HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Esfuerzos que consolidaron a Unimagdalena en la formación para la producción agrícola y pesquera de Colombia 

La Universidad del Magdalena estuvo a la vanguardia de los avances en el conocimiento de los recursos agropecuarios mediante investigaciones en la universidad y el campo, en general, buscando una aplicación directa a los problemas agrarios del departamento. Así mismo, se pensó en la formación del recurso humano para el estudio, de los recursos hidrobiológicos, su extracción, conservación racional y explotación, comercialización e industrialización. 

Ya una vez puesto en marcha el proyecto educativo de la Universidad del Magdalena y su avance en las décadas de los 60 y 70, se hicieron múltiples gestiones a nivel nacional e internacional para lograrlo. En la gestión de recursos se destacaron los esfuerzos realizados para su consolidación, pero también la invitación a seguir apoyando a la institución a transformarse en uno de los primeros centros de formación superior en la producción agrícola.  Para ello, se adelantaron convenios con instituciones especializadas, tanto en Colombia como en el extranjero y la obtención de asistencia de cuatro expertos contratados por la Organización de Estados Americanos -OEA-, para que llevaran a cabo los estudios de planeación, no solo académicos y administrativos, sino también urbanísticos para la futura construcción de la ciudadela universitaria.

Según conversaciones adelantadas con el representante de la OEA Zona Andina, Enrique Blair Fabris, este manifestó que la Universidad Tecnológica del Magdalena -UTM- requeriría de varios profesionales que colaboraran en la planeación de la Facultad de Agronomía como un Zootecnista de la Universidad del Perú, el Decano de Agronomía de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín y dos especialistas norteamericanos, entre ellos el arquitecto profesor E. W. Waugh del Colegio del Estado de Carolina del Norte, para la elaboración de los planos de las edificaciones.

Al respecto, es justo recordar que en el proceso de diseño y construcción de la ciudadela universitaria fue fundamental el apoyo del Ingeniero Agrónomo Enrique Blair Fabris oriundo del Magdalena (su señora madre trabajaba de telegrafista en la Zona Bananera), quien desde su posición de Ministro de Agricultura en el año 1968 gestiono la asignación de recursos del Fondo de Fomento del Ministerio de Agricultura para la construcción de la ciudadela; con lo cual motivo a la Asamblea Departamental para que tramitara la ordenanza cediéndole a la universidad parte de los terrenos de la Hacienda San Pedro Alejandrino, influyo para que el ICFES le diera participación a la UTM en la asignación de auxilios nacionales para planta física y puso en evidencia la necesidad de designar un rector en propiedad que se pusiera al frente de tiempo completo en la gestión de la contratación del diseño y construcción de la primera etapa de la ciudadela universitaria, fue designado rector el Ingeniero Agrónomo José Luis Bermúdez Cañizares, quien fue el primer rector en asumir el cargo en propiedad, desarrollo una destacada labor durante su gestión (1968-1971): Logro la aprobación y reconocimiento de la UTM mediante el Decreto 2391de 1968, saneo las finanzas de la institución, resolvió problemas académicos y administrativos de anteriores administraciones, propicio el aumento de la población estudiantil y logro sortear con éxito las dificultades presentadas durante la construcción de la primera etapa de la ciudadela y el traslado de la sede de la universidad al campus actual; en donde en reconocimiento al Ingeniero Enrique Blair se le coloco a uno de los salones del primer edificio construido su nombre, “Salón Enrique Blair”.

Otra de las alternativas de ayuda fueron las formuladas a las oficinas de la Asociación para el Desarrollo Internacional -AID- o Fundación Rockefeller, particularmente en la formación posgradual del profesorado en las diferentes especialidades agropecuarias, por medio de cursos cortos internacionales en la Escuela de Agronomía de Turrialba (Costa Rica) y en la Universidad del Zulia en Venezuela. Otras instituciones educativas a nivel internacional, como la alemana Universidad de Giessen o en el país como la de los Andes de Bogotá, se unieron para crear el Instituto Colombo Alemán de Investigaciones Marino Costeras, en cuya proyección se propuso estudiar la flora y fauna de la Sierra Nevada de Santa Marta, la Ciénaga Grande y las zonas costeras aledañas para aprovechar sus riquezas.

