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Diez meses han pasado desde que se registró el primer caso de COVID-19 en Santander y la epidemia sigue cobrando vidas. Es importante que mantenga las medidas claves para proteger a su familia, Vanguardia le cuenta cuáles son las más eficaces y, de paso, cuáles son esas medias que ya están probadas que no funcionan.
El país se encuentra en alerta debido al alto número de contagios por coronavirus desde el mes pasado. En Santander, por ejemplo, hay al menos 5.642 casos activos detectados. En total, el departamento registra un total 2.459 fallecidos por COVID-19.
La gravedad del asunto se refleja en los hospitales, que están llegando a su capacidad máxima de atención. El pasado miércoles 170 Unidades de Cuidados Intensivos estaban ocupadas por casos de esta enfermedad.
Por esta razón es importante que no baje la guardia y en su vida cotidiana aplique las medidas claves con las que puede reducir el riesgo de contagio. La ciencia ha estudiado el comportamiento del virus y ha ido determinando cuáles acciones son más efectivas que otras.
Laura Rodríguez, epidemióloga y docente de la Universidad Industrial de Santander, explica que el coronavirus se transmite principalmente por vía aérea, por gotículas y aerosoles, y no tanto por contacto con superficies.
De acuerdo con la experta, “uno de los mecanismos de transmisión son las gotas grandes que se expulsan al hablar, toser y cantar, las cuales pueden infectar a las personas que están cerca. Por eso es importante el distanciamiento físico. A menos de dos metros estas gotas pueden entrar por los ojos, la nariz o la boca…”.
En cuanto al otro mecanismo de transmisión, el de aerosoles, Rodríguez señala que se trata de partículas más pequeñas que las gotas, que no caen al piso, sino que se logran flotar en el aire por mucho más tiempo y a distancias superiores a los dos metros. “Por el solo hecho de expirar se producen aerosoles que se pueden concentrar más en espacios cerrados, por lo que el uso correcto del tapabocas cobra importancia”.
Entre las medidas que siguen teniendo igual relevancia está el lavado frecuente de manos y el distanciamiento social. Es fundamental procurar estar en espacios abiertos o ventilados.
“A medida en que se ha tenido un mayor conocimiento, las prioridades han cambiado. La limpieza de superficies parece reducir muy poco la transmisión. En cambio, es más importante que en los lugares cerrados haya una corriente de aire, hay que mantener las ventanas abiertas. Esto debe estar acompañado del uso permanente del tapabocas”, recalca la epidemióloga.
Por el contrario, poco ayuda invertir recursos en la desinfección de objetos como los zapatos o las llantas de los carros. “La probabilidad de que usted traiga a su casa el coronavirus en las suelas es muy poco probable”.
Igualmente, la toma de temperatura se ha puesto en duda. “Esta medida no aporta un mayor efecto. Una proporción muy alta de infectados son asintomáticos y no registran fiebre, pasan desapercibos. Además, si se toma en partes del cuerpo como la muñeca no se va a reflejar la temperatura real del organismo”, indica Rodríguez.
En resumen, enfóquese en mejorar la ventilación de los lugares; lávese las manos constantemente; guarde la distancia física y evite aglomeraciones; use el tapabocas, especialmente cuando haga una visita familiar, en reuniones con amigos y cuando vaya a un establecimiento comercial o al puesto de trabajo, al igual que en el transporte público.
LA MEJOR ESTRATEGIA, EL AUTOCUIDADO
Todas las anteriores medidas implican que la mejor manera de protegernos es el autocuidado. Si no se atienden, el virus se propagará con más velocidad, hasta amenazar el funcionamiento de la red hospitalaria. Es así como las autoridades se ven obligadas a ordenar restricciones comunitarias para reducir la movilidad. En casos extremos, se puede volver a confinamientos estrictos, tal cual sucede actualmente en tres localidades de Bogotá: Usaquén, Suba y Engativá.
Para el médico Carlos Trillos, epidemiólogo y profesor de la Universidad del Rosario, la mejor manera de prevenir los contagios es el autocuidado, asumir la responsabilidad individual. “La situación se ha empeorado porque muchas personas se relajaron y descuidaron en las festividades de fin de año, lo que nos ha llevado nuevamente a medidas restrictivas por las autoridades”, comenta el experto.
