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Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, mostró su preocupación por la emergencia sanitaria que padece el mundo y que no le da tregua a las comunidades indígenas.
«En casi la totalidad de los 90 países donde se encuentran estos pueblos, frecuentemente en lugares remotos, muchas comunidades indígenas tienen un acceso inadecuado a servicios de salud, agua potable y saneamiento básico», señaló.
A juicio de la alta funcionaria, el estilo de vida comunitario puede incrementar la probabilidad de contagio pese a que en todo el mundo se ha visto ejemplos de cómo las comunidades indígenas han tomado medidas basadas en su fuerte organización interna para limitar la propagación del virus y reducir sus impactos.
«Aquellos que viven en áreas urbanas sufren usualmente de pobreza multidimensional y estas afectaciones se agravan por la severa discriminación, incluyendo en el contexto de acceso a la salud», añadió Bachelet y aseguró que hasta el momento más de 70.000 personas indígenas has sido contagiados por el COVID-19. Entre estos se incluyen al menos 23.000 miembros de 190 pueblos indígenas en la cuenca del Amazonas.
Preocupa a la delegada que más de 1.000 muertes se han registrado incluyendo varios adultos mayores que guardan un conocimiento de tradiciones ancestrales. Los fallecimientos incluyen la defunción del Jefe Aritana del pueblo Yawalapiti esta semana en Brasil.
«En esta vasta región que se expande por Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y la Guyana Francesa, 420 o más pueblos indígenas viven en tierras que están siendo dañados y contaminados de manera incrementada por la minería ilegal, la explotación forestal, la agricultura de tala y quema», precisó.
Argumentó que a pesar de regulaciones que restringen el movimiento y actividades económicas, muchas de estas que son ilegales han continuado en los meses recientes, junto con los movimientos de los misioneros religiosos que también exponen a las comunidades a un alto riesgo de infección.
A juicio de Bachelet, los pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario de las sociedades modernas o que se encuentran en las etapas iniciales de contacto, pueden tener una inmunidad particularmente baja a la infección viral, lo que crea riesgos especialmente agudos.
Para la delegada internacional, en general, la pandemia hace evidente la importancia de garantizar que los pueblos indígenas puedan ejercer sus derechos de autonomía y de autodeterminación. «Ellos siempre deben ser consultados, y deben poder participar en la formulación e implementación de políticas públicas que les afecten, por medio de sus entidades representativas, líderes y autoridades tradicionales».
Para Bachelet, estas iniciativas tratan de salvar vidas y proteger las redes de cultura, lenguaje y conocimiento tradicional que conecta a los indígenas con las raíces profundas de la humanidad.
«En este día internacional de los pueblos indígenas, mi Oficina se compromete a trabajar con pueblos indígenas, la OMS, los Equipos de País de Naciones Unidas, los mecanismos de derechos humanos, y los Estados, para ayudar a apoyar una mejor protección de sus derechos humanos fundamentales.
BOGOTÁ (Colprensa).