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Al iniciar una relación, tenemos un gran interés por saber de esa persona especial que ha llamado nuestra atención. Probablemente le preguntamos constantemente por sus gustos y le compartimos los nuestros, y buscamos constantemente poder pasar tiempo juntos.
En este proceso, es común que sintamos una fuerte energía de atracción por alguien, lo cual nos lleva a tener muestras de cariño y contacto físico que van reafirmando el interés mutuo. Por ejemplo, eso que comúnmente llamamos “tener química” con alguien está asociado con este tipo de gestos, y suelen ser las señales de momentos clave como la primera cita, en donde vamos determinando cómo nos sentimos con alguien y si vemos potencial de pareja.
Sin embargo, aunque en un principio todo esto se siente muy natural y se siente bien, la realidad es que conforme pasa el tiempo, estas muestras de cariño y gestos de atención suelen ir disminuyendo, que es cuando nos hacemos más fríos con nuestras parejas. Las llamadas y mensajes disminuyen su frecuencia, el interés por conocer detalles del otro puede ir reduciéndose, nos cuesta más trabajo entrar en contacto físico y ya no es tan emocionante la idea de compartir momentos con esa persona.
Según expertos en psicología de las relaciones, la razón por la cual nos hacemos más fríos con nuestras parejas cuando pasa el tiempo tiene que ver con la sensación de novedad y entusiasmo que se va reduciendo. Así como los niños se aburren de su juguete nuevo y lo van ignorando. Todos los humanos nos aburrimos de la rutina y de la falta de novedad, inclinándonos a mostrar menos interés en lo que ya no resulta tan estimulante.
Por eso, cuando conoces a alguien y estés mirando algunos de los rasgos fundamentales para saber si esa relación funcionará, toma en cuenta que bajo la sensación de novedad, todo puede parecer más atractivo o curioso, pero con el paso del tiempo esa sensación va reduciéndose y entonces debes encontrar rasgos en el otro que te puedan atraer a largo plazo.
Otra razón por la cual nos hacemos fríos con nuestras parejas, además de la pérdida de la sensación de novedad, tiene que ver con la dificultad para expresar algunos de los problemas que se van acumulando entre los dos. Por ejemplo, si te enoja cierta conducta de tu pareja pero no lo expresas de forma oportuna y a buen tiempo, es probable que conforme pasen los años, esto te vaya distanciando cada vez más de ese alguien.
De hecho, en este sentido, el distanciamiento de tu pareja no es tanto un problema o síntoma de aburrimiento, sino un mecanismo de protección que desarrolla la gente cuando se siente asustada, estresada o amenazada. La diferencia es que se trata más de una especie de adormecimiento interno que simple aburrimiento o distancia.
Fuente: Sistema Integrado Digital