LA UTM Y TAGANGA.  FACULTAD DE  INGENIERÍA  PESQUERA 

El director del SENA en el Magdalena, Rodolfo Martínez Tono, propuso la iniciativa de montar una escuela de pesquería en la región, motivado en la donación de siete barcos hecha por el gobierno portugués, en alianza con el Instituto de Investigaciones Colombo Alemán de Investigaciones Marinas y Costeras, para dar más eficacia a esta nueva empresa intelectual y técnica. La Junta Comunal del corregimiento de Taganga donó dos hectáreas para la nueva institución, junto al acervo de sus experiencias como pueblo pesquero. Solo hasta julio de 1971, en un Congreso de Ciencias del Mar realizado en Santa Marta, se reorganizó la propuesta para la creación de la Facultad de Ingeniería Pesquera, representada por el profesor Víctor Insignares Canedo por la UTM y el Ingeniero Mario Mejía por la Universidad del Tolima.

El principal objetivo del proyecto del profesor Insignares Canedo fue crear una carrera corta en pesca marítima para la formación de Ingenieros Pesqueros en dos ciclos básicos en alianza académica con la Universidad del Tolima. La formación del recurso humano debía estar preparada para el estudio de los recursos hidrobiológicos, su extracción, conservación racional y explotación, comercialización e industrialización. Solo hasta 1974 fue aprobada la licencia de funcionamiento para la Facultad de Ingeniería Pesquera, por gestiones del llamado Frente Amplio de Trabajo -FAT-, cuyo coordinador fue el universitario Osvaldo Pérez Molina, luego de grandes debates con el ICFES por su concepto desfavorable a la aprobación.

En la Facultad de Ingeniería Pesquera se destacó un grupo de profesores e investigadores que dieron conocer a la opinión pública los diferentes trabajos de investigación en Ingeniería y ciencias aplicadas a través de cursos y seminarios de conservación de alimentos enlatados patrocinados por el ICFES y MERCK de Colombia, capacitando a profesionales con interés en trabajar en la industria de alimentos. Asimismo, la creación de una revista trimestral (Revista Ingeniería Pesquera. Órgano divulgativo de la Facultad, creada en 1980 por Armando Lacera Rúa, Ramiro Lizarazo Plata y Álvaro Espeleta Maya) en donde se publicaron investigaciones realizadas por los docentes y estudiantes, como resumen de los resultados finales de los trabajos de grado.

La Planta Piloto Pesquera ubicada en Taganga, funcionó a partir de 1974 con una pequeña planta de procesos donde los estudiantes elaboraban diversos alimentos pesqueros bajo la orientación de docentes. El director José Rafael Llanos Pérez, en 1984, se interesó en dotarla con equipos, entre ellos una embutidora para facilitar el proceso de embutido que con anterioridad se realizaba manualmente. Otra acción desarrollada fue la permanente asesoría técnica a los pescadores, sustituyendo los métodos rudimentarios con el fin de lograr una mejor explotación de los recursos pesqueros. La planta Piloto creció constantemente en la medida que las investigaciones del Programa de Ingeniería Pesquera así lo hacían.

