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Novena de Navidad 2021

Llegan estos días de diciembre y con ellos la novena de navidad, instrumento de oración, unidad de la familia y momento de salvación que tenemos los cristianos para poder prepararnos al encuentro con el Dios que nos salva, el Dios con nosotros.

Son días en los que nuestros corazones poco a poco se van llenando de alegría y de esperanza, de luz y del gozo indecible del Señor.

El Papa Francisco, quien este año nos ha hecho el llamado a caminar juntos, nos anima también a buscar y encontrar a Jesús en Belén, no sólo en la preparación del pesebre, sino también en la reunión fraternal y en la oración sentida:

“La preparación del pesebre en nuestras casas y parroquias nos ayuda a revivir la historia de lo que ocurrió en Belén. Nos ayuda a imaginar las escenas, estimula nuestros afectos, nos invita a sentirnos implicados en la Historia de la Salvación,

contemporáneos del acontecimiento que se hace vivo y actual en los más diversos contextos históricos y culturales”.

Que estos días de oración en familia nos ayuden a encontrarnos con el niño Dios, luego de hacer camino de oración y celebración, preparando el corazón y la vida, con cada una de las consideraciones elaboradas para cada día, como un camino de fe que quiere que lleguemos con el corazón limpio y alegre a la celebración del nacimiento del Salvador, a quien adoraremos en la navidad, allí en el humilde pesebre de Belén.

Recibe y comparte, reza y celebra esta novena, que recibirás cada día y conviértete en discípulo e instrumento de reconciliación y de paz, buena noticia para quienes necesitan que la Palabra ilumine sus vidas y los encamine hacia la alegría y la felicidad que nos regale el Emmanuel con quien nos encontraremos en esta navidad. Es la invitación que nos hace el padre Leonardo Díaz H.

Oración para todos los días: Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Nosotros, en nombre de todos los mortales, te damos infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrecemos la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. (Se reza tres veces el Gloria al Padre)

 

CONSIDERACIÓN DEL QUINTO DÍA:

 

Fuerza interior y Optimismo. Una buena noticia siempre alegra el alma y llena de motivos nuestra existencia. Y la Palabra que viene de Dios puede incluso transformar nuestras vidas; es una fuerza interior que nos llena de optimismo y ganas de luchar contra obstáculo y salir adelante. Y en estos días de navidad, el Señor nos visita,

le abrimos nuestro corazón, Él se deja encontrar para llenar nuestra vida de alegría y esperanza. Esperanza que se puede ver afectada por el desánimo y el desaliento, como fruto de las cosas no tan alegres que nos suceden cada día.

Alejemos todo posible desaliento que se pueda presentar en nuestras vidas, que ni las dificultades exteriores ni nuestros problemas personales, como la falta de trabajo o dinero, las deudas, la enfermedad y los demás sinsabores de la vida, puedan detener la imparable fuerza, que la alegría de la Navidad qué ya se acerca, viene a traernos al celebrar el nacimiento del Salvador en medio de nosotros.

Faltan pocos días para que encontremos al Señor, en el pesebre de Belén; que Él nos encuentre animados y llenos de esperanza, velando en oración y cantando su alabanza, motivados por esa fuerza interior y el optimismo que imprime en nosotros la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la fe, el rezo mismo de la novena, el afecto de nuestros seres queridos y siempre, llenos de fe, en Jesucristo, el Mesías anunciado por los Profetas.

Oración a la Virgen María: Oh dulcísima Madre! Comunícanos algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le aguardaste, paraque nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza el Avemaría).

Oración a San José: ¡Oh santísimo José, esposo de María y

padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias damos a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te rogamos, por el amor que tuviste al Divino Niño, nos abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina Esencia le veamos y le gocemos en el cielo. Amén. (Se reza el Padrenuestro)

Oración al Niño Jesús: Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: «Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado». Llenos de confianza en Tí, oh Jesús, que eres la misma verdad, venimos a presentarte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.

Concédenos por los méritos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto.

Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica. Amén

 

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