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Donald Trump estará presente el lunes en el Convention Center que acogerá la reducida convención republicana en Charlotte, Carolina del Norte.
Donald Trump estará en su salsa la próxima semana como estrella absoluta de la convención republicana, que lo nominará oficialmente para competir por un segundo mandato en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en Estados Unidos.
Forzado por la pandemia a realizar un cónclave partidario casi enteramente virtual, el magnate no tendrá las multitudes electrizantes que adora. Pero aprovechará cada momento para desplegar toda la artillería contra su rival Joe Biden, que acaba de ser investido en la cita cuatrienal del Partido Demócrata.
«Soy el único que se interpone entre el sueño americano y la anarquía, la locura y el caos totales», dijo Trump el viernes ante el Council of National Policy, un grupo de activistas conservadores.
«Me avergüenza un poco decir ‘Soy el único’. Pero no hay otra forma de decirlo. Tenemos que ganar las elecciones. Soy el indicado», aseguró, en medio de gritos de «¡USA, USA, USA!».
A diferencia de Biden, un veterano político de 77 años que realiza su campaña a la Casa Blanca sin moverse de Wilmington, la ciudad en el estado de Delaware donde reside, debido a la pandemia, Trump, de 74, no ha dejado de viajar por todo el país los últimos días.
Se dirigió a entusiastas seguidores para opacar la Convención Nacional Demócrata que tuvo su sede en Milwaukee, Wisconsin, aunque fue más que nada una trasmisión nocturna por TV e internet, con grabaciones y segmentos en vivo desde la sala de las casas de políticos, celebridades y simples ciudadanos.
En contraste, Trump estará presente el lunes en el Convention Center que acogerá la reducida convención republicana en Charlotte, Carolina del Norte. Entonces, 300 delegados de los 50 estados del país harán la votación nominal para designarlo.
Para regocijo del mandatario, los reflectores volverán a apuntar hacia él el jueves, cuando pronuncie su discurso de aceptación desde los jardines de la Casa Blanca, un entorno privilegiado que según sus críticos desdibuja las líneas tradicionalmente respetadas entre las funciones del presidente y los actos del candidato.
Pero Trump aseguró que hacerlo ahí era lo más seguro y lo menos costoso para el país, y que, después de todo, ahí está su casa ahora.
«Es un lugar que me hace sentir bien, hace que el país se sienta bien», le dijo al New York Post.