LA FACULTAD DE EDUCACIÓN 

La Facultad de Educación de la UTM fue establecida en 1963 por medio de una Ordenanza de la Asamblea Departamental, iniciativa del secretario de Educación del Magdalena Camilo David Lara, pero se encontraba sin funcionamiento aún entrada ya la década de los 70. La Facultad nació de la idea de unos maestros para crear un centro de estudios superiores y su objetivo era capacitar a profesores de básica secundaria en diferentes especializaciones. La tarea estuvo a cargo de reconocidos profesores como Laureano Rodríguez, Juan Socarrás, Eliécer Avendaño, Gloria Campo, entre otros. La primera propuesta de conformación fue rechazada, pero los promotores decidieron hacer una convocatoria pública que llegó a 142 inscritos, lo cual estimuló a un gran educador el Licenciado Rafael Guerra Maestre, quien se reunió con el Rector de la UTM Génaro Jiménez Nieto, directivo que al ver la respuesta de la gente sobre la propuesta de abrir una Facultad de Educación, ordenó seguir con las inscripciones; sin embargo, las aspiraciones se frustraron con la oposición de las autoridades departamentales aduciendo falta de presupuesto para su apoyo.

Ante toda clase de fracasos los profesores fundaron una Cooperativa de Educación Pedagógica e inició actividades el 2 de agosto de 1971 en las instalaciones de la Escuela de primaria del Terminal Marítimo, siendo su primer decano el Licenciado Rafael Giraldo Piña. Se contaba con reconocidos profesores de la ciudad, como Joaquín Zorro Celedón, Alberto García Castro, Juan Echeverría, Ricardo Villalobos, Sixto Ujueta, Alfredo Cabana, Pent Perea, entre otros.  La Cooperativa se trasladó a los edificios del Liceo Celedón; y al iniciarse el tercer semestre, el ICFES puso trabas para su aprobación como carrera oficial, lo cual provocó malestar en la comunidad académica, ya que muchos de los estudiantes se retiraron y otros dejaron de pagar sus mensualidades. Ante todo esto, la Cooperativa inició nuevos contactos para anexarla a la UTM, siendo solo posible en 1972 y en enero de 1973 inicio labores con los programas de licenciaturas en Ciencias Sociales, Matemática y Física y Biología y Química. No obstante, fue aprobada oficialmente solo en 1974, mediante el Acuerdo Superior No. 160 y en octubre de1976 recibió aprobación por parte del ICFES, en este mismo año egreso su primera promoción de licenciados en medio de una gran ceremonia.

CIENCIA, TECNOLOGÍA Y AUXILIOS EN LA UTM 

La UTM a través de su historia ha promulgado interés en la búsqueda de apoyo económico, a través de la oficina de planeación y por medio de presupuestos asignados por el gobierno departamental. En 1966 se aprobó una partida de tres millones de pesos con base en las necesidades primordiales, tales como la implementación de un ciclo básico de estudios generales con personal titulados en maestrías para vincularlos a la institución. Por otra parte, invertir en elementos de laboratorio que son necesarios para las diferentes experiencias de los estudiantes. Estos presupuestos demoraban en hacerse efectivos iniciándose así una lucha burocrática para su desembolso.

Una de las gestiones en la búsqueda de dineros para la universidad fue la del rector Laudelino Fernández, quien pactó con la Federación Nacional de Cafeteros el desembolso  de unos recursos por las prácticas de estudiantes e investigaciones en torno a ese sector; al igual que con los representantes de la Compañía Caracao de Colombia, con quien pudo hacer una negociación consistente en un empréstito de doscientos cincuenta mil dólares para la adquisición de laboratorios de física y química, aparatos de riegos, de fisiología vegetal y maquinaria agrícola. Parte de esta inversión fue destinada en la creación de un centro de investigaciones sobre aspectos agrícolas bajo la dirección técnica del profesor Hernán Gómez, este nuevo centro tenía como objetivo realizar investigaciones para el fomento de los recursos agropecuarios.

La UTM por medio de contratos adquirió importantes elementos para sus centros de prácticas y desarrollo de las investigaciones científicas, y uno de los intereses de la universidad y sus estudiantes eran que las instalaciones y los laboratorios del Centro de Investigaciones Marinas de Punta Betín, pasaran a ser parte de la nueva Facultad de Ingeniería Pesquera, previo conocimiento que el grupo de científicos alemanes y su meritoria labor investigativa en la fauna marina se proponían retirarse. Bajo estas condiciones, el Gobierno Nacional y Colciencias aprovecharon en traer técnicos bogotanos para que se encargaran de los laboratorios, equipos e instalaciones.

La Ordenanza 28 de 1972 de la Asamblea Departamental del Magdalena ordenó que los laboratorios y equipos hicieran parte de la UTM; pero, el Rector del momento Antonio Serrano Zúñiga, explicó que esa Ordenanza carecía de competencia legal y de fundamentos técnicos, por el solo hecho de que cuando fue aprobada la norma no se tuvo en cuenta que ese centro científico construyó sus instalaciones en un terreno que aún no había definido si pertenecía al departamento o a la Nación. También se realizaron inversiones importantes a mediados de la década del 80 en la dotación de laboratorios y adquisición de computadores, estos servicios de sistematización de la universidad eran los más modernos de Santa Marta y suministraban el servicio al sistema de salud, a la Electrificadora del Magdalena y a la Universidad de La Guajira.

En el año 1983 luego de la salida del rector Adolfo Charris Castañeda como consecuencia de un movimiento estudiantil que genero una profunda crisis de gobernabilidad acordando el Gobierno Departamental con el Ministerio de Educación como vía de solución la primera intervención del ICFES a la UTM, asumiendo la Rectoría el delegado del  ICFES doctor Fernando Gaitán Arciniegas, quien durante su permanencia se enfocó principalmente en gestionar el incremento de las transferencias a la universidad cubrir el déficit presupuestal que venía arrastrando la universidad. En el año 1985 luego de un análisis de la crisis de la UTM, rindió un informe en donde plantea los propósitos de corregir los viejos vicios de administraciones pasadas en el campo financiero, académico y de dirección que llevaron a la universidad al borde de su cierre definitivo. Una de sus apreciaciones fue el impulso a la investigación con la creación del Departamento de Investigaciones en cuyo objeto fue el de planear, coordinar y ejecutar las diferentes investigaciones de la Facultad de Agronomía y Economía Agrícola. Luego se comenzó a trabajar en la idea de crear un nuevo organismo que coordinara los planes de investigación de toda la universidad y que abarcara diversos sectores del conocimiento aplicados a la vocación productiva del Magdalena y el contexto: pesquero, agrario, antropológico, arqueológico, cultural y turístico. Esta dependencia se consolidó el 14 de junio de 1984, cuando fue creado el Instituto de Investigaciones Científicas y Culturales -INCUM- a cargo del profesor Jaime Llanos Delghans.

El INCUM presentó 14 proyectos de las diferentes Facultades de la UTM, especialmente al ICFES, Colciencias y al Banco de la República. Entre los investigadores y sus principales proyectos se encontraba el profesor Germán Bula Meyer con una investigación sobre “Macroalgas de aguas profundas en el Parque Tayrona”; Armando Lacera Rúa, con “Elaboración de Queso de Pescado a partir de la Carne de Tiburón”, y  “Formulación y Elaboración de una Fécula de Ahuyama, Banano y Ñame como Suplemento Materno Infantil”; Bety Nobman de Orozco con investigaciones sobre el banano y Álvaro Espeleta Maya con semiconservas de pescado, entre otros. En la prensa local, se destacó de estas investigaciones los resultados positivos obtenidos y el apoyo eficaz de sus directivas.

La UTM también firmó convenios de cooperación para realizar investigaciones en favor del sector productivo con empresas como Carbocol S.A, con el fin de adelantar estudios de diagnósticos de los recursos pesqueros en el departamento de La Guajira, formulando programas sobre el comportamiento y la demanda de la producción, así como estudios de suelos. Carbocol se comprometió en dar un aporte de diez millones de pesos para la interventoría técnica y administrativa del proyecto.

LA UNIVERSIDAD Y EL CAMPO 

La Facultad de Agronomía siempre estuvo a la vanguardia en los avances en el conocimiento de los recursos agropecuarios mediante investigaciones en la universidad y el campo, en general, buscando una aplicación directa a los problemas agrarios del departamento; proyectos tendientes al aprovechamiento y rehabilitación de los recursos y la riqueza botánica que ofrece el trópico y en específico la Sierra Nevada. En la década del 70 se construyó un vivero, un herbario y un Jardín Botánico en los predios de la Universidad y la construcción de una Granja Agrícola, con el fin de estudiar los diferentes cultivos en el Magdalena inicialmente híbridos de maíz y ajonjolí.

La UTM programó días de campo en la granja experimental de San Pedro Alejandrino y el objetivo era el de atraer un gran número de campesinos de diversos sectores del departamento para que participaran en las prácticas agrícolas y adquirieran nuevos conocimientos técnicos, con base en las conferencias dictadas por los profesores de la Facultad de Agronomía y expertos del Instituto Colombiano agropecuario -ICA-. Se destacó el tema de una prueba de once maíces mejorados dando recomendaciones para su cultivo.

El ICFES propuso un plan de desarrollo a la Facultad de Agronomía de la UTM implementando planes que incluyeran la actualización del pensum académico y el incremento de programas de investigación rural para vincular a la comunidad. El ICFES hizo un aporte económico para la construcción y dotación de una biblioteca, un invernadero y un sistema de riego en la Granja Experimental de la Universidad. Con este sistema de riego se oficializaron los días de campo en la UTM donde los estudiantes de agronomía y los profesores ejecutaban trabajos de tesis de grado y mostraban los resultados de sus experimentos con productos como la soya (Glycine max), melón (Cucumis melo), sorgo (Sorghum spp.), maíz (Zea mays), frijol (Phaseolus vulgaris) y arroz (Oryza sativa) aprovechando estos recursos tecnológicos.

La Facultad de Agronomía de la UTM adelantó investigaciones en beneficio sobre las diversas especies alimenticias referente al agro; sus profesores y estudiantes participaron en seminarios, talleres y simposios a nivel nacional e internacional. La horticultura y la fruticultura fueron los programas bandera de la Facultad. Las alianzas y convenios realizados con el ICA, HIMAT y PROEXPORT dieron pasos firmes con miras a organizar a los productores con perspectivas de crear una seccional que los orientara hacia el sector público y privado en la lucha para la erradicación de la pobreza en el campo. Una tesis promulgada fue la de Alfredo Riascos Labarcés: “La paz termina donde empieza el hambre”; de esta forma se impulsó una campaña frutícola de gran magnitud en el Magdalena.

La UTM se convirtió en centro de eventos académicos de importantes conferencias sobre fruticultura y horticultura buscando promover una mayor vinculación de la universidad a estos programas de investigación con las instituciones públicas y universidades extranjeras. Un evento que marcó la pauta fue el Primer Congreso de Etnobotánica realizado en Santa Marta, en septiembre de 1987, con la participación de profesores nacionales y extranjeros. Una práctica agrícola implementada en el departamento del Magdalena fue la de los huertos modelos o Alfaix, vocablo moro proveniente de España que designa a una pequeña villa frutícola; uno de los pioneros de este sistema en el departamento fue José Manuel Galera Díaz en la jurisdicción de Minca, en cuyos huertos sembró naranja, aguacates y limón Tahití, y sirvió de modelo para los cultivos de mango de azúcar en Ciénaga.

La Zona Bananera no fue la excepción para la realización de estudios exploratorios como región productora; comisiones de expertos del ICA presidida por el asesor internacional doctor Richard Hamilton reconocieron a este lugar como apto y con las condiciones ideales de suelo, clima, riego y localización estratégica para fomentar la siembra de frutas tropicales de variedades como: papaya, mango, cítricos, guanábana, maracuyá, entre otros. Este auge por la hortofruticultura agrupó a 72 productores que se organizaron y fundaron la Seccional de la Federación Nacional de Horticultores y Fruticultores “Fedehortofrutícola”, con el objetivo de aglutinar a los productores impulsando la modernización y organización del mercado interno y externo de hortalizas y frutas tropicales, fehacientes de que el futuro de Colombia estaba en la producción de la llamada “ola mundial de consumo de productos frescos y verdes”.

El gremio de los cultivadores en el Magdalena y a nivel nacional se fortaleció con la realización del 35 Congreso de la Sociedad Interamericana y Tercero de la Federación Nacional de Horticultores y Fruticultores, en el centro de Convenciones Pozos Colorados del Hotel Santamar, cuyo objetivo fue el de convertir la hortofruticultura en un renglón de importancia, así como al café y el banano por su enorme potencial.

LA CULTURA Y EL DEPORTE 

Una de las formas de expresión de la comunidad universitaria fue la Semana Cultural o Fiesta Universitaria y la ‘Página Universitaria’, que inició sus publicaciones en el mes de noviembre de 1965, cedida por el periódico El Informador, la cual llevó a la ciudad el pensamiento estudiantil y de su profesorado sobre los problemas y avances en la ciencia, la tecnología, el arte y los deportes.  La UTM gozó de un buen nivel competitivo en diferentes disciplinas del deporte y prácticas artísticas, participando en importantes acontecimientos a nivel nacional e internacional. La Semana Universitaria y los Juegos Universitarios se convirtieron en un máximo evento en que convergió toda la comunidad universitaria y donde tuvo la oportunidad de dar a conocer las diferentes prácticas académicas, culturales y deportivas.

En la década del 60 el grupo de radioteatro de la UTM montó obras teatrales como ‘Abajo el Dictador’ y ‘El Extraño Jinete’, que fueron adaptadas y emitidas en la radio local (La Voz de Santa Marta, Radio Magdalena y Ondas del Caribe). Este polifacético grupo adelantó gestiones para montar obras de reconocidos personajes intelectuales como ‘Los Soldados’, de Álvaro Cepeda Samudio. Entre los integrantes del grupo estaban: Nohora Reyes, Elvira Díaz Granados, Carmen Parodi, Carlos Camargo de León, Adolfo Martínez, Roberto Acosta, Arnaldo Vergara y Jorge Mogollón Bermúdez, quienes representaron al Magdalena en concursos nacionales e internacionales de programas radiales.

En la parte musical, el grupo de la UTM fue uno de los más representativos a nivel nacional e internacional. En 1968 las integrantes del conjunto denominado ‘Las Universitarias’, realizaron viajes de presentación a diferentes lugares como Cúcuta, San Antonio del Táchira (Venezuela) y Medellín donde asistieron al Festival Folclórico Universitario interpretando música autóctona del departamento del Magdalena.

La UTM pese a sus angustias y necesidades ante la precaria situación económica que atravesaba a mediados de los años 70s, organizó los primeros juegos interfacultades con el aporte folclórico de los estudiantes en la organización de los equipos de las diversas disciplinas deportivas.  Se destacaron los equipos de futbol, baloncesto, beisbol y taekwondo; deportes que sirvieron de preparación para la participación en los juegos universitarios nacionales -que en 1970 fueron sede de las eliminatorias- y sus resultados fueron extraordinarios.

Las danzas de la UTM no tenían comparación en Colombia, con gran esfuerzo se posicionó como una de las mejores agrupaciones de baile mostrando el acervo folclórico de la costa Caribe, ocuparon los primeros puestos en los diferentes festivales realizados a nivel nacional.  El grupo de danzas de la UTM participó en importantes eventos nacionales e internacionales; por ejemplo, en el Festival Jeux Santons de Saintes en Francia (1984) representando a Colombia y Sur América.

El grupo tuvo resonancia en los años 60 cuando ganó su primer festival de danzas folclóricas en Bogotá. En la década del 80 volvió a ganar en Bucaramanga y Cali; pero, su logro más importante fue la participación a nivel internacional en Europa con numerosas invitaciones a países como Grecia, Holanda y Francia. El grupo estuvo integrado por 42 bailarines y dirigido por su presidenta Luz Marina Fría y el profesor cienaguero Adalberto Acosta Melo, encargados de montar la coreografía de los diferentes tipos de baile.

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