Para cortar la transmisión del virus debemos ser conscientes de la importancia del autocuidado, ponerlo en práctica y ser muy estrictos. Esto implica aplicar las sencillas medidas que ya conocemos: tapabocas, lavado de manos, distanciamiento físico, evitar aglomeraciones y evitar reuniones en espacios cerrados sin ventilación. “Para que un tapabocas proteja se debe usar bien. No se trata de usar la mascarilla en el mentón, como bufanda. Con frecuencia vemos muchas fallas en el uso de la mascarilla: algunos usan el mismo tapabocas por varios días o semanas, estos se ven sucios y deteriorados, deformados, se escurren cuando hablan y dejan la nariz descubierta, otros los manipulan con las manos sucias, todo esto lleva a la pérdida su efecto protector”.
Trillos advierte que en lo posible se deben evitar reuniones con familiares que no vivan bajo el mismo techo y con amigos. Ellos pueden generar una falsa confianza que termina con el descuido de las medidas preventivas. Esto no implica apartarse del mundo, pues se pueden mantener los vínculos afectivos a través de plataformas digitales, por contacto remoto.
También es importante que, ante cualquier síntoma, por leve que sea, no se confíe, se debe entrar en aislamiento y consultar inmediatamente al médico, inicialmente en forma remota, para que se descartarte o confirme la infección. “Existe el riesgo que personas con síntomas leves como tos pasajera y dolor de garganta entre otros, piensen que es un resfriado común, salgan a la calle o asistan a reuniones al sentirse mejor, aun cuando pueden transmitir el virus e infectar a otros. Infortunadamente, así empieza a perderse el control”, asegura Trillos.
Igualmente, el médico considera eficaz el fortalecimiento de estrategias como el PRASS, para detectar casos, rastrear y seguir contactos, hacer cercos epidemiológicos y aislar en forma selectiva a las personas infectadas, para cortar las cadenas de propagación.
Sin embargo, cuando las recomendaciones de autocuidado y las medidas preventivas no son acatadas y se relajan, las consecuencias son las que estamos observando: incremento de la circulación viral, del número de casos activos, de la ocupación hospitalaria y de cuidados intensivos (UCI), y de la mortalidad. Hay personas que están viviendo situaciones dolorosas como el fallecimiento de seres queridos, familias con varios miembros hospitalizados y complicados, consecuencia de reuniones de fin de año y otras situaciones prevenibles, expresa Trillos.
Para el manejo de la pandemia se tienen diferentes medidas, cuya utilidad e impacto depende de tomarlas en el momento oportuno, según el comportamiento epidemiológico. Si no hay autocuidado, las autoridades se ven obligadas a ordenar medidas cada vez más drásticas, que pueden ir desde restricción creciente de aforos en los diferentes establecimientos, pico y cédula, toques de queda nocturnos, hasta llegar a confinamientos focalizados y generalizados según el caso, todo para reducir la movilidad y la dinámica de transmisión viral, afirma el docente.
Carlos Trillos resalta que el manejo adecuado de la pandemia debe tener un equilibrio entre lo social, lo económico y lo sanitario. Cuando se toman medidas drásticas, se busca el frenar la transmisión para evitar consecuencias futuras más complicadas, con impacto negativo en el comercio, la economía y lo social.
Cuando ni siquiera estas medidas son suficientes, el problema avanza y el panorama se hace muy complejo. Imaginemos que en una clínica hay tres pacientes que requieren al mismo tiempo manejo en UCI con ventilador, y solo tenga un cupo disponible. En primer lugar, se debe buscar la posibilidad de traslado a otra institución, así sea en otro municipio. Si esto no es factible, el equipo de salud debe priorizar y decidir a quién darle el cupo. “No queremos llegar a esta situación, que ya se ha vivido en algunas partes del mundo. Al llegar a estos extremos, son necesarios los confinamientos estrictos, combinados con las medidas ya mencionadas”, concluye Trillos.
El pasado jueves 7 de enero ha sido el día en que Colombia ha confirmado más contagios, con la cifra récord de 17.576 casos positivos nuevos, que elevaron a 1.737.347 el total de infectados desde que comenzó la pandemia en el país.
Igualmente, Santander reportó un número histórico con 962 casos en un solo día, para un total de 70.899 personas diagnosticadas hasta ahora.
/Colpprensa