde también estaban los equipos grandes de Colombia y me llamaba mucho la atención el argentino Javier Castrilli, un hombre controversial, pero al que admiraba y de quien quería emular muchas cosas que hacía en el terreno de juego.
¿Por qué cree que la Copa Libertadores es diferente a otros torneos?
Yo te digo que he tenido la posibilidad de dirigir en todos los continentes y en muchos torneos, y la Copa tiene una magia especial. Yo hago el paralelo y digo que los jugadores entran a la cancha como si fuera el Coliseo Romano, es entrar a una arena y dejar todo allí. Es la gloria eterna, como dice su eslogan.
¿Recuerda algún partido en especial?
Son muchos partidos en la Copa, pero los que más recuerdo son sin duda las tres finales que he dirigido. En la primera final que dirigí en 2012, entre Corinthias y Boca Juniors, entendí la magnitud que tiene la Libertadores. Tengo una anécdota de ese juego, porque camino al estadio Pacaembú de Sao Paulo nos tocó caminar como siete cuadras. Cuando iba en el carro acompañado de la escolta policial, decía: “la Copa Libertadores es maravillosa”. Adentro había 40 mil hinchas, pero afuera eran como dos millones.
¿En este tiempo de árbitro internacional y especialmente en la Copa vivió algún momento en el que haya sentido temor?
No, nunca. Por fortuna siempre hemos tenido las garantías para realizar nuestro trabajo. Recuerdo que antes, cuando se permitía el ingreso de juegos pirotécnicos, el ambiente en estadios imponentes de muchos países era como estar en la boca de un volcán.
¿En qué país ha dirigido más en la Libertadores?
Donde más he dirigido ha sido en Brasil y Argentina. Han sido los países donde mas he tenido la posibilidad de estar en juegos de la Copa.
Y el destino quiso que su partido 100 sea precisamente en suelo argentino…
Así es. Son países donde se dan confrontaciones que exigen experiencia, prestancia y muchas otras cosas. Agradecido con las comisiones arbitrales de la Conmebol, que a lo largo de todo este tiempo me han tenido en cuenta para estas designaciones.
Lo particular de la Libertadores es que un partido lo puede dirigir a nivel del mar y la semana siguiente en ciudades de mucha altitud…
Me ha tocado dirigir en ambas situaciones. Recuerdo que pité un compromiso en el sitio más alto donde se puede jugar un partido de fútbol que es en Potosí, Bolivia, con una altura cercana a los 4000 metros. Esa es la ventaja de dirigir en Colombia, que un día estás en Barranquilla y luego en Bogotá o Pasto.
¿Y en esa experiencia en Potosí no necesitó de la ayuda de oxígeno artificial, como les ha pasado a muchos futbolistas?
No, nada. Los futbolistas tienen todo a disposición; nosotros, los árbitros, solo el alma.
¿Cuántos asistentes han compartido con usted en estos años en la Copa?
Muchísimos, todos los que han sido asistentes arbitrales desde la época en que comencé mi carrera internacional. Grandes compañeros y escuderos. Son muchos nombres. Un momento bonito para mí fue hace dos años, cuando mi hermano Miguel me hizo asistencia por primera vez en un juego de la Copa; eso fue en 2020, en un partido entre Tigre y Palmeiras.
¿Fue diferente dirigir la Libertadores sin público por el tema del Covid-19?
Por supuesto. Faltaban el color, fiesta, folclor. Cuando uno está metido en la cancha, siente ese ambiente.
¿Cómo ha visto el uso del VAR en la Copa?
Creo que con el paso del tiempo los árbitros se han ido adaptando mejor, ya que son muchas las federaciones que han ido implementando el uso de la tecnología. Antes llegaban al torneo con desconocimiento.
¿Para el juego de hoy tendrá algún hecho especial antes del partido?
Antes de cada partido siempre veo tres películas: ‘El Gladiador’, ‘Troya’ y ‘300’. Yo siempre que voy para un partido de la Libertadores pongo en mi estado de whatsapp un ‘gif’ de ‘300’ y va acompañado de alguna frase. Siento que soy como un luchador que ingresa a la cancha.
Usted se cree el Rey Leónidas del arbitraje…
Por supuesto, claro que sí. Es como ir a luchar contra los inmortales y algo de cada gran partido veo en alguna de esas películas, pero especialmente ‘300’.
¿Siente que con todos estos partidos en la Copa ya se ganó el respeto de los jugadores?
Sí, claro. El respeto no se impone, se gana. Yo soy un tipo que quiero hacer las cosas bien y los jugadores ven que yo me preparo bien y creen en mi trabajo. El respeto es mutuo.
¿Recuerda nombres de futbolistas importantes a los que haya dirigido en la Libertadores?
¡Ufff!, a muchas grandes figuras. A Juan Román Riquelme, Ronaldinho, Diego Forlán, Alexis Sánchez, Roque Santacruz, dentro de muchos otros. Las figuras de cada país que juegan la Copa.
¿Alguna tarjeta mostrada y que se le haya quedado grabada en la mente?
Tengo el registro de haber sacado la tarjeta amarilla más rápida de la historia en la Copa Libertadores. Fue a los 4 segundos en un partido entre Unión Española y The Strongest, una amonestación para el boliviano Pablo Escobar por un codazo sobre un rival.
¿Habla con su familia antes de cada partido para motivarse?
Con mi esposa Lorena y mi niña Mariana entonamos una canción que es especial en la Copa y que dice: ‘Dale alegría, alegría a mi corazón. La Copa Libertadores es mi obsesión’. Ellas me acompañan y son mi soporte siempre.
Por su edad, ¿hay Wílmar para rato en la Libertadores?
Por la motivación, yo quisiera morir en la Copa Libertadores. Por la edad, falta poco, toca disfrutar y seguir haciendo un buen trabajo. Dejar mi marca y mi estilo cuando vaya a dirigir.
¿Sería cerrar con broche de oro esta temporada tan especial el poder dirigir una nueva final de la Copa?
La voy a luchar, llegar a una final de la Copa no es fácil para los equipos ni para los árbitros; eso se conquista con buenas actuaciones.
¿Y por qué un árbitro de su experiencia no está en camino para el Mundial de Catar?
Hay cosas que no tienen explicación. Es un tema del que prefiero no hablar./Colprensa