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El título podría ser “Economía de posguerra” y el país necesitar un Plan Marshall, aunque hoy, a diferencia de 1947, el enemigo atacó a todo el planeta, los países están enfrascados en curar sus propias heridas y la solidaridad es escasa, por lo que es necesario enfrentar la pospandemia con pragmatismo, a partir de cifras preocupantes:
La meta de crecimiento del PIB para 2020 era del 4 %; el Gobierno la ajustó a -5,5 %, con una caída de 9,5 puntos, pero la OCDE lo estima en -6,1 % y el FMI en -7,8 %.
La meta para el déficit fiscal era del 2,2 % del PIB; la Regla Fiscal lo estiró hasta el 8,2 %, pero seguramente superará el 10 %.
Un déficit del 2,2 % requería 22,1 billones de endeudamiento; a la fecha es de 69,4 billones y se estima que se requerirán 100 billones. De hecho, el presupuesto para 2021 incluye 64,1 billones de crédito y un faltante de 26,1 billones sin financiación.
La meta de recaudo tributario era 168 billones; hoy es de 144 y será difícil alcanzarla. No pintan mejor las demás variables macroeconómicas, con excepción de la inflación, que se mantiene baja por la drástica caída de la demanda.
Preocupan las soluciones, porque la inmediatez nos lleva siempre a las mismas, de acudir a los sectores intensivos en mano de obra: construcción e infraestructura, abandonando al campo con las consecuencias conocidas. No desconozco su eficacia como motores del desarrollo, pero debo recordar la importancia estratégica de la producción agropecuaria y la paz rural.
El Presupuesto es la ruta de las prioridades, y en el proyecto para 2021, “Agricultura y Desarrollo Rural”, con 1,76 billones, cae un 7,7 %, equivalente a 148 mil millones menos para un campo necesitado y que, paradójicamente, no se detuvo y reivindicó su papel en la seguridad alimentaria.
En contraste, los rubros de “La Justicia” (Rama Judicial, Fiscalía y Justicia y Derecho) crecieron y los tres suman 13 billones, cinco veces más que lo destinado al campo, para una justicia que brilla, mas no por su ausencia, sino por su excesiva e inane presencia, con dos sistemas, uno transicional con 100% de impunidad, y el ordinario con un vergonzoso 95%.
El Gobierno deberá revisar los Gastos de Funcionamiento, que crecen un 11%, enviando una señal del “Estado austero” que ha sido bandera del Centro Democrático.
Se perdió más de una década y las medidas que se adopten serán fundamentales, como es importante que la recuperación sea un “propósito país”, una propuesta del presidente que choca con intenciones políticas “carroñeras”, de apuesta al fracaso del Gobierno para llegar al poder con peligrosas promesas populistas.
Abogamos por el campo, pero entendemos las encrucijadas del Gobierno para dejar sentadas las bases de la recuperación. De ahí la importancia de la próxima campaña electoral y nuestra responsabilidad frente al futuro del país.
*Presidente de Fedegán