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‘Mano dura’ a indisciplinados que no acatan confinamiento

A la Bahía, El Rodadero, Playa Blanca, Playa Grande y otros balnearios les ha favorecido el confinamiento estricto porque la mar permanece cristalina, sin olas y con aves. 

Por 
EDGAR  
TATIS GUERRA 

La Alcaldía Distrital de Santa Marta a través de la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Movilidad Sostenible en articulación con la Policía Metropolitana ejercieron ‘mano dura’ contra las personas que no acataron las restricciones establecidas en el decreto 077.

A los desobedientes sociales que se les encontraron en las calles violando las disposiciones legales consagradas en el acto administrativo expedido por la alcaldesa Virna Lizi Johnson Salcedo les cayó la ley por irresponsables y se les aplicaron comparendos equivalentes a multas económicas.

Y es que Santa Marta vivió un confinamiento estricto a partir del viernes y durante el fin de semana, en aras de frenar la curva de contagios por Covid-19, ya que el número de fallecimientos es una preocupación tanto del gobierno distrital como de las autoridades de salud pública.

Las medidas del ‘pico y cédula’ y ‘toque de queda’ establecidas en el área urbana como rural del distrito de Santa Marta son de obligatorio cumplimiento para los samarios, residentes y turistas. Algunas personas salieron a las calles como si nada, mientras unos cuantos visitantes fueron sorprendidos en las playas y se les hizo el requerimiento respectivo.

Mientras tanto, en sectores de gran movimiento comercial en un día normal como la Avenida Campo Serrano, San Andresito y calles del centro histórico, la soledad fue protagonista debido al confinamiento. La intensa canícula que ha sido característica por estos días de abril en Santa Marta, es testigo mudo de unas calles solitarias en las que el confinamiento reina en una ciudad impactada por un virus asesino.

En las esquinas y espacios públicos del centro histórico de Santa Marta las ventas ambulantes desaparecieron por completo y la ciudad asemejaba a un ‘pueblo fantasma’ sin contaminación auditiva ni ambiental, la soledad daba miedo hasta cuando aparecían las palomas que se refugian en los techos de las casonas viejas y edificaciones patrimoniales.

Con el propósito de seguir preservando la vida y de prevenir la velocidad del contagio por Covid-19 en el Distrito, la Alcaldía de Santa Marta acogió las medidas anunciadas por el Gobierno Nacional a partir del viernes 16 y hasta el próximo lunes 19, como complemento a las ya decretadas en días pasados.

TENDEROS Y CONFINAMIENTO

Carlos Díaz Rodríguez, un tendero samario que tiene su tienda en el barrio Luis R. Calvo, al referirse a este nuevo confinamiento, dijo que “así como a inicios de la pandemia, las ventas disminuyeron un poco, porque algunas personas que a diario compran se abastecieron en los supermercados, empezaron a hacer compras y son pocos los que vienen a diario a la tienda”.

Sin embargo, resalta que, la restricción de las medidas ha implicado que solo una persona por núcleo familiar salga a realizar las compras diarias, Díaz Rodríguez, afirma que los samarios prefieren hacer la compra en las tiendas de barrio antes que hacer filas en los supermercados donde exigen mostrar la cédula para verificar el ‘pico y cédula’.

Es importante mencionar que las tiendas de barrio están muy arraigadas en la cultura popular por la cercanía vecinal, además el tendero conoce el nombre de sus clientes a quienes les fía y porque también venden productos básicos de la canasta familiar en cantidades mínimas.

Uno de los aspectos que les ha permitido a los tenderos sobrellevar la pandemia ha sido con algo que ningún supermercado de cadena puede hacer, y es poder vender el aceite de cocina por copitas, así como la sal o el arroz que se vende por pocillos para el almuerzo del día.

Es por ello que, después de la cuarentena las tiendas han sido uno de los pocos negocios que siguen funcionando, se adaptaron a la situación, y hoy más que nunca son esa solución a la que muchos consumidores acuden con confianza.

Vale mencionar que los tenderos se han visto obligados a implementar medidas de bioseguridad e incluso a cambiar la forma en la que atienden a sus clientes. Los tapabocas y la atención tras una reja se han convertido en el nuevo panorama de las tiendas para evitar un brote o contagio de coronavirus tanto entre los empleados como entre su clientela.

NUEVAS ESTRATEGIAS

Los tenderos han resuelto una serie de estrategias que les ayudan a luchar contra ese ‘enemigo invisible’, que, aunque en principio provocó la disminución de las ventas en varias de ellas, hoy se puede decir que casi el 100% mantiene sus ventas a flote.

“La pandemia nos cambió todo, antes en la tienda las personas llegaban se sentaban a tomar una cerveza, una gaseosa u otra bebida y eso al día nos subía mucho las ventas, ahora con la llegada del Covid-19, nos tocó reinventarnos y para ello empezamos a ofrecer domicilios gratis en el barrio y sus alrededores, las personas pueden pedir lo que necesiten vía WhatsApp y número telefónico, y sin duda, esto de los domicilios ha sido de gran utilidad para mantener las ventas y poder pagarles a las dos personas que me colaboran en el negocio”, explicó Díaz.

De igual manera, dentro de sus estrategias para no dejar de vender y evitar el contagio del virus ha implementado la atención a través de rejas y exigiendo los elementos de bioseguridad obligatorios como el tapabocas tanto para su personal como para sus clientes.

PLAYAS TRANQUILAS

Pareciera que las aguas de la Bahía, El Rodadero y de otros balnearios con vocación turística como Playa Blanca o Playa Grande también le hubiesen convenido el confinamiento estricto de los samarios y turistas porque la mar ha permanecido con color azul turquesa intenso y las aguas cristalinas sin olas, pero con la presencia de pelícanos, gaviotas y garzas.

Ahora comprendo mejor las palabras del investigador Camilo Mateo Botero Saltaren, quien es un estudioso de los ecosistemas marinos cuando señalaba que la presencia del ser humano en la mar propicia estrés a las especies que viven en el océano. Sin gente disminuyen los estresores en el ecosistema y por ende natura se revitaliza.

Pero ‘quedarse en casa’ también resulta tortuoso para esas personas que viven del día a día, y que se ganan el dinero vendiendo productos básicos. No es nada fácil la sobrevivencia de los vendedores informales que expenden agua, refrescos, frutas, calzado, ropa, accesorios para celulares y una variedad de elementos sin compradores en las calles.

Y qué decir del comercio formal conformado por los almacenes de cadena que ofertan electrodomésticos, las refresquerías, heladerías, papelerías, misceláneas, sector gastronómico, hotelero, entre otros.

LA REACTIVACIÓN

El informe publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre salud y economía que se titula: “una convergencia necesaria para enfrentar el Covid-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe” concluye: “si no se controla la curva de contagios de la pandemia, no será posible reactivar la economía de los países. Asimismo, se indica que tanto el control de la pandemia como la reactivación de la economía requieren liderazgo y una rectoría efectiva y dinámica de los países, mediante políticas nacionales que integren políticas de salud, políticas económicas y políticas sociales. También se aboga por un aumento del gasto fiscal para controlar la pandemia y favorecer la reconstrucción y la reactivación y porque este sea más eficaz, eficiente y equitativo, de modo que el gasto público destinado a la salud alcance al menos el 6% del Producto Bruto Interno (PIB)”.

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