HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Inédito

No había ocurrido nunca. Este proceso electoral que comienza a materializarse en cifras el próximo 13 de marzo se da en circunstancias, algunas impensables, otras sorprendentes.

Unas elecciones de Congreso presidencializadas en virtud de consultas interpartidistas carentes de regulación; elección de senadores y representantes a la cámara que apenas comienzan a asomarse al escenario, en condiciones evidentes de inferioridad frente a quienes compiten por conseguir un lugar en la primera vuelta presidencial.

Solo tres serán escogidos y entrarán a competir con otros independientes. Tendremos seis o siete candidatos en la primera vuelta.

La pregunta es si se repetirá el experimento de 2018 cuando solo dos candidatos escogidos en consultas interpartidistas pasaron a segunda vuelta, Duque y Petro. O si alguno de los candidatos que se presentan (sin coalición el 13 de marzo) como independientes logrará ganar un puesto para la contienda definitiva en la segunda vuelta. No es muy probable un triunfo en la primera de candidato alguno, pero no faltan intentos en este sentido.

Todo es novedoso. No deja de importar que el tema sagrado del secreto del voto, o sea, de la preferencia del votante a nadie le importe. Es bien sabido, como se proclama por todos los medios, que el ciudadano que quiera votar por uno de los candidatos de las coaliciones tiene que declarar o revelar su preferencia al jurado y, si hay observadores, a ellos también, porque tiene que pedir el correspondiente tarjetón. ¿Cómo una situación inaceptable en cualquier proceso electoral ha podido pasar sin que nadie señale su inconveniencia?

Hay más factores que alimentan el carácter inédito de este proceso electoral que se materializa en tres etapas: 13 de marzo, 29 de mayo y 19 de junio.

Son los efectos de una pandemia cuyas principales manifestaciones tuvieron lugar hace dos años. Una amenaza de muerte que desnudó las desigualdades y agudizó el desencanto de los ciudadanos con respecto a los dirigentes políticos, no importa si la campaña de vacunación fue exitosa. Eso no cuenta. El resentimiento está ahí, así el enorme esfuerzo para vacunar se hubiera dado en términos, realmente, igualitarios.

Y como si hiciera falta, sobreviene la cruel e inaceptable invasión de Rusia a Ucrania, transmitida en vivo y en directo, que trae a la memoria los peores recuerdos de las más atroces confrontaciones militares. Se violan todas las restricciones que la civilización ha impuesto a la guerra y, peor aún, el miedo pasa a ser arma preferida, como lo recomendaba Maquiavelo. ¿Y el votante colombiano queda afectado por esta terrible confrontación? Que Cuba, Nicaragua, Venezuela, no precisamente los mejores amigos de Colombia, aprecian a Rusia, votan en favor de esta monstruosa invasión, ¿de alguna manera influyen en la decisión de los votantes? ¿Acaso algunos tienen miedo de lo que significan esos apoyos? El interrogante ronda por ahí.

El presidente Biden invita al Presidente Duque a la Casa Blanca, tres días antes del primer evento electoral. La agenda es amplia, está enmarcada en la conmemoración del bicentenario de nuestras relaciones diplomáticas y tiene como telón de fondo la guerra en el centro de Europa y la ley que promueve el senador Menéndez en Estados Unidos, para que Colombia goce de todas las ventajas y -¿riesgos?- de ser Aliado Estratégico de esa gran nación. Inédito.

*ExMinistro de Estado